Ozark, temporada 3: primero la familia
Ozark es evolución. Temporada a temporada se supera, haciendo una más entretenida que la otra. Sin duda que la primera puede parecer lenta, pero sólo sienta las bases y la paciencia será recompensada con creces.
Repasando: Marty Byrde (Jason Bateman) es un asesor financiero que es arrastrado a lavarle dinero a un poderoso cártel de drogas mexicano y obligado a mudarse desde Chicago a la pequeña comunidad de Ozarks, en el estado de Missouri, donde el bueno de Marty se las deberá ingeniar para lavar en un corto período de tiempo 40 millones de dólares. Obvio que, en el medio lidiará con los personajes autóctonos de Ozarks y que superada la misión inicial se plantearán otras, porque, vamos, la ambición es el motor narrativo de este tipo de historias. Para refrescar un poco, acá hablamos de la temporada 2.
En la pasada temporada presenciamos el crecimiento de Wendy Byrde (Laura Linney), ya no como la insatisfecha esposa, sino reclamando su lugar en la mesa y demostrándoles a todos, y especialmente a Marty, su valía. La supervivencia es una cuestión familiar y ella lo dejará más que claro, incluso siendo a veces más fría y calculadora que su marido. Los Byrde están atrapados por la presión externa, que en cierto punto afecta lo interno.
Es así que desde un inicio tenemos a los Byrde jugando en puntas opuestas. Marty intenta el perfil bajo luego de obtener el casino para no pegarse detrás al FBI, mientras que Wendy, más ambiciosa, busca una ampliación al querer adquirir otro casino con los hoteles que poseen. Este tema será de choque en la pareja, la confianza es algo que no existe y mentir es lo que mejor les sienta. Cabe destacar las terapias de pareja a las que asisten, con una manipulación de parte de los dos, de la terapeuta, escuchas, silencios, todo es válido (y oculto) en esta guerra fría Byrde. Pero, claro, la regla número uno es mantener a la familia unida, todo hay que disimularlo. Todo en silencio, Marty intentará sabotear los planes de Wendy, mientras que ella contraatacará creando una ONG sin fines de lucro. Marty no quiere pegarse demasiado al cártel, pero ya es tarde.
Quien no está a gusto con los problemas internos de los Byrde es Helen Pierce (Janet McTeer), fría como un témpano, abogada del cártel, el nexo entre los narcos y la familia de Los Ozarks. Aliada y antagonista al mismo tiempo, simboliza el peligro con el que tratan en la tierra de Trump. Ella es el Gran Hermano, observa todo, cuestiona todo, transmite todo lo que quiere Navarro y ejecuta (si lo sabrá el padre de Ruth) lo que obstaculice los objetivos trazados. Cualquier error, cualquier traspié, ella lo comunicará a México y los Byrde pueden morir.
Claro que los elementos desestabilizadores siempre son los externos, y especialmente los nuevos. Por eso, en cada temporada, la introducción de nuevos personajes es lo que genera los mayores cimbronazos y cambia las estructuras de relaciones, las lealtades, las traiciones. Así tenemos al más destacable, el hermano menor de Wendy, interpretado por Tom Pelphrey (Ward en la olvidable Iron Fist), Ben Davis, quien sufre de un trastorno bipolar, y bueno, sabemos lo que puede conllevar esto en la situación familiar, donde el perfil bajo y el silencio son las mejores maneras para lograr sus objetivos.
Otra introducción es la agente especial del FBI Maya Miller (Jessica Frances Dukes), acechando los números del casino en cada esquina, escudriñando toda boleta y movimiento raro de dinero. ¿Tenerla tan cerca es peligroso? Por supuesto que sí, pero es la situación perfecta para que Marty demuestre su valía al cártel, el cual se encuentra en guerra con un cártel rival.
Estos dos personajes (y tres si sumamos a la hija de Helen) son ejes importantes para las nuevas relaciones de lealtades en la siguiente temporada. Ruth Langmore (Julia Garner) es la mano derecha de Marty luego del crecimiento que vimos de ella en la temporada anterior. Su lealtad no está en duda, y su valor es subestimado. Varias situaciones (sin spoilers, me abstengo) pondrán su lealtad entre signos de preguntas, motivadas por nuevas relaciones de amor, primero con Ben, el hermano de Wendy, y segundo por su reacercamiento a Wyatt (Charlie Tahan), su primo, con quien estaba distanciada luego de descubrir que ella mató a su padre y tío. Y si hablamos de nuevas relaciones, Wyatt es un caso. Aislado y solitario, encuentra en Darlene Snell (Lisa Emery) pertenencia… y algo más. Darlene, luego de la muerte de Jacob, tiene un resurgir, poco a poco va cimentando su regreso en la disputa del poder. Poder que nunca perdió per se, ya que demostrará su influencia en Los Ozarks en varias situaciones, pero manteniendo un espíritu trumpista, su lucha es para que los nativos de Ozarks sean quienes manejen las cosas, los negocios, el contrabando, las políticas y no los de afuera (¡teléfono Marty Byrde!). ¿Contestará el llamado Ruth?
Para el final dejo al tiburón. Durante dos temporadas, algo que la serie manejó a la perfección fue el temido Omar Navarro. Siempre lo escuchamos, nunca lo vimos, como en Tiburón (1975), de Steven Spielberg. No ver al Mal, al monstruo, acrecienta el miedo, nos genera más incertidumbre por el mítico miedo a lo desconocido. Se teme más a aquello que no vemos. Finalmente, Félix Solis pone la cara de Omar Navarro, vimos al tiburón, sabemos que es humano y como tal, puede ser falible. Y como humano, puede sufrir, tener miedo, y lo notamos cuando su familia sufre un atentado. ¿Acierto o desacierto? Creo que mantenerlo en el misterio las primeras temporadas fue algo sumamente acertado, y al ver la injerencia narrativa que tiene la aparición de Navarro demuestra que fue el momento justo para mostrarlo. Más teniendo en cuenta que, según sus creadores, la serie está pensada para cinco temporadas.
Pero no sólo se trata del panorama externo de los Byrde, ya que algo se rompe con lxs hijxs, especialmente con Jonah (Skilar Gaertner), en plena adolescencia y en el despertar sexual, el crecimiento abrupto que tuvo y el vivir situaciones con narcos lo marcaron. Charlotte (Sofia Hublitz), algo más resignada y asumiendo un papel de secretaria de Wendy, logró una estabilidad emocional totalmente contraria a la que mostró en la segunda. Primero la familia, los Byrde hacen todo por el bien de la familia, para mantenerla lo más segura posible. Hasta ahora, siempre que pasa algo sabemos que no va a pasar nada, es una sensación segura, pero me hago la pregunta: ¿tocará la muerte a algún miembro de la familia en el futuro de la serie?
En conclusión, Ozark mejora temporada a temporada. Las aristas abiertas para la próxima prometen una escala más en lo emocional gracias a los desarrollos lentos pero concisos de personajes como Darlene, Ruth y Navarro. Quizás el enojo de Jonah al final muestre otra arista, ¿primero la familia? Para la matriarca y el patriarca Byrde, primero la familia.