Fargo: el dinero no lo es todo

Fargo es una película dirigida por Joel y Ethan Coen y estrenada en el año 1996. Es una de las películas más reconocidas dentro de la factoría de los hermanos y la primera que los catapultó a las nominaciones de los Premios Óscar, de los cuales se llevaron uno (mejor guion original) de cuatro en 1997. Cuenta la historia de una serie de personajes que se ven envueltos en un caso de secuestro y múltiples asesinatos sucedidos en Minneapolis en el año 1987.
Fargo, detrás de todos sus personajes histriónicos, que se rigen solo por las reglas del propio mundo coeniano, tiene su esencia más pura en dos personajes clave: Marge y Norm, interpretados por Frances McDormand y John Carroll Lynch.

Hay dos escenas importantes que tienen como protagonistas a estos dos personajes. La primera escena es, a la sazón, la primera vez que los vemos a ellos. Es la madrugada, suena el teléfono. Cuando Marge atiende, Norm de forma inconsciente realiza un gesto que va a tener una resignificación luego, pone un brazo encima de su esposa, abrazándola. En ese pequeño movimiento yacen dos cosas muy importantes para la película. Por un lado, el primer signo de la conclusión de Fargo, que no es más que la unión de esa pareja. Por otro, se presenta a la repetición como un recurso narrativo que llevan a cabo los Coen (es harto sabido que, durante todo el proceso de realización, los hermanos actúan como una única mente creativa) durante toda la película. Cuando Norm, dormido y sin entender nada, abraza a su esposa de forma torpe es gracioso, pero lo es más cuando lo vuelve a hacer a la mañana siguiente, debido a la repetición casi mecánica de la situación.
En la escena en donde se presentan Marge y Norm, una vez que el deber del trabajo llama al personaje de McDormand, su esposo se levanta con ella y le prepara el desayuno. En ese acompañamiento desinteresado hay un amor genuino, un corazón que no se encuentra en ninguno de los otros personajes de la película. Y hablando de ellos, ni Jerry (William H. Macy), ni Carl (Steve Buscemi), ni Wade (Harve Presnell), ni Mike Yanagita (Stephen Park) son personajes que tengan otro horizonte que la ambición, y esa es su ruina. En el caso de los primeros tres personajes, la codicia financiera funciona como un hilo que los une. Jerry es capaz de hacer secuestrar a su propia esposa para ganar dinero; Carl es capaz de secuestrar y asesinar inocentes con tal de ganar dinero; Wade es capaz de poner en juego la vida de su hija con tal de no perder dinero.

Y desde este lado, es muy interesante Mike Yanagita, un personaje con una aparición mínima en comparación con la mayoría de los otros. Y con él, los Coen hacen algo que es arriesgado a nivel estructural, pero cuando es logrado, funciona de forma muy efectiva; es un recurso narrativo poco visto, que consta de plantear una subtrama paralela a la línea principal del film en donde se desarrolle uno o varios conceptos que el realizador quiera reforzar. Una película reciente que utiliza este recurso es Nope, de Jordan Peele. En ella se cuenta la historia de dos hermanos que luchan contra una fuerza natural maligna, y en el medio de la película se inserta una subtrama desarrollada en el pasado, en donde un personaje (Park, interpretado por Steven Yeun) realiza el mismo proceso que los personajes principales, pero tiempo atrás. Una suerte de espejo a la historia principal, que solo sirve para reforzar una de las tantas ideas que plantea la película. En Fargo, todos los personajes tienen una ambición que los lleva a la perdición, ya sea esta la detención, en el caso de Jerry, o la muerte, en el caso de Carl y Wade. Para reflejar el concepto de la ambición desmedida en los personajes, los Coen deciden poner a Yanagita en medio del relato, un espejo de estos personajes trágicos. Sin embargo, la ruina de Yanagita no es tan explícita como los casos antes citados, sino que lo lleva a un descenso moral. El espectador termina riéndose de Yanagita con Marge, esa es su trágica condena.

Si se plantea desde una perspectiva de narrativa clásica, se puede entender a Yanagita como un personaje inútil, que no hace avanzar el desarrollo de la historia. Sin embargo, la forma en la que se espeja la idea de la ambición y posterior caída por medio del personaje sirve para reforzar las bases del concepto dentro de la película.

La segunda escena importante que protagonizan Marge y Norm es la ídem final. Cuando toda la historia finaliza, Marge llega a su casa y se acuesta con su esposo. En un gesto de ternura verdadera, Marge felicita a su marido por haber ganado un reconocimiento gracias a una pintura que hizo. Luego de eso, Norm le dice a su esposa que la ama y acaricia su panza (donde está su primer hijo, a punto de nacer). Y así termina Fargo, con plano medio de dos personajes que se aman sin pretensiones o intenciones de ostentarlo. Al principio, se puede ver a esta dupla como un matrimonio sin gracia, que tiende a la comodidad de la rutina, cuando en realidad lo que representan, una vez que se comparan con los demás personajes de la película, es el único atisbo de amor real que hay en Fargo.