Il Colibrì y el melodrama generacional

Il Colibrì (2022) es un drama italiano coescrito y dirigido por Francesca Archibugi, que tuvo su estreno oficial durante el Festival Internacional de Cine de Toronto el pasado septiembre.

La película es una adaptación de una novela del mismo nombre escrita por Sandro Veronesi y publicada en 2019. En ambas se cuenta la vida de  Marco Carrera, el segundo de tres hermanos, a quien de niño su madre llamaba Colibrí debido a su baja estatura. Marco solía pasar los veranos en una casa que la familia tenía en la Toscana y es allí donde conoce a Luisa Lattes, una muchacha francesa que también veraneaba junto a su familia en el mismo destino y con quien vivirá una historia de amor que seguirá por muchos años a pesar de las distancias.

Al comenzar la película, uno puede tener la sensación de que la trama se basará por completo en la relación de Marco y Luisa, sin embargo un evento trágico que tiene lugar en una de las primeras escenas y la presencia de un reparto coral muy amplio da lugar a una gran variedad de subtramas, las cuales se utilizan para construir una historia llena de matices donde se tratan temas como la salud mental, los traumas familiares, el destino, la amistad y la resiliencia, entre otros.

La historia en algunas ocasiones termina volcándose hacia el melodrama en lo que refiere a las situaciones retratadas y particularmente al uso que hace de la música, que acompaña y refuerza las escenas de mayor carga emocional, por lo que en casi todas de las escenas en que se hace uso de las convenciones melodramáticas se logra mantener la verosimilitud del relato.

Al igual que en la fuente literaria, el relato se construye a través de una narrativa no lineal, una herramienta que Archibugi aprovecha al máximo, contando de forma natural la relación de causa/consecuencia que guarda una situación con otra. Es muy interesante observar las diferentes maneras que utiliza el film para mostrar estos saltos temporales, conectando escenas que ocurren con años de diferencia a través de un raccord de miradas o de movimiento. Un punto a tener en cuenta es que durante el primer tramo del relato los saltos temporales pueden resultar caóticos y desorientar al espectador. Para solucionar este problema se utiliza el recurso del diálogo expositivo, que a veces resulta excesivo.

Durante Il Colibrì somos testigos de una gran variedad de tragedias que azotan a los personajes y que tienen la capacidad tanto de separarlos como de unirlos. Por otro lado, también presenciamos los momentos de felicidad, y al final, estos últimos, por más breves y escasos que puedan llegar a ser, son los que hacen de la vida, se podría pensar acaso, una experiencia digna de ser vivida.