Apuntes para la distribución independiente de Cortometrajes.
Introducción, planteo del problema.
Argentina es uno de los países con mayor cantidad de estudiantes de cine del mundo en franco crecimiento desde hace diez años. Las cifras son irrisorias incluso para países europeos: entre 15 y 16 mil personas asisten en nuestro país a escuelas o universidades con formación audiovisual. Esto es un fenómeno sostenido en el tiempo y que no tiene intención visible de disminuir en los años venideros, más bien lo contrario.
Tenemos entonces una gran cantidad de personas a lo largo y ancho de la república filmando, ya sea de manera curricular o extra curricular. En definitiva, formándose como potenciales realizadores cinematográficos -en cualquiera de sus áreas, porque un realizador no sólo dirige-.
Con este panorama, la cantidad de cortometrajes que se producen en nuestro país todos los años, no tengo datos estadísticos pero estimo debe ser muy numerosa. Hay en consecuencia un rico material, del más diverso y variado que, inexplicablemente, no se ve en ningún lado. La triste realidad es que la mayoría de los estudiantes de cine filman para que nadie vea sus películas.
Las escuelas de cine, en su mayoría, no dan respuesta a esto. Por alguna razón -quizá un miedo al éxito de los jóvenes estudiantes- los docentes obvian el tratamiento de la distribución como una pata más de la realización y producción cinematográfica. Se le resta valor a uno de los factores más importantes del cine, incluso en términos ideológicos, que es su rol comunicacional. Sin espectador la película no existe, nunca.
Es una situación similar a lo que ocurre en relación a la formación en producción cinematográfica. Muy pocos lugares enseñan a sus estudiantes a armar carpetas y presentar proyectos para buscar fomento y financiamiento para sus obras. El mundo académico del cine vive encerrado en un miedo retrógrado e inútil que busca esconder o, en el más triste de los casos, cobrar por el know how.
Todo esto se suma a una idea, muchas veces no tan acertada, relacionada a la supuesta hostilidad del ambiente. Conceptos como éxito, talento o competencia son utilizados y medidos de manera estadística con relación a la participación de los realizadores en festivales de cine. Hablo de aquello que creo expresa lo peor del mundo cinematográfico, nociones que encierran una lógica clasista y mercantilista. Un pensamiento que entiende el cine para pocos, alejado completamente del nuevo paradigma digital.
Creo que es necesario cambiar esa mirada, un primer paso para ello es quitarle la falsa solemnidad al arte cinematográfico. Sacar -sacarnos- esa presión de un falso posicionamiento en la industria y de alcanzar un lugar o estatus social a través del reconocimiento.
Mi intención con este artículo, lejos de fomentar aquello, es colaborar y aportar herramientas para todo aquel que una vez que tiene su cortometraje terminado busca poder exhibirlo.
Es importante entonces realizar toda esta introducción ya que hay una idea que no debe perderse nunca de eje: es necesario transformar nuestra mirada académica sobre el cine. Transformar lo que se enseña en las escuelas, modificar y democratizar todos los lugares de exhibición.
Un festival de cine es un espacio de encuentro, una posibilidad de descubrir personas que están haciendo lo mismo que nosotros o aquello que aspiramos a realizar. Debe funcionar como un ámbito para reflexionar, aprender e incorporar elementos que nos permitan establecer nuestro propio discurso. Ahora bien, un festival de cine jamás debería ser un espacio para medir conceptos inexplicables como el talento o el éxito. Ninguna película es mejor o peor por estar en tal o cual lugar. Toda selección es arbitraria y subjetiva.
Mi idea entonces es invitar a pensar la idea de festival de cine como una herramienta para el realizador y como una experiencia para el espectador (el versito no era intencional).
Desde este lugar es que el artículo no hablará de estrategias de distribución porque la finalidad es justamente que estas no existan. No se trata de pensar con la lógica mercantilista de diferentes etapas en las cuales primero se apunta a festivales Clase A, luego a más pequeños y así. La idea es que sus cortometrajes puedan verse, dónde sea, cuándo sea y cómo sea, sin que exista una dinámica comercial.
Por este motivo tampoco se hablará de distribuidoras, se busca que cualquier persona pueda tomar su película y ser su propio distribuidor, sin intermediarios, sin lobby, sin pagarle a nadie.
Distribución a través de plataformas
Desde hace varios años existen una serie de plataformas de envío online que facilitan la conexión con diferentes festivales de toda clase y categoría. El sistema suele ser muy sencillo: se completa una planilla de inscripción con los datos de la obra, se determinan diferentes categorías como la temática, la duración, el país y el año de producción. Finalmente las plataformas ofrecen la posibilidad de subir el video o linkearlo con la copia que se encuentre alojada en otro servidor como Vimeo o Youtube.
Una vez completado todo esto podremos bucear entre los diferentes festivales que tienen inscripción habilitada a través del sitio y finalizar la inscripción no suele tener mayores problemas. Se trata solo de elegir el festival del que queremos participar y luego estar atento a las fechas de las notificaciones. En la mayoría de los casos existe una doble notificación, por un lado a través del mail que hayamos registrado y luego desde la misma plataforma.
Un dato a tener en cuenta en este punto son las tasas de envío. Existen plataformas gratuitas y otras pagas. Esto quiere decir que en muchos casos se paga por el envío realizado a cada festival. Por ejemplo si decidimos inscribir a un festival “X” nos costará un crédito de envío, ese crédito es lo que la plataforma cobra por realizar el servicio, en la mayoría de los casos no suele costar más de 2 o 3 dólares, por lo que así y todo resulta más ventajoso que el clásico envío postal.
Además del costo del servicio de la plataforma hay que diferenciar entre los festivales que tienen tasa de inscripción y los que no. Algunos festivales cobran una cantidad de dinero como requisito para formalizar la inscripción, dependerá de las posibilidades de cada uno o el interés si enviar o no a esos festivales.
En los casos en los cuales los festivales no cobran tasa de inscripción, una buena estrategia para evitarnos el costo del servicio de la plataforma es buscar el sitio web oficial del festival. En muchas ocasiones los festivales que trabajan con plataformas también lo hacen de manera particular recibiendo material vía correo electrónico. De esta forma podemos enviar el material necesario por nuestra cuenta directo, sin necesidad de pagar el costo de un servicio.
Enumeración de plataformas más conocidas:
Uso de Filmfreeway y Festhome
De todo el listado previo recomiendo fuerte el uso combinado de Filmfreeway y Festhome. A mí entender son en la actualidad las mejores plataformas y su uso simultáneo permite enviar nuestro material a muchísimos festivales por muy poco dinero.
– ¿Por qué Filmfreeway?
Una primera razón para utilizar esta plataforma es su gratuidad. Filmfreeway no cobra por enviar el material a los diferentes festivales.
En segundo lugar posee una de las bases de festivales más amplias que existen en estos sistemas, incluyendo sitios de los más variados en cuanto temática, lugares de organización y posibilidades exhibición.
Filmfreeway permite cargar nuestro proyecto a la página o enlazarlo con Vimeo o Youtube, a su vez crea una página propia del cortometraje que es útil incluso para mostrar nuestro trabajo fuera de la plataforma.
Acá por ejemplo pueden ver la versión pública del perfil de un corto que subí hace unos años.
Dentro de la gran cantidad de festivales que tiene el sitio podemos encontrar muchos gratuitos y algunos que cobran tasa de inscripción o Fee. La cantidad de aquellos que no cobran nada para inscribir de todos modos es muy amplia, por lo cual se puede enviar nuestro material a una gran cantidad de festivales sin necesidad de pagar nada.
Finalmente, la mayoría de los festivales que se encuentran alojados en plataformas pagas (sobre todo de Europa y Estados Unidos) también lo hacen aquí, lo que de por sí vuelve a este sitio preferible frente a otros similares.
– ¿Por qué Festhome?
Festhome, al igual que Filmfreeway, posee una plataforma muy accesible para subir nuestro material. Tiene también un sistema de carga que, además de dejarnos subir un video de visualización, nos permite enviar copias de proyección en alta calidad a los festivales que lo requieran.
Por otro lado, Festhome cuenta con casi todos los festivales que se hallan en el resto de las plataformas y a su vez maneja muchos que no están en ninguno de los otros sitios (sobre todo festivales de América Latina y Europa).
Más allá de estas características que vuelven a Festhome una gran plataforma de envío, hay un elemento esencial que marca la diferencia entre este sitio y los demás. Se trata de un sistema de distribución anual que cuesta sólo 57,95 euros.
Por poco más de $6.000 (pesos argentinos) se puede enviar nuestro material por un año a todos los festivales que ofrece la plataforma sin pagar tasa de envío. Teniendo en cuenta que el sitio posee casi 3.000 festivales en su base de datos y la amplia posibilidad de distribución, en términos económicos es bastante razonable y preferible sobre cualquier otro sistema.
Consejos a la hora de distribuir nuestro material
En este apartado me propongo contribuir con diferentes herramientas que son de utilidad para poder distribuir nuestro material. No es más que una selección arbitraria de consejos que provienen de mi experiencia distribuyendo mis propios proyectos y su valor o utilidad se reduce a ello.
- A nivel local el INCAA posee un mapa de festivales nacionales. Esto es de suma utilidad porque nos permite ubicar los diferentes festivales que existen en nuestro país con su temática, región donde se realizan y las fechas en las que suelen llevarse a cabo. De este modo podemos confeccionar un propio calendario e ir chequeando cada tanto los sitios oficiales de los festivales para ver si se han abierto las inscripciones.
- A su vez el INCAA posee un correo de festivales gratuito, lo que posibilita que si queremos inscribir una obra en algún festival internacional podamos enviarlo a través del instituto sin pagar los costos del correo. Cualquier duda se puede consultar aquí: Coordinación de Festivales Nacionales, Av. Belgrano 1586, Piso 8, Tel: +5411 43 82 79 19.
- Una buena herramienta es aprovechar las redes sociales oficiales de los eventos. Suscribiéndose a las novedades de las páginas de facebook o twitter de los festivales se reciben notificaciones de fechas de apertura y cierre de inscripciones.
- Con relación a los festivales denominados Clase A y otros de cierto nivel e importancia (como Rotterdam o Hamburgo, por ejemplo), en la mayoría de los casos no trabajan con plataformas, por lo cual lo mejor en estos casos es entrar en las páginas de los sitios y estar atentos a las fechas de apertura y cierre. Como estos festivales se realizan habitualmente en la misma época todos los años, es recomendable armar un cronograma e ir siguiendo la información oficial a través de los sitios de los festivales.
- Existe en nuestro país un colectivo llamado Red Argentina de Festivales y Muestras Audiovisuales (R.A.F.M.A), desde allí se impulsan novedades sobre los diferentes festivales que se realizan en Argentina. La organización actúa también como un espacio de contacto directo con los diferentes organizadores. Recomiendo seguir las novedades de sus publicaciones, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos difíciles que corren para los festivales nacionales (ver comunicado aquí)
¿Qué otras cosas son importantes a la hora de difundir mi material?:
- Subtítulos: hoy por hoy google translate ha mejorado mucho y con un poco de ingenio más alguna ayuda de conocidos es bastante fácil traducir los diálogos de nuestro cortometraje. Una buena opción es usar grammarly que también nos ayuda a mejorar nuestras traducciones amateurs al inglés. Programas de edición como el Premiere CC permiten realizar los subtítulos en el mismo proyecto de edición y sino existen opciones muy sencillas de usar como el Subtitle Worlshop. Tener subtítulos mínimo al inglés de nuestra obra es muy importante, la mayoría de los festivales internacionales lo exigen.
