The Medium: la exorcista rural

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Entre finales de 2021 y principios de 2022 se habló mucho de The Medium en los blogs de cine de terror. La cinta —una coproducción entre las productoras Showbox de Corea del Sur y GDH 559 de Tailandia— generó bastante expectativa entre los seguidores del terror proveniente de los países asiáticos que bordan el Pacífico. Por un lado, el director —el tailandés Banjong Pisanthanakun— era bien recordado por el emblemático film Shutter (2004). Por otro, el autor de la historia —el surcoreano Na Hong-jin— contaba en su historial como director y guionista dos potentes thrillers, Chaser (2008) y The Yellow Sea (2010) y esa inclasificable maravilla que es The Wailing (2016).
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The Medium se estrenó en Argentina en mayo de 2022. Sin embargo, desde mucho antes circulaban ya algunas copias non sanctas por las redes. No pareció despertar mucho fervor en las salas de cine, aunque sí fomentó bastante debate acalorado entre los comentaristas de blogs. Cierto grupo la acusaba de aplicar el recurso del falso documental de manera infiel. Un segundo objetaba su extensión y su paso moroso. El tercero renegaba del final por hallarlo desaforado. Los grupos que defendían la película destacaban la composición de los personajes, la construcción del suspenso y, sobre todo, el desarrollo del folclore y las creencias de Isan, zona rural al noreste de Tailandia donde la historia transcurre. Desde ya les anticipo que mi lugar se encuentra entre los que se inclinan a favor de la película.

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The Medium es una cinta larga. Dura poco más de dos horas. Arranca de manera apacible, como el registro documental de las actividades cotidianas de Nim Tonvali (Sawanee Utoomma), médium que declara estar poseída por la diosa Bayan. Su oficio deriva de una práctica ancestral que se prolonga en las mujeres de su familia. Bayan posee siempre a la primera hija mujer. Así, de la abuela de Nim, Bayan pasó a su tía, y luego de allí a su hermana mayor, Noi (Sirani Yankittikan). Sin embargo, Noi quebrantó la tradición familiar al rechazar el don divino. Por este motivo, Bayan pasó de Noi a Nim. La grabación del documental comienza a incrementar su ritmo cuando Nim recibe la noticia de la muerte de su cuñado, Wiroj Yashantia, esposo de Noi. Nim revela a los documentalistas que la familia de Wiroj sigue una larga línea de desgracias. El abuelo fue asesinado, la fábrica del padre sucumbió a un incendio, el propio Wiroj falleció de cáncer y su primogénito, Mac, murió en un accidente de motocicleta. De este modo, la única compañía en la viudez de Noi es su hija Mink (Narilya Gulmongkolpech). Nim asiste al funeral de su cuñado. Al finalizar la ceremonia, Mink comienza a manifestar conductas extrañas. Al principio, Nim supone que esas conductas quizá sean manifestación de la posesión de Bayan. Noi rechaza esa posibilidad y opta por considerar esas reacciones como síntomas de una enfermedad. No obstante, la situación recrudece. Mink se muestra cada vez más errática y agresiva. Las primeras conjeturas muy pronto se vuelven insostenibles. ¿Es una enfermedad lo que Mink padece?, ¿y si no es Bayan sino alguna otra potencia vengativa lo que intenta poseerla?
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La interpretación del enigmático padecimiento de una muchacha que ha perdido a su padre y que depende solo de su madre remite directamente a un clásico del cine de terror: El exorcista (1973) de William Friedkin. The Medium, en gran medida, es una ingeniosa traducción de El exorcista al folclore tailandés. Incluso el costado de thriller de la cinta de Friedkin se traslada con gran soltura a The Medium. En efecto, el equivalente de la investigación del crimen en The Medium es la genealogía de las desgracias familiares. Nim descubre que Mink se sitúa en una encrucijada. Por un lado, desciende de una madre que ha rechazado su linaje chamánico. Por otro, es heredera de una línea de infortunios que persevera en la familia de su padre. Hacia dónde se inclinará el destino de Mink y qué tanto puede obrar Nim en el porvenir de su sobrina mediante su don: esta es la gran incógnita que atribula la médium.

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En cuanto a los acontecimientos finales de The Medium, que algunos tachan de excesivos, puede que haya algo de cierto en esta afirmación. En este punto, el relato planta el pie en el acelerador. Ahora bien, este hecho no le quita coherencia a la historia. Para justificar esta aseveración, vuelvo a las escenas finales de El exorcista: si uno hace memoria, recordará que el momento culminante no consiste en un ritual realizado según las normas eclesiásticas, sino en un arranque violento del padre Damien Karras. En este sentido, me parece que The Medium apuesta al mismo juego. Y tal vez lo que parece fuera de tono se debe en realidad a la extrañeza que despierta el aire folclórico de la ceremonia final.
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A mi modo de ver, The Medium es una de esas felices traducciones que viene haciendo el cine del sureste asiático de ciertos géneros clásicos hollywoodenses. En particular, este film esconde en su ADN el cine de terror de los 70 (del que suele derivar también ese puñado de buenas películas mal caratuladas como terror elevado). Y esto no es casualidad. Como comenté al principio, detrás del libreto de The Medium se encuentra Na Hong-jin, un probado traductor de lo mejor del thriller estadounidense de los 80.