Reseña: Ted Lasso

Serie de la plataforma Apple TV+. Fue estrenada en agosto del 2020. Tiene dos temporadas y actualmente se está filmando la tercera. Fue ganadora de siete premios Emmy en el 2021.

El protagonista es un norteamericano buenazo -como solo puede existir en la ficción- suelto en Inglaterra. Ted -interpretado por Jason Sudeikis, tal vez lo conozcan del programa Saturday Night Live– es un exitoso entrenador de fútbol americano contratado para dirigir un equipo de soccer -nuestro fútbol-. Ustedes dirán ¡Caramba, es un error!, ¡un deporte no tiene que ver con el otro! Pero es justo eso lo que desea la dueña del club AFC Richmond, ya que quiere que el nuevo entrenador lleve al fracaso al equipo, como una venganza personal contra su exmarido, que ama al fútbol y a sí mismo más que a ella.

Ya no estamos en Kansas

Ted Lasso ha interpuesto un océano entre su casa y el trabajo y esto tiene que ver con su matrimonio Una separación algo desdibujada justifica la partida, que incluye una relación a distancia con el hijo de la pareja. Pero Ted es alguien que en cada obstáculo ve una oportunidad. Un optimista empedernido –tal vez ahora se entienda porqué la esposa le pidió un tiempo-.

 El self made man es una cáscara que usará como escudo durante toda la primera temporada. Aunque la cáscara está destinada a romperse y para eso habrá que esperar hasta la segunda temporada, donde el personaje tendrá otra profundidad y se desplegará la complejidad humana que habita en nuestro coach favorito. No faltarán las lecciones de vida. Las necesarias y esperadas modificaciones de conductas, enriqueciendo a los personajes y permitiéndonos ahondar en lo que hay debajo de la piel.

Las chicas superpoderosas

La jefa, Rebecca (la espectacular Hannah Waddingham, ¡no se la pierdan cantando con Michael Bublé!) es una mujer poderosa en cuerpo y mente. La conocemos una vez divorciada de un personaje muy desagradable, Rupert Mannion (Anthony Head), y no importa cuánto haga Rebecca, sus tretas terminarán fallando como las trampas del Coyote. También está Keely (Juno Temple), una reconocida modelo que sale con el futbolista del momento. A lo largo de las temporadas se animará a transcender su imagen, a reinventarse sin perder espontaneidad ni humor.

Los cantitos dicen presente

Un recurso que no tiene desperdicio es el cantito de cancha. Y es que cada jugador tiene uno y son pegadizos. Jaime Tartt (interpretado de forma magistral por Phil Dunster) encarna a esos jugadores que cuidan de lo estético sin perder la habilidad y la individualidad. Y Roy Kent (Brett Goldstein), es un jugador ¿como los de antes?, que se hace querer y entender a través de sus gruñidos de oso.

No dejes de creer

La serie fue emitida durante la pandemia. Mientras muchxs estábamos en casa higienizando, limpiando y valorando a nuestras abuelas que habían hecho todo esto sin chistar, y mientras un minúsculo virus ponía en jaque a la salud mundial y cambiaba la realidad por un tiempo. Llegó el bonachón de Ted para hacernos reír, con una confianza casi pueril sobre el sí se puede.

Los personajes secundarios, satélites del protagonista, son los que llaman la atención. El Coach Beard (Brendan E. Hunt), con una actuación más gesticular que discursiva, se sostiene a lo largo de los capítulos. Llegará su momento de brillar en la segunda temporada. Nathan, es el verdadero camaleón: porque si esta historia se trata de cambiar, Nate se lleva los laureles. Es increíble como el actor Nick Mohammed nos muestra a un hombre tímido, que a veces tiene un parlamento casi inaudible y que va tomando consistencia a través del sostén de Lasso, tal vez llegando a confiar demasiado en sí mismo.

Imposible dejar de mencionar otros personajes secundarios deliciosos: Higgins (Jeremy Swift), los tres fanáticos que se la pasan en el bar y la dueña del lugar. O el gran Dani Rojas (Cristo Fernández) con su Futbol is life!

La serie no es sobre el fútbol. El fútbol es la excusa para pensar sobre las relaciones humanas: cómo influenciar a un equipo con conceptos que fueron pensados para el ámbito empresarial y que cada personaje -y espectador- podrá llevar a su vida privada. Se mete con el tema de las separaciones/divorcios, sobre la fragilidad que se siente al cambiar el escenario conocido. Más adelante, sobrevendrá la recuperación, porque de una separación uno también puede salir fortalecido. En mi opinión, el hallazgo de este relato es que retrata algo sobre la paternidad: padres terribles, padres ausentes, padres que no reconocen los pedidos de amor de un hijo.

Esta historia tiene el mérito de permitirnos reír en tiempos violentos y de recuperación anímica y física. De postular al optimismo como una manera de afrontar la adversidad. De arengarnos a dejar el banco, salir a la cancha y transpirar la camiseta porque Ted Lasso nos alienta desde la pantalla.