- Presskit: todas las plataformas y festivales nos exigen una serie de materiales de promoción y difusión de nuestra película. Por lo general se trata de cargar dos o tres frames del corto en buena resolución; poster; foto del director; ficha técnica; sinopsis; y un teaser de la obra. Es muy recomendable hacer esto al finalizar el proyecto. Insisto, la conducta y el orden para distribuir nuestras propias películas son vitales. Pensar en estos elementos como una extensión del trabajo de la finalización del filme nos ayuda a tener de antemano todos los materiales que nos serán solicitados por los festivales para su inscripción.
- Redes sociales del cortometraje: esto es relativo, pero se usa. No soy muy fan de spammear con cuentas fantasmas de nuestras películas las redes sociales pero se utiliza y para varias personas es útil. En lo personal prefiero solo crear una fanpage de Facebook y allí ir cargando los materiales promocionales y difundiendo los espacios en los cuales la película se va a estar proyectando.
- Derechos de autor: no voy a incitar a la delincuencia y tampoco voy a comentar sobre ese docente que una vez me denunció una película a SADAIC, pero sí creo que es relevante explicar cómo funciona esto dentro de la mecánica de los festivales de cine para entender si nuestras películas pueden ser consideradas o no para ingresar a un evento. La mayoría de los festivales no exigen que el realizador TENGA los derechos de la obra y de la totalidad de los elementos allí vertidos (música, cesión de imágen de los participantes, seguros de rodaje, pago a sindicatos, Etc.). Lo que exigen es una declaración jurada donde el realizador SE HACE CARGO DE TENER LOS DERECHOS para exhibir ese material y DESLIGA A LA ORGANIZACIÓN DEL EVENTO de posibles reclamos de terceros. Esto parece lo mismo pero no lo es, se trata de un tecnicismo. Si yo uso una canción, supongamos Digital de Joy Division, debería tener los derechos de la hija de Ian Curtis y pagar a SADAIC, sin lugar a dudas. Ahora bien, el festival no me exige la boleta de pago y tampoco sabe si yo soy amigo de la hija de Ian Curtis y ella me cedió los derechos del tema, no le importa. Lo único que me dice es si la hija de Ian Curtis nos hace algún reclamo por pasar esta película con esta canción, vos te hacés responsable de lo que pueda pasar. Si se enterará la hija de Ian Curtis que mi película se exhibió en un festival de cine universitario en La Plata, por decir un lugar rándom, dependerá del azar, pero en el 90% de los festivales, incluso en los más prestigiosos, la película podría ser seleccionada, proyectada y hasta premiada sin ningún problema. Hace muchos años, en los 90, no había internet y las proyecciones semanales eran contadas con los dedos de una mano, un empleado de SADAIC podía mirar el diario y alertar sobre exhibiciones alternativas y cancelarlas por falta de pago de los cánones. Hoy esto es imposible. Reitero, esto no es un grito enajenado a la delicuencia, es explicar lo que ocurre. Usar música sin derechos puede sí traer problemas para alojar nuestro corto en Youtube cuando querramos liberarlo por los algoritmos de detección de la plataforma, en Vimeo en cambio esto es mucho más laxo.
Finalizando quisiera remarcar una vez más que la distribución independiente es una tarea que lleva tiempo, no es sencilla y requiere una cierta dedicación. No pretendo transformar el artículo en una suerte de texto de auto-ayuda barata, pero es importante tener en cuenta que la cantidad de materiales que se inscriben y circulan son muchos, y las selecciones siempre son arbitrarias. Que nuestra película no sea elegida para tal o cual lugar no quiere decir nada.
Como remarcaba al principio, la actitud y el trabajo de difundir nuestro material no debe perseguir una lógica mercantil, sino comunicacional. Lo importante de realizar este trabajo es intentar difundir nuestros cortometrajes, no hay que tener en mente una falaz legitimación de terceros. Las películas no se miden por festivales. En mi opinión personal, sencillamente, no se miden.
Pensar a la distribución como una etapa más de la producción de nuestros trabajos es pensar en que haya un espectador posible, se trata de entender el cine como un fenómeno colectivo. En definitiva, es verlo, desde un plano ideológico, como una posibilidad de conectar y conectarnos con el otro.
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