El enemigo está adentro, apuntes sobre “The Mist” de Frank Darabont.

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(Originalmente publicada en el Número 30º de la Revista 24 Cuadros)

Pensar un número en películas basadas en la obra de Stephen King es inmediatamente pensar en un nombre: Frank Darabont.

El porqué de esto es más que claro, difícilmente encontremos otro director cuya filmografía esté marcada casi con exclusividad por adaptar obras de un escritor. Es más, siendo un poco arriesgados, podríamos decir que el amor de Darabont por la obra de King es tal que solo le interesa dirigir películas para contar las historias de este escritor.

Como hemos mencionado, el caso de este realizador es muy extraño. Ha dirigido apenas cuatro largometrajes, dos de los cuales (The Green Mile y The Shawshank Redemption) están considerados por muchas publicaciones dentro de las mejores películas en la historia del cine. A su vez, solo una de estas cuatro películas no está basada en una obra de Stephen King, se trata de aquella gran película, injustamente vapuleada, The Majestic.

La última película que nos queda por mencionar de Frank Darabont, y que será el eje central de este artículo, es The mist, obviamente, también una adaptación de la obra de King.

El camino del director para poder realizar esta película fue larguísimo. Durante muchos años, luego de dirigir The Shawshank Redemption, Frank Darabont intentó llevar esta obra a la pantalla grande sin éxito. Nuestro amigo tuvo que esperar hasta el 2004, para que le dieran luz verde a su guión y aprobaran el proyecto, que finalmente vería la luz en el 2007.

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Allá por el número 6° de la revista, el querido Marcelo Gil, ya se encargaba de hablar de esta película en un análisis que además incluía al gran film de Carpenter The Fog. Para no repetirnos y tampoco abundar sobre lo que ya se ha escrito en La 24, les recomiendo que corran a su computadora o dispositivo portátil para crossovear, al mejor estilo Arrow y Flash, aquella nota con esta.

La historia que nos plantea The mist es muy sencilla: David Drayton (Thomas Jane, en uno de sus mejores papeles), es un diseñador gráfico que vive, junto con su mujer y su hijo, en las afueras de un pequeño pueblo en los Estados Unidos. Por la noche, una tormenta azota a la región, lo que obliga a la familia a refugiarse. A la mañana siguiente, David y su pequeño deciden ir al supermercado del pueblo por provisiones y demás elementos para reparar algunas roturas de la casa. Antes de salir observan que un banco de niebla se aproxima a la ciudad. Ya en el supermercado se ven sorprendidos por el relato de un hombre proveniente del afuera que les dice hay “algo” en la niebla. A partir de allí, extrañas cosas comienzan a suceder, a la vez que aparecen extraños monstruos con forma de insectos desde el exterior. Sin embargo, la lucha principal de los protagonistas estará puertas adentro, donde deberán evitar que la paranoia y el caos colectivo sea lo que los lleve a la perdición.

The Mist es una película atemporal. Para empezar la historia ocurre en la actualidad pero nos presenta un escenario digno del cine de Ciencia Ficción de los 70’ y 80’, planteando climas y situaciones que nos remiten a joyas del género que amamos, como Soylent Green, The Omega men, The Thing, Etc. Por otro lado, tenemos: un pueblo alejado de la ciudad, militares extraños, experimentos de dudosa legalidad y bichos gigantescos como monstruos a vencer. Falta Charlton Heston nada más.

The Mist

Por otro lado, el amigo Darabont, recurre a un tratamiento clásico para contar la película: la apertura, la presentación del personaje de Thomas Jane, todo ese inicio, remite a otra clase de películas que no se parecen en nada a este collage visual que vemos en el cine de género del 2000 en adelante. Ahora, todo ese clasicismo es dejado de lado al momento de introducir una cámara en mano y numerosos juegos de zoom, que se aproximan mucho más a la estética del found footage de nuestra época.

Los personajes también están caracterizados como si fuesen de otro tiempo: Los militares, los habitantes del pueblo, los protagonistas, todos están lookeados en una mezcla de pasado y presente que, como mínimo, es llamativo.

Hay entonces una evidenciada necesidad en Darabont de no precisar un tiempo y un espacio para el relato. Esto es arriesgado y el resultado es positivo, ya que le añade a toda la historia un manto de rareza necesario para volverla verosímil en los tiempos que corren, sin caer en lo Kitsch o bizarro (recordemos que los “malos” son insectos gigantescos y otros moluscos, con lo cual, lo que presenta es más que un desafío).

El acierto del director radica entonces en evidenciar dónde está la clave dramática de la historia. En The Mist los personajes están encerrados, pero el peligro no proviene del exterior sino del interior. El terror inunda a los personajes y estos deben responder, la razón no siempre triunfa y cuando aparece la religión y el fanatismo todo se vuelve más caótico.

Darabont maneja el relato con mucha sutileza. Por un lado acierta al esconder al enemigo externo (allí es donde está la gracia de la niebla y del terror, llegado el caso); pero a su vez, también nos muestra a las gigantescas criaturas, pero lo hace con lo mínimo y necesario para no caer en la trampa de volver al film un relato clase B.

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Al observar la película, puede uno notar como cada una de las decisiones que el director toma en son, dramáticamente, las correctas y las mejores para el film. El ocultamiento de lo desconocido y aparentemente peligroso es develado, pero no para explicitar a las figuras malignas, sino para correr el eje del conflicto. A partir de que vemos a los monstruos sabemos que ellos no son el problema a resolver, sino que el verdadero mal está en el interior, en los personajes. Hay entonces un punto fuerte de contacto en lo que Darabont plantearía luego como premisa para The Walking Dead (serie de la que fue el principal Show Runner en sus comienzos): Al igual que en aquel programa, los antagonistas son los propios seres humanos y su incapacidad para poder actuar racionalmente cunado las leyes desaparecen y surge el instinto animal. Todo se transforma de este modo en una lucha por sobrevivir a toda costa, amparándose incluso en un discurso religioso de dudosa justificación (hay que destacar en este punto el enorme trabajo que hace Marcia Gay Harden, interpretando a la la Sra. Carmody, una fanática del antiguo testamento).

Desde esta óptica, la niebla y todo lo que ella trae son sólo escenarios dentro de los cuales los personajes interactúan. The Mist, plantea entonces una película donde un grupo de personas deben reaccionar ante lo desconocido e intentar preservar su humanidad. Algo que queda de manifiesto con ese cruento final que inventa Frank Darabont para la película. Un final tan lleno de oscuridad que asusta (incluso el mismo Stephen King lo alabó).

No es la intención arruinarle el film a nadie, por eso no daremos más detalles de esto, solo vamos a mencionar y reiterar que es fuertísimo, a punto tal que, si tienen corazón, después de que aparecen los créditos se quedarán con un nudo en la garganta y sintiendo mucha pena  por el bueno de Thomas Jane.

Un dato que resulta curioso y que vale la pena mencionar es la aparición de muchos actores que son habituales en los proyectos del director como Laurie Holden, Jeffrey DeMunn y Melissa McBride (Andrea; Dale y Carol, respectivamente, en The Walking Dead).

Darabont, en resumen, plantea una película audaz y eficaz, toma lo mejor del relato de King, lo potencia y explota a más no poder, teniendo además el valor de agregarle su propio toque al relato. Se aleja en muchos sentidos de sus películas anteriores, animándose de lleno a entrar en un cine de género puro con un resultado más que satisfactorio.