To Leslie: Andrea Riseborough nos salva de todos los sinsabores

1
De no ser por la nominación al Óscar y el breve bullicio que, con posterioridad, se generó en torno a la manera en que se candidateó a la película para este premio, es probable que To Leslie (Michael Morris) no hubiera alcanzado mayor trascendencia. Al presente, ha circulado por varios festivales y la mayoría de los premios y nominaciones que ha recibido son, más que nada, fruto del excelente trabajo de Andrea Riseborough, una actriz que, bien sabemos, no teme ponerle el cuerpo a la composición de sus personajes. Si la película supera por momentos la monotonía de telefilme para la siesta de domingo, no es gracias a la labor cinematográfica del debutante Morris o a la buena voluntad del guionista Ryan Binaco, sino pura y exclusivamente a la potencia interpretativa de Andrea Riseborough.
2
To Leslie cuenta la historia de Leslie “Lee” Rowlands (Andrea Riseborough), una mujer pobre de un pueblito perdido y polvoriento en el interior de Texas. En pocos años, Leslie ha desperdiciado los ciento noventa mil dólares que ganó al acertar la lotería y se ha convertido en alcohólica. Luego de su bancarrota, Leslie se ha enemistado con sus parientes —los viejos motoqueros Nancy (Allison Janney) y Dutch (Stephen Root)— y se ha distanciado de su hijo James (Owen Teague). Sin un centavo en el bolsillo y acosada por su adicción, Leslie acaba durmiendo en las calles. Esta situación la lleva a cruzarse con Sweeney (Marc Maron) y Royal (Andre Royo), quienes regentean el pequeño motel a la orilla de la ruta que cruza el pueblo. Sweeney le ofrece a Leslie trabajar en la limpieza del motel. De este modo, a duras penas, Leslie intenta recuperarse de su adicción y restablecer la relación perdida con su hijo James.

3
To Leslie es, evidentemente, la clásica historia de caída y redención de un personaje. Por el tema del alcoholismo, una de las referencias más ilustres es quizá Leaving Las Vegas (Mike Figgis, 1995), aunque To Leslie se sitúa a kilómetros del pesimismo de aquella cinta memorable. En este sentido, se agradece que, al menos, To Leslie no incurra en el edulcorado patetismo de los filmes que, por cierto, son sello de estilo de ese maestro de la estafa emocional llamado Gabriele Muccino, peligrosamente célebre por esa chupada de medias a la mentira del sueño americano que se titula The Pursuit of Happiness.
4
Por lo tanto, es Andrea Riseborough quien nos salva aquí de todos los sinsabores. Si les atraen las historias de tono mesurado y realismo inofensivo, To Leslie no les va a disgustar. Sin embargo, si prefieren ver a Andrea Riseborough en todo su esplendor (y ferocidad), mejor vayan a ver Mandy (Panos Cosmatos, 2018) o Possessor (Brandon Cronenberg, 2020).