DECISION TO LEAVE: DESEOS Y AMORES ENVENENADOS

Una vez leí que las influencias se deben de ganar, y creo que uno de los cineastas que ha trabajado a pulso para ganárselas es Park Chan-wook. En sus más de 20 años de carrera, su obra ha sido marcada por su manía de retratar personajes (e historias) que se ven truncados por el inevitable ciclo de violencia del que parece no haber escapatoria. Incluso, en sus películas más románticas, ese deseo por saciar el deseo de sangre o venganza termina por tragarse el idilio de sus protagonistas. El amor puede ser un acto de liberación en esos mundos gobernados por el pesimismo, pero a veces, también es una prisión que lleva a cometer los peores actos posibles con el fin de conseguir una falsa ilusión de felicidad.

¿Por qué es importante recordar esto cuando se habla de la nueva película de Park Chan-wook? Creo que es porque Decision to Leave es un noir envenenado por las parafernalias “Hitchcockeanas”, sumido, a su vez, en un relato de obsesión y voyerismo a lo Brian De Palma. Y como si no fuera suficiente, hay un punto de romance imposible marca hong-kongnesa de Wong Kar-wai. Dándonos su obra más referencial, pero también de las más completas, sutiles y desoladoras de su filmografía.

Puedo afirmar que el director coreano sigue invicto en su racha de grandes películas y su cúspide creativa. Se ha vuelto súper observador, pragmático y preciso en su puesta en escena. Nada de lo que pone en pantalla es gratuito. Sus «trademarks» están medidos, repletos de pistas y tics que funcionan como un gesto estilístico muy elegante, metiendo nuevas ideas a cada escena que presenta. No deja de maravillar, lleva al espectador hacia un pasadizo de mentiras, deducciones y seducciones que juegan con su mente, algo que todo gran thriller debe hacer, y que aquí se cumple con suma facilidad.

El dúo de amantes entre Hae-joon y Seo-rae se une al grupo de las parejas enfermizas de Park Chan-wook. Su romance empieza como un agradable escapismo para las monótonas vidas de ambos, pero como no puede faltar, lentamente el verdadero rostro de su relación se empieza a develar hasta mutar en un laberinto de deducciones, seducciones y mentiras que remiten a los viejos esqueletos de cine negro, donde las femme fatales y los detectives se veían envueltos en motivaciones dudosas, ansia sexual y amores destinados al fracaso. Aunque, Decision to Leave, utiliza esa fachada para hablar de dos enamorados perdidos en el mundo con la único esperanza de sentirse queridos y deseados, algo que, al parecer, carecen desde hace mucho tiempo. Quieren amarse a toda costa, solo que el contexto en el que se consiguieron no es el más apto para hacer eso realidad.

Mientras más cerca te atreves a mirar, más larga será la caída. Es así que, tras dos horas de falsas intenciones y mentiras, Chan-wook finiquita su última película con un aroma melancólico y trágico, volviéndonos a recordar que sus historias carecen de finales felices artificiales; sin embargo, nos lo recompensa con un clímax apaciguado, dilatando hasta la ansiedad un tenso desenlace que nos deja como el muerto que da pie a la historia. Causando, al menos en mí, una experiencia cautivadora de esas historias que ya no se hacen como antes. Esas las que te hacen replantearte hasta qué punto el crimen fue una excusa para el romance o si el romance fue una excusa para el crimen.

Lo que sí es seguro es que el director coreano se mantiene como una de las voces más únicas dentro de su gremio de colegas, variando en pequeñas dosis los elementos de siempre para darnos nuevas historias en las que sus fetiches narrativos y estéticos estén al favor de relatos bañados en muertes y relaciones volátiles. Pero que, muy en el fondo, siempre han tratado de personajes heridos y dañados. Por eso, creo que su cine resulta tan magnético e impredecible. De ahí salen las mejores historias, digo yo. Aquellas en las que pelean el corazón con la razón, las montañas contra el mar o el deber versus el ser. Park Chan-wook, en Decision to Leave, ha creado una de esas odiseas que nos invitan a querer vivir algo tan intenso como sus tragedias.