La Ira de Dios: ¿justicia divina o una mala racha?

La Ira de Dios (2022) es una película de suspenso argentina, dirigida por Sebastián Schindel y basada en la novela La muerte lenta de Luciana B. de Guillermo Martínez (escritor argentino). Su estreno fue el miércoles 15 de junio de 2022 en la plataforma Netflix, donde aún continúa disponible para verla.

La película comienza y finaliza con la misma escena, ambientada en la imponente y conocida librería del barrio de Recoleta, “El Ateneo Grand Splendid”, donde Kloster (Diego Peretti) hace la presentación de su último libro Odile & Odette. Entre aplausos y exclamaciones, aparece en escena el periodista Esteban Rey (Juan Minujín) quien le indica a Kloster que Luciana Blanco (Macarena Achaga) lo espera para hablar con él en el último piso del lugar advirtiéndole que, de no hacerlo, tendrá que afrontar un gran escándalo. Sin embargo, a los segundos y fuera de campo, se escucha cómo un cuerpo cae al vacío, provocando un escándalo y constituyendo la primera de muchas muertes por descifrar a lo largo del relato.

Durante el transcurso de la película, se dan una serie de saltos temporales, que cuentan cómo era la relación que Kloster tenía con su asistente, Luciana Blanco, cómo surgió el conflicto entre ambos y la inexplicable sucesión de muertes en la familia de ella.

El interminable sufrimiento de Luciana comienza con una demanda que ejecuta en contra de Kloster tras un acoso laboral ejercido por parte de él. Sin embargo, sin intención alguna por parte de ella, esta demanda ocasionará un daño irreversible en la familia de Kloster que luego Luciana deberá pagar con creces.

¿Justicia divina?, ¿ira de Dios?, ¿muertes premeditadas por la mente de un asesino o simplemente un suceso de eventos desafortunados considerados como una mala racha? Estas preguntas pendientes por resolver mantienen al espectador, en un primer momento, intrigado y expectante por conocer la verdad que ocultan los hechos. Sin embargo, la historia presenta cierta dificultad para mantener el suspenso y la tensión característicos de una película de este estilo.

Si bien la historia es atrapante, es innegable la falencia que presenta respecto a las actuaciones de sus actores secundarios como así también de Macarena Achaga, quien no logra generar matices ni tampoco producir empatía y emoción en la audiencia. Además, su personaje no puede cumplir de forma correcta su función de ser el motor y eje de la historia que guía al espectador. Sin embargo, es menester destacar las actuaciones de Juan Minujín, Diego Peretti y Mónica Antonópulos (Mercedes, esposa de Kloster) que, a pesar de algunas fallas en su tono de voz, logran transmitir de manera eficaz aquello que expresan.

Para concluir, a pesar de los puntos flojos mencionados con anterioridad y de lo predecible del guion, hay que destacar la excelente fotografía y dirección que presenta la película, que, aunque no consiga superar las expectativas de muchos espectadores, se deja ver de forma amena, para disfrutar un rato sin la necesidad de llevar a cabo la ardua tarea de analizar y comprender todo el desarrollo de los hechos.