Disclosure: una ventana hacia la representación trans en Hollywood. ¿Dónde estamos parados y hacia dónde hay que caminar?

Aunque el estreno de este documental fue en enero del 2020, en Argentina apareció en la plataforma de streaming Netflix nada más ni nada menos que en junio, mes del orgullo de la comunidad LGBTQ+, a la cual muchos de nosotros pertenecemos. A pesar de todo el revuelo que suelen armar este estilo de producciones, poniendo sobre la mesa conversaciones que ciertos sectores de la sociedad se niegan rotundamente (y sin razón) a tener, Disclosure pasó más desapercibido de lo que inicialmente parecía. Poco importó que fuera una producción del mismo Netflix apuntando a la inclusividad en una fecha fundamental para discutir estos asuntos. El gigante de la N roja no le dedicó la exposición y preponderancia como lo hizo con otras de sus creaciones. Pero esto no es una crítica a la obra en sí, ni a su director Sam Feder, sino a las empresas y plataformas de entretenimiento que hoy en día dominan el mercado y parecen haber descubierto que la representación apropiada y el reconocimiento de comunidades disidentes y oprimidas son una herramienta de marketing que pueden agarrar y soltar como quien agarra una pistola de agua en verano y después la deja tirada en el fondo de un cajón.
Eso, de todas maneras, es una conversación completamente distinta y no es el foco de esta reseña.

Antes de sentarme a ver el documental estaba algo interiorizada sobre el tema. La lucha de las personas trans en Argentina es una que se sigue dando aún hoy, a pesar de los derechos conquistados. Todavía quedan pendientes muchísimas batallas, entre ellas la del cupo laboral, que es un tema que este documental toca, pero muy por arriba y por supuesto referido al mundo del espectáculo y del cine. De todas maneras lo primero que hice al terminar de verlo fue buscar opiniones trans, tal vez contrarias a la mía. Mi primera impresión fue fantástica. Me emocionó, me hizo reflexionar, me abrió las puertas a un mundo del cual veía pedazos, pero no su forma completa. Pero ¿realmente es tan así? Más allá de que es importante escribir sobre esto, que se difunda, que la conversación llegue a todas partes, me es muy difícil como mujer cis entender cómo es vivir luchando contra el prejuicio y la falta de representación. Así que partí en búsqueda de una voz más autorizada para encontrar, tal vez, un aspecto del documental que yo no hubiera tenido en cuenta. Y lo hice, y cómo. El artículo “Disclosure, persiguiendo la imagen trans en films”, de Caden Mark Garden (se puede encontrar en reverseshot.org) considera críticas desde una perspectiva que quien les escribe, seguramente por falta de conocimiento y previa investigación, nunca hubiera pensado. El periodista hace una recorrida histórica en detalle por la imagen trans en cine y televisión, y argumenta que el documental se centra únicamente en la discusión a un nivel superficial, concentrándose en la representación masiva que se dio en películas taquilleras o series de prime time. Observa con mucha razón que los artistas trans no esperaron años y años al lado del teléfono (fijo, en ese momento) a que los monstruos de la industria los llamaran, sino que activaron sus propios proyectos y ese hecho es pasado de largo en la producción de Netflix.
Leer esta nota me llevó a pensar que tal vez el documental hubiera funcionado mejor en un formato de varios capítulos. A ver, Netflix, nos consumimos como bestia ocho episodios sobre gente que cría tigres y hace cualquier locura, podemos ponernos un poco las pilas con este tema. Sin embargo, no se puede negar que, con sus defectos, la producción no falla al darle luz a un problema latente en Hollywood. La falta de representación trans, los estereotipos, el uso de estos personajes como burla o “punchline”, la falta de exploración de la masculinidad trans y la cantidad de actores trans dejados de lado, relegados a papeles intrascendentes. No es casualidad que la película utilice escenas de Daniela Vega tanto en el principio como en el final, recordándonos que no fue hasta 2018 que Hollywood se decidió a premiar una película como Una mujer fantástica.

A medida que los artistas y periodistas entrevistados en Disclosure nos van contando sus producciones preferidas, las que los hicieron sentir representados, las que no, e incluso sus experiencias y sus referentes, observan que algunas producciones, a pesar de sus problemas, construyen más de lo que destruyen. Es importante tener en cuenta al sentarse a ver este documental que tan solo es un punto de partida que nos invita a investigar más. A algunos les abrirá los ojos, pero depende de nosotros seguir profundizando, seguir buscando información y visibilizar esta conversación, esta lucha que se da en nuestro mundo día a día y a la cual no debemos ser indiferentes. Disclosure, en ese sentido, es una buena forma de comenzar.
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