Reseña: El imperio de la luz

Luego de dirigir dos entregas de James Bond y la célebre película bélica 1917, Sam Mendes vuelve a darnos una producción dramática, que mezcla romance con cuestiones de salud mental y racismo, y nos propone personajes conflictuados. Escrita, dirigida y producida por Mendes, Imperio de luz se estrenó en los cines argentinos en febrero de 2023 y ha sido ya nominada a varios premios.

La trama transcurre en Kent, Inglaterra, en la década de 1980 y se centra en Hilary (Olivia Colman), una mujer con trastorno de bipolaridad que trabaja en un cine. Allí mantiene una relación con su jefe Ellis (Colin Firth), quien está casado. La vida solitaria de la protagonista se ve alterada por la llegada de Stephen (Michael Ward) como nuevo empleado, un joven afrodescendiente con el cual comienza una relación amorosa. Los problemas que atraviesa este vínculo se hacen evidentes rápidamente: el racismo y los ataques de los skinheads a Stephen y la recaída de la protagonista cuando deja de tomar los medicamentos para su condición. La película tiene aparte varias referencias sutiles a otros cambios de la época, como la música (tanto el reggae como el punk) y la moda.

La actuación de Colman es una constante maravilla, otorga una interpretación dramática realmente cautivadora y angustiante. Su interpretación de la bipolaridad bajo la medicación, describiéndola como “entumecida”, y en sus momentos depresivos y maníacos es perfecta. Las referencias a su relación con su padre y su madre le dan más profundidad al personaje y un sentido más realista a su vínculo con Ellis. La actuación de Ward también se destaca, aunque su personaje no es tan atrapante como Hilary y de a momentos da la sensación de que su función es ser un trigger para ella y no parece tener agencia por fuera de eso.

De todas formas, la trama del racismo y el conflicto con los skinheads está muy bien lograda, en especial durante la primera mitad de la película, cuando Stephen es el único personaje afrodescendiente que aparece en la pantalla y da la impresión de aislamiento y soledad frente a la violencia. Dentro de los personajes secundarios las actuaciones de Colin Firth, Tom Brooke (Neil, otro empleado del cine) y Toby Jones (Norman, el proyeccionista) son brillantes y la relación entre sus personajes y Hilary y Stephen amplía la visión que uno tiene de los protagonistas. El final deja claro que esta producción apunta a ser un tributo al cine, con escenas parecidas a las de Cinema Paradiso o Babylon, aunque no logra generar la misma emoción que estas.

La película ha obtenido varias nominaciones en distintos premios y no ha logrado aún conseguir ninguno. Sin embargo, está nominada a mejor fotografía en los próximos Premios Óscar, que se llevarán a cabo el 12 de marzo, y compite en dicha categoría con Elvis, Tár, Sin novedad en el frente y Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades.