Entrevista a Sebastián y Federico Rotstein, directores de «Terror 5»
Desde hace algunos años que tengo la suerte de cubrir el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Una cita hermosa en la que las mejores películas conviven a orillas del mar. Si bien esto suena un tanto meloso, no deja de ser cierto. Pero Mar del Plata no solo es eso, también – al igual que el BAFICI – funciona como una suerte de vidriera del cine nacional. Muchas películas hacen su primer tanteo con el público en las pantallas del festival y la repercusión que generan allí afecta a su posterior distribución.
En el caso de «Terror 5», la ópera prima de los hermanos Rotstein, podría decirse que el resultado fue más que auspicioso. Luego de un amplio recorrido en festivales, el film fue de lo mejor que se pudo ver en la Competencia Argentina de la última edición del festival y su inminente estreno – jueves 5 de enero – en las pantallas porteñas es una grata noticia.
A propósito del acontecimiento, tuve la suerte de juntarme a charlar con esta dupla, que no solo lleva la misma sangre en su interior, sino también, el mismo amor por el cine.
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Pueden leer la reseña previamente escrita de la película aquí
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¿Cómo nace la idea de Terror 5? ¿Siempre la pensaron como una suerte de relato coral pero de terror?
Sebastían Rotstein: Es un guión muy viejo que tenía otro destino. Lo había escrito en su momento para otros directores. Esa idea no prosperó, solo quedó escrito el guión y años después, luego de hacer el corto “Liebre 105”, que ganamos el concurso Historias Breves, dijimos «che se abrió el concurso ópera prima, presentemos algo». Mi hermano ya lo había leído en su momento, estábamos un poco envalentonados por el corto, nos mandamos y lo presentamos. Lo trabajamos mucho. Era episódico pero siempre tuvo como unión lo que pasaba con el congreso y con el juicio político, eso siempre estuvo, pero eran relatos consecutivos. Primero una historia y luego la otra. Con ese guión escrito de ese modo ganamos el concurso y así llegamos al rodaje.
La película tiene una estructura particular. Ustedes ya han comentado que la misma apareció en el montaje. ¿Cómo fue ese trabajo? ¿Cómo llegan a la estructura final de la película?
Federico Rotstein: Primero hacés – en Terror 5 como en casi cualquier película – una versión más fiel al guión. Ese corte duraba más o menos 95 minutos. Empezamos a laburar y había algo cuando la veíamos así que no nos terminaba de enamorar. Probamos intercalar la primera historia, que era la de la pareja en el hotel con la segunda, la de los autos. Intercalar el comienzo como para que quede como una suerte de prólogo en la película, donde vos entiendas que iba a ser episódica la cosa. Cuando vimos como quedaban las imágenes de una historia con otra se nos encendió una luz, dijimos «che esto funciona». Había ganado en ritmo, en significado porque se empezaban a emparentar las cosas. Probamos entonces después de ese mini montaje mezclar todas las historias para ver que pasaba y empezamos a jugar. Las posibilidades eran infinitas y un poco la esta forma final fue apareciendo.
¿Qué sienten de aquella primera versión del guión que funcionaba y luego en el rodaje no lo pudieron encontrar? ¿Qué cosas encontraron en el montaje que luego funcionaron mejor?
SR: La primera versión del guión, como te contábamos, ordenaba los episodios de modo lineal. Había una idea de como la violencia iba a creciendo hasta llegar a la rebelión final. Que en el guión funcionaba porque, como pasa siempre, en el guión vos imaginás que tenés todos los recursos, no las limitaciones. Entonces ahí funcionaba la escalada de violencia. Primero chiquitito en un telo, después un poquito más fuerte en el auto, después un poquito más fuerte acá y allá. Se iba todo como abriendo. Eso en la primera versión del montaje se perdió, por una cuestión productiva. Entonces hubo que buscar ese crescendo pero de otro modo. De alguna u otra forma ese crescendo se parece o toca bastantes puntos a los que necesitábamos tocar de acuerdo a lo que tenía la primera versión del guión. Pero con un recorrido completamente diferente. Es como que estaba el punto de partida, lo perdimos en el medio y lo recuperamos al final.
FR: Siempre es un poco así igual. Salvo que seas Hitchcock, siempre estás buscando la película y estás probando cosas. Más si es una primera película, no sabés muy bien cómo funciona, qué vas a poder hacer. Sobre todo en una película como Terror 5 que es muy ambiciosa, más que nada en la parte final. Nunca llegás al montaje con todo resuelto.
SR: Aparte hay otra cosa, vos viste la película. Bueno el final, eso en una película industrial ni lo filma el director, se manda una segunda unidad. Nosotros en el rodaje ese día estábamos ahí, y decíamos “cómo tomamos esto, qué hacemos” y en algún punto fue todo un salto de fe. Sabíamos lo que teníamos que buscar, pero sentarnos a planificar plano a plano como hicimos con casi toda la película era inabarcable.
Con relación a la historia de los zombies, que es un poco la que aparece de modo más subyacente a lo largo de todo el relato ¿En qué momento decidieron abarcar la actualidad o un periodo de la historia Argentina a través de esa temática? Está muy emparentado a lo que podría ser el 2001 o Cromañón…
SR: Sí por un lado, en lo que podría ser su interpretación. Ahora, el punto de partida era, al menos cuando el guión se estaba escribiendo hace diez años, Homecoming de Joe Dante. Había que ser así de explícitos. Era como bueno “che, vuelven los muertos a votar para que no gane este hijo de puta”. Creo que el género Zombie, con Romero de la mano y ese input de Dante le dieron una significancia que a mí me encanta. Entonces sí, nace a partir de todos esos hechos pero llegando al rodaje decidimos que eso se iba entender igual sin ser tan explícitos. Sin decir que era en el 2001, porque no sucede en el 2001; sin decir que eso era cromañón, y tuvimos que bajar las víctimas de 180 a 15, porque podíamos pagarle a quince extras. Después empezás a encontrar que la explicación no tiene nada de glamoroso y a veces lo creativo deviene de las limitaciones, en este caso fue así. La clave para que lo entienda cualquiera es que no esté anclado solamente para que lo comprenda el que vivió el 2001 o alguna tragedia que lo haya tocado en lo personal. Cualquiera puede ver ahí diferentes tragedias. O ninguna, algo que solo pasa en la película y punto.
La película presenta varios elementos del cine de terror moderno o más actual, sobre todo desde el tratamiento estético (la fotografía, Etc.) ¿Cuáles fueron sus referencias en este sentido?
FR: Hay algo del trabajo de los colores en Terror 5 que es más cyan. La modernidad viene más trabajando todo lo que tiene que ver con colores secundarios como el cyan y el magenta – como por ejemplo It Follows o The Guest – y decidimos entonces trabajar con ese color y el sodio para las calles de Buenos Aires. Fue como traer ese modo de trabajo para lo local. Después las referencias fueron muy variadas, por ejemplo tomamos un video de Romain Gavras “No church in the wild”, en el que hay unos manifestantes en París enfrentándose con la policía. Después un montón de referencias y cuestiones se terminaron de definir a partir de las locaciones que conseguís y los colores y las posibilidades que ahí podés explorar. Más allá de eso, apostamos a que la película tuviese una calidad técnica apreciable.
Hay algo también con el trabajo del tono más cercano a esas películas que mencionaban. No se busca el susto directamente, hay más una construcción del suspenso.
SR: It Follows es una película de personajes, de hecho es “It Follows”, te sigue. No existe ese mal, es como una entidad que te persigue. Como por ejemplo en «Fallen» que se pasaban el mal directamente tocándose. A nosotros nos interesa eso, por lo menos en está película: Personajes, cada uno con sus conflictos, que luego son atravesados por algo y ese conflicto se enfrenta con eso con lo cual es atravesado. Pero como espectadores nos parece interesante contar historias y personajes a los que uno pueda entender. Sucede por ejemplo con Carpenter. Carpenter es un director de terror pero sus películas no son de terror, si querés es de terror lo que cuenta. En ese sentido nosotros no fuimos detrás del susto, sino de sensaciones.
¿En qué momento deciden co-dirigir el proyecto? ¿Cómo fue el proceso de trabajo de ustedes siendo además hermanos?
SR: Fue siempre así
FR: Sí, siempre fue así. Hubo algo de la dinámica que estuvo bueno pero fue raro, porque no hubo una separación muy fuerte de qué hacía cada uno. Sí, nos dividíamos tareas o hay ciertas tendencias, pero la división rígida de qué hacía cada uno nunca existió. Eso es un vínculo administrativo y para encarar una película en conjunto necesitás un vínculo de otra índole. Entonces es medio natural, vas charlando y decidiendo según como se dan las cosas. Si necesitás separar “esto es tuyo, esto es mío”, a la larga medio que estás destinado al fracaso, porque el cine no es algo administrativo.
SR: No es matemático, en algún punto ya medio sabemos qué es lo que va a hacer cada uno. Está todo tan hablado que íbamos al set y ya sabíamos qué es lo que teníamos que hacer. Fede, por ejemplo, tiene más experiencia de manejo de set, entonces por ahí toda esa organización la llevaba más adelante él y yo aprovechaba esos momentos y me iba a hablar con los actores.
¿Qué dificultades ven en la distribución del cine nacional y qué experiencia hicieron o están haciendo ahora con Terror 5?
SR: La estamos haciendo. Yo creo que no es algo positivo ni negativo, es como son los hechos. Llegás al momento del lanzamiento con muy pocos recursos y poco para ofrecer de la película. Nosotros terminamos la película asociando a mucha gente, que era la único que podíamos hacer y ahora la película ya no está abierta para eso. Entonces tenés que apelar más al ingenio, y por ahí tenías ideas de lanzamiento que nunca contemplaste que requieren dinero, nunca lo pensaste. Es como con el guión, cuando estás escribiendo no pensás en las limitaciones. Imaginás el mejor escenario posible y no pensás que después vas a tener que buscar algo que se parezca a eso. El lanzamiento casi que funciona de la misma forma. Al menos en nuestro caso con Aura nos está yendo bien y podemos seguir pensando en el 5 de enero como la fecha de estreno. Si llegás con la palabra lo menos rota posible es más fácil también, porque al hacer una película y llegar al final estás en el límite de romper promesas todo el tiempo.
¿Cómo ven el panorama del cine de género en nuestro país? ¿Qué avances o que cambios notan que hubo respecto de los últimos años?
FR: Tiene como un lugar más preponderante dentro de la escena del cine nacional, no sé si eso es importante. Se hacen más películas. Es verdad que ahora se perdió cierta marginalidad y ocupa otro lugar, pero no sé si eso significa que las películas sean mejores.
SR: Todos los géneros tienen buenas, malas y varía según lo que le gusta a cada uno. Es un momento en el que es verdad que se está saliendo del gueto. Creo que para terminar de salir del gueto hay que hacerse cargo del momento histórico que estás viviendo. Tenés un concurso que el INCAA saca exclusivamente para películas de género. Entonces vos tenés que responder a eso con películas que puedan competirle a lo que podés bajar de un click de afuera. Que las películas se empiecen a ver mejor es importante. Vos vas al cine y pagás $180 para ver Rogue One y pagás $180 para ver Terror 5. Podrías decir “Por qué voy a pagar lo mismo por una película que me da más”, solo por tener más explosiones y esas cosas. El truco está, creo yo, en que la estética por una cuestión de recursos muchas veces no alcanza, entonces hay un contenido que tiene que estar ahí y decir “Ah, además me llevo esto, esta historia”, porque contra Rogue One no se puede competir, es un absurdo. No te digo que hay que encontrar una identidad. No la tenemos en el fútbol menos la vamos a tener en el cine de terror, pero sí creo que se puede tener clara la identidad de lo que hay que contar. Como aprovechar los recursos que te da el género.
FR: El consumo de cine es de género puro, sea comedia o terror. El cine de autor por lo general es más del circuito de los festivales. Lo que consume el público masivo es un cine de género, vos haciendo una película así llenás un vacío que tiene que ver con tu propio país, tu propia idiosincrasia. La escena final de Terror 5 es en el Congreso, no es el wall trade center. Es en Entre Ríos y Rivadavia. Eso es un valor que tiene el cine nacional que está empezando a conquistar. Nunca vas a competir contra Rogue One porque estás en dos mundos diferentes, pero sí tenés que empezar a tener un estándar de calidad que es lo que está empezando a tener el cine de género ahora, que deja el refugio de lo bizarro para hacer algo propio de los argentinos. Por otro lado, no es solamente que el INCAA se acercó. También los que hacemos estas películas, después de muchos años, hemos decidido acercarnos y profesionalizar el medio.
¿De qué van sus nuevos proyectos?
SR: Tienen que ver con el género, pero no lo pensamos como “Che, hagamos una de terror o una de suspenso”. Las dos que tenemos así como más avanzado en el desarrollo del proyecto nos colgamos más pensando en los personajes. En una un padre y un hijo vienen de Japón a Buenos Aires ha diseñar una línea de subte, escapando de un pasado. El elemento del género pasa a ser secundario al momento de ir desarrollando el proyecto. El otro es un melodrama a lo Christensen, medio como en “Los pulpos”, que deviene en una tragedia, basado en un hecho real.
FR: El último acto de esa la dirige Tobe Hooper.
SR: Es Christensen los dos primeros actos y Tobe Hooper el último, algo así. El primero se llama “O” y el otro se llama “Vida feliz”.
FR: Terror 5 o vida feliz. Literalmente.