Mi nombre es Thriller… Tecno Thriller

Si se va a categorizar un filme como un tecno-thriller o tecno-suspense, este debe contener al menos una trama en la que un objetivo por alcanzar mantenga al espectador pegado a la butaca, y ese logro estará seguramente asociado a acciones desarrolladas en un entorno que funciona con tecnología de alto nivel y significativa complejidad. Se trata de un subgénero que hereda su hibridez del propio thriller, y potencia esta característica, por compartir, con la ciencia ficción, el protagonismo de la tecnología. Si uno busca un buen ejemplo para terminar de comprender de qué se trata, en la mayoría de las fuentes consultadas aparece el filme Juegos de guerra (War Games), del año 1983, dirigida por John Badham y protagonizada por Matthew Broderick.
En la trama de aquella película, David Lightman es un joven que tiene una gran habilidad con las computadoras, sacándoles jugo en cuestiones cotidianas, como, por ejemplo, hackear bases de datos ajenas para cambiar notas de exámenes en su escuela, reservar vuelos en aerolíneas importantes o utilizar gratuitamente juegos pagos por red. El protagonista y su noviecita, que son adolescentes, audaces e inconscientes, resultan empáticos al trasponer, a puro ingenio, barreras digitales que ponen empresas e importantes programadores y especialistas en seguridad informática. Ambos tienen la gracia y la simpatía de la figura romántica del hacker, en especial, porque lo que los mueve no es un interés económico sino la búsqueda de aventuras. David lo hace casi por deporte para divertirse y, acaso, estimulado por el entusiasmo que despierta en su novia su facilidad para el manejo de la tecnología.

En esa carrera sin prisa, pero sin pausa, el joven protagonista busca burlar por internet las trabas impuestas en la red para entrar, sin permiso, en el sistema de las compañías que crean videojuegos pagos para acceder a los que todavía no han salido al mercado, y poder jugarlos de manera gratuita. Durante este procedimiento invasivo, aunque sin darse cuenta, la manipulación que desarrolla lo lleva a conectarse accidentalmente con un poderoso equipo de computación que funciona en el ámbito del Departamento de Defensa de su país (los EE. UU.); una supercomputadora que tiene el control absoluto del arsenal nuclear total disponible. Creyendo que se trata de un simple juego de guerra simulada, David comienza a jugarlo con entusiasmo (como corresponde a tiempos de la Guerra Fría, los principales contendientes son EE. UU. y la Unión Soviética). Pero resulta que su travesura pone al mundo camino a una trágica guerra nuclear de efectos ultradestructivos.
Ante la impotencia de autoridades militares, políticas y científicas, que al principio se ven sorprendidas y que cuando intentan reaccionar no encuentran una solución para detener el proceso hipertecnologizado puesto en marcha involuntariamente por David, tendrá que ser él mismo, con su audacia y su inteligencia como ayudantes, el encargado de encontrar una salida. Para ello se le ocurre localizar al creador original del sistema integrado, un científico honesto y culposo que se ha retirado de la actividad y está sumergido en un ostracismo total.
Si bien en aquel año (1983), siendo yo un considerable consumidor de cine, joven y entusiasta, no se me había ocurrido incluir esta película en el subgénero de techno-thriller del que estamos hablando en esta nota para la R24C. Hoy compruebo que cumple con las principales características que lo distinguen, según lo indica buena parte de la teoría disponible. A saber:
• Se cruza con géneros de espionaje, suspenso, guerra y ciencia ficción.
• Incluye una cantidad significativa de explicaciones, justificativos y elementos técnico-tecnológicos, ciencias duras e informática.
• El protagonista se encuentra en serio riesgo (de su libertad e, incluso, de su vida), aunque él mismo se involucra mientras la historia avanza por una fuerza inercial que va más allá de su mera voluntad.
• Logra mantener en el espectador un interés constante y permanente, alimentado por una creciente ansiedad, que deriva en un estado de atención intensa que no decae hasta el desenlace de la historia.

Muchos ubican el origen de esta categoría de filmes en narrativas de autores de literatura, entre los que se destaca Michael Crichton (1942-2008). Haciendo un rápido repaso, puede comprobarse que, de la docena de sus obras que se han trasformado en películas o series, una proporción significativa se identifica con este subgénero. A saber:
La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain)
Dirigida y producida por Robert Wise, 1971.
Tras estrellarse un satélite del gobierno de los Estados Unidos en Nuevo México, los habitantes de la zona empiezan a morir masivamente. Solo quedan supervivientes, un hombre de 62 años y un niño de 6 meses. Para averiguar qué pasó, los militares activan un equipo científico y, junto con los sobrevivientes y el satélite, los trasladan a un laboratorio subterráneo y secreto para que investiguen. Los estudios siguen dos cursos, una parte de los científicos indaga sobre la presencia de un organismo agresor y letal, al que denominan “Andrómeda”, mientras que otros analizan una posible cura a partir de los sobrevivientes. Una mutación inesperada del extraño organismo se libera poniendo en marcha un protocolo de defensa que implica que todo vuele por los aires a los efectos de destruir los gérmenes antes de que infecten a las ciudades. Los científicos dudan de la efectividad de la explosión como mecanismo para exterminar al organismo. Alguien debe corregir contra reloj este resultado no deseado.

En base a esta novela, años después (2008) se hizo una miniserie dirigida por Mikael Salomon y producida por Ridley Scott.
El hombre terminal (The Terminal Man)
Dirigida por Mike Hodges, 1974.
Harry Benson es un informático inteligente de 30 años que sufre de epilepsia, con convulsiones y desmayos de los que despierta en entornos desconocidos, con indicios de violencia. Padece, además, delirios de que las computadoras se levantarán contra los humanos. En estas circunstancias es tratado con un procedimiento psicoquirúrgico que requiere un implante de electrodos en su cerebro para detectar inminentes convulsiones y, así, poder detenerlas a través de impulsos eléctricos.

La psiquiatra de Benson, Janet Ross, se opone por sospechar que una vez operado sufrirá más psicosis, por la fusión de su persona con la computadora. Después de la intervención, el cerebro de Benson se hace adicto a los impulsos eléctricos, las convulsiones se alteran, y el informático sufre un apagón permanente y se violenta hasta escapar del hospital para enfrentar a su psiquiatra.
Parque Jurásico (Jurassic Park)
Dirigida por Steven Spielberg e interpretada por Sam Neill, Laura Dern y Jeff Goldblum, 1993.
En isla Nublar, cerca de Costa Rica, un empleado de InGen (Tecnologías Genéticas Internacionales Inc.) es embestido por un dinosaurio, durante su traslado a Parque Jurásico, un parque de diversiones cuya principal atracción son dinosaurios clonados por genetistas a partir de materia fósil hallada en mosquitos prehistóricos. Como resultado, el gerente John Hammond es presionado por los inversores para llevar a cabo una investigación. Poco después, el paleontólogo Alan Grant, la paleobotánica Ellie Sattler, el matemático Ian Malcolm y el representante de los inversores, Donald Gennaro, arriban a la isla. Se les informa sobre el funcionamiento del proyecto y, cuando están paseando por el parque, se desata un ciclón tropical y quedan varados e incomunicados.

Aprovechando la confusión el programador Dennis Nedry bloquea el sistema de seguridad para robarse unos embriones de dinosaurios. El incidente hace que las instalaciones queden sin suministro eléctrico. Caen las vallas protectoras, se detienen los vehículos y todos quedan expuestos a los Tyrannosaurus rex. Los peligrosos animales andan sueltos y la cosa se desmadra, dejando todos y todas vulnerables.
El mundo perdido (The Lost World)
Dirigido otra vez por Spielberg, nuevamente con Jeff Goldblum, en un papel principal, y con Julianne Moore, 1997.
La trama está ambientada cuatro años después de los sucesos del filme original y se desarrolla en la ficticia isla Sorna, ubicada en el océano Pacífico. Allí, donde funcionaba un criadero de la compañía, los dinosaurios clonados por InGen vagan sin control en su propio ecosistema. Desplazado de la conducción de la empresa, y ahora bajo la gestión de su sobrino –el codicioso Peter Ludlow–, Hammond contacta a Ian Malcolm, sobreviviente y denunciante de la catástrofe de la isla Nublar, y lo convence para que se integre a un equipo de investigación que viajará a la isla para documentar la situación. A su vez, Ludlow organiza una expedición variopinta para capturar a los animales y traerlos al continente para relanzar el negocio. Malcolm acepta integrar el equipo de investigadores cuando se entera de que su novia Sarah, paleontóloga, forma parte de la expedición enviada a la isla por InGen.

Con los dos equipos instalados en la isla, muy pronto chocan sus intereses por el accionar agresivo de los cazadores y el proteccionismo de los investigadores, en un escenario peligroso por el acecho de los temibles dinosaurios. La situación se agrava para Malcolm, por la presencia de su pequeña hija, arribada clandestinamente a la isla como polizón en uno de los viajes.
Esfera (Sphere)
Dirigida por Barry Levinson y protagonizada por Dustin Hoffman, Sharon Stone y Samuel L. Jackson, 1998.
En medio del océano Pacífico Sur, en sus profundidades, se descubre lo que se cree una nave espacial. La Armada de los Estados Unidos inicia una investigación. El espesor del crecimiento de los corales en las cercanías de la nave sugiere que ha estado en el fondo del mar cerca de 300 años. Se proyecta una serie de explosiones para remover los corales y facilitar la misión.
Un equipo formado por la bióloga marina Dra. Beth Halperin (Sharon Stone), el matemático Dr. Harry Adams (Samuel L. Jackson), un astrofísico, el Dr. Ted Fielding (Liev Schreiber), un psicólogo, el Dr. Norman Goodman (Dustin Hoffman) y el capitán de la Armada, Harold C. Barnes (Peter Coyote), es el encargado de investigar, desde una instalación submarina llamada Hábitat, construida especialmente para la misión.

El equipo descubre que la nave pertenece al futuro de los EE. UU., que su misión era recopilar objetos a través de su viaje por la galaxia y que en la bodega hay una gran esfera recubierta de un material extraño. Una serie de acontecimientos perturbadores que se suceden a partir de los intentos de conexión de los investigadores con la esfera termina afectando a la tripulación.
Rescate en el tiempo (Timeline)
Dirigida por Richard Donner, 2003.
En la región francesa de Dordoña, el profesor Edward Johnston lidera un equipo de arqueólogos que estudian la ciudad medieval de Castelgard. Desconfiando de los verdaderos intereses de la empresa ITC, su mecenas, el profesor viaja a la sede para reunirse con sus responsables. A requerimiento del equipo de Johnston, el máximo responsable de ITC les cuenta que su jefe ha viajado en el tiempo, hasta 1357, y les propone que vayan a rescatarlo. Chris, Kate y Andre aceptan y viajan en el tiempo hasta la época de la Guerra de los Cