SHE-HULK: OTRA GAMA DEL VERDE

Después de una tibia recepción de su película en solitario, el increíble Hulk de Marvel había quedado relegado post 2008 a un rol secundario en las películas de los Avengers y alguna que otra aparición o cameo. Ahora, con el reciente estreno de la serie She-Hulk en Disney+, el personaje vuelve a recuperar algo de esa centralidad perdida, aunque no del todo. Aquí, la verdadera protagonista es su prima, Jennifer Walters (interpretada por la actriz Tatiana Maslany), que llega para demostrar que es mucho más que la versión femenina del famoso monstruo verde y que brilla con luz propia.

En los primeros dos capítulos de esta nueva producción de Marvel Studios, vuelve a tener participación Bruce Banner (Mark Ruffalo) y se recuperan algunos temas y conceptos  de su mitología, como esa lucha interna por controlar la furia, que es don y maldición al mismo tiempo. Incluso reaparece Abominación (Tim Roth), antagonista principal de aquel film de 2008, pero ahora en un rol de villano aparentemente reformado. De esta manera, pisando terreno conocido, se hace más fácil la introducción de un nuevo personaje, a diferencia de lo que pasaba, por ejemplo, con Ms. Marvel, otra serie de Disney+ que representaba un verdadero salto de fe para los espectadores que no estaban familiarizados con los cómics.

Creada en 1980 por Stan Lee y John Buscema, She-Hulk nació en las historietas luego de que Bruce Branner se viera obligado a hacerle una transfusión de sangre para salvarle la vida. Así, sin quererlo, terminaría dándole también los poderes de Hulk. Para llevar esta historia a la pantalla de Disney+, la guionista y productora Jessica Gao decidió simplificar ese origen pero mantuvo, al mismo tiempo, otras de las marcas características del personaje, como la ligereza y picardía de sus aventuras, y la ruptura de la cuarta pared, con constantes guiños al público.

Desde que se lanzó el primer avance, una de las mayores dudas era saber si los efectos especiales estarían a la altura, teniendo en cuenta que el presupuesto era inferior en comparación con las superproducciones cinematográficas. Si bien la protagonista no llega a verse tan lograda como Hulk, el resultado es aceptable y la serie no abusa de mantenerla escondida para ahorrar en efectos.

Al principio de la historia, She-Hulk se niega a convertirse en superheroína y prefiere mantener su trabajo como abogada. De esta manera, otro acierto de la serie es la promesa de poner el foco sobre la consecuencias (en este caso, legales) de vivir en un mundo poblado por personas con habilidades sobrehumanas, donde todos los meses parece surgir una nueva amenaza apocalíptica. Aquí estaría el factor que de verdad aporte más robustez y vastedad al universo Marvel, no sólo la simple acumulación de héroes nuevos.

Con capítulos de menor duración a la acostumbrada (apenas superan la media hora) y con un tono muy liviano, que por momentos bordea la autoparodia, el riesgo está en que el resultado sea un producto intrascendente que no logre encontrar su lugar. La fuerza con la que pegará She-Hulk está por verse.