35° FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA: RESEÑAS DÍA IX

Competencia Argentina, por Benjamín Héctor Minevitz

  • Las motitos, de Inés Barrionuevo y Gabriela Vidal (2020)

Otra producción cordobesa en la Competencia Argentina del 35° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Se trata de Las motitos, película codirigida por Inés María Barrionuevo y Gabriela Vidal. Es una de las pocas producciones de ficción pura presentada en esta competencia. Está inspirada en la novela “Los chicos de las motitos”, de la guionista, Gabriela Vidal. La dirección de fotografía es de Marcos Rostagno, el sonido de Atilio Sánchez y la música original de Andrés Toch. La producción estuvo a cargo de Martín Paolorossi y Andrea Vitali. Fue filmada en el barrio Rosedal, una barriada suburbana ubicada al sudoeste de la ciudad de Córdoba. La película registra una duración de 84 minutos.

Juliana es una adolescente de 14 años que queda embarazada. Quiere interrumpir el embarazo pero tiene miedo a la medicación oral. Para una práctica quirúrgica no tiene dinero. Lauti, su novio, otro jovencito como ella, tampoco lo tiene. Las madres de ambos son personas adultas que en algún punto todavía no abandonaron totalmente el mundo juvenil. El marco social de la historia lo ponen en el suburbio de una gran ciudad, un conflicto policial con acuartelamiento incluido y algunos saqueos de jóvenes montados en motos o scooters de baja cilindrada. La cuestión femenina aparece puesta en evidencia desde el inicio, cuando Juliana deja el pintado de las uñas de sus pies a medio terminar para acudir corriendo al llamado de la bocina de la moto de su novio. Habrá que ver si en el transcurso de la historia logra correrse de ese lugar.

Juliana y Lauti no participan de los robos pero los conocen. El resto de los chicos si lo hacen. Aquel que no participa directamente,  se dedica a reducir mercaderías robadas. Erotismo, un poco de alcohol y marihuana completan el escenario. La cámara retrata de cerca a los personajes, los acompaña, se hace íntima con ellos.

Buena actuación de Carla Gusolfino en el rol de Juliana.              

Las motitos es una historia de amor que se sostiene y que vale la pena ver.

Competencia Internacional, por Fabio Vallarelli

  • Shiva Baby, Emma Seligman (2020)

Shiva Baby es la ópera prima de la directora canadiense radicada en Nueva York Emma Seligman. Es la versión «larga» de un cortometraje que lleva el mismo nombre y que fuera estrenado en el 2018. Ambas películas están protagonizadas por la misma actriz: Rachel Sennott.

La película transcurre casi en su totalidad en un velatorio judío al que Danielle (Sennott), una joven que está en temprana edad universitaria, asiste con sus padres. Previo a ello, en la primera secuencia del film, vemos a la protagonista teniendo sexo con un hombre mayor que ella, lo que se conoce en la jerga como un sugar daddy. A riesgo de quedar como un viejo frente a las nuevas generaciones, esto significa que Danielle mantiene una relación sexual o sexoafectiva (entiendo que esto último podría ocurrir también) con esta persona, a cambio de regalos y sumas de dinero.

El conflicto de la película estalla cuando Danielle se encuentra con su amante en el medio del evento y este está acompañado ni más ni menos que por su esposa y su hijo bebé.

Seligman maneja con mucha soltura la puesta en escena de la película y domina muy bien el tono y los chistes. Shiva Baby es una comedia juvenil oscurísima, en la cual el conflicto está todo el tiempo latente, pero siempre de forma novedosa se esquiva el desenlace. La construcción de la protagonista como un personaje deleznable es perfecta, porque al mismo tiempo tiene la humanidad suficiente para que el espectador logre conectar con ella y empatizar frente a la situación delirante que atraviesa. Hay, además, entre tanta oscuridad, algunos pasajes de dulzura entre los personajes, como esa complicidad hacia el final entre Danielle y Maya (Molly Gordon), que lo vuelven un film entrañable.

De lo mejorcito en la competencia internacional de este año.

  • El año del descubrimiento, de Luis López Carrasco (2020)

La gran ganadora de este año fue este documental español dirigido por Luis López Carrasco de más de 3h de duración.

Nobleza obliga, casi la dejo pasar de largo. Es muy difícil para mí, más en los tiempos que corren, sentarme a ver una película tan larga si no es en una sala. Sin embargo, a fuerza de recomendación y comentarios varios, decidí embarcarme en el viaje para ver si era tan buena como decían que era. Y la verdad que sí, es impresionante. La mejor película que vi en el festival, y diría en el año. Una verdadera joya.

El año del descubrimiento es bastante difícil de explicar. La versión más sencilla sería ir a la sinopsis y decir que se trata de una película que mediante una gran cantidad de entrevistas recupera tres sucesos históricos de España que ocurrieron el mismo año, 1992: por un lado los Juegos Olímpicos de Barcelona; por el otro la celebración de los 500 años del descubrimiento de América con una muestra permanente en Sevilla; y por último, una serie de protestas e incidentes populares que tuvieron lugar en Cartagena, Murcia.

Es más complejo porque a través de estos tres momentos Luis López Carrasco recupera con una maestría notable toda la historia de España del siglo XX y XXI: la guerra civil, la caída de la segunda república, el franquismo, el regreso de la democracia, la entrada en la Unión Europea, la crisis del 2008, y el presente de tensión entre los sectores más progresistas y el recrudecimiento de la derecha más irracional que encarna VOX.

Toda esta historia se pone en valor con el testimonio de personas comunes y corrientes, que a través de sus vivencias van hilando ese tramado de memoria colectiva y uniendo los diferentes tópicos. Por supuesto, esto no es natural ni mucho menos. Que sea vea como «algo dado» es el resultado de un impresionante trabajo de edición y catalogación de archivo, y de horas y horas de registro resumidos en una película larga, pero que tranquilamente podría tener la duración de Shoa de Lanzmann y a nadie le molestaría demasiado.

Una película en apariencia simple, pero descomunal. Si vale el término: obra maestra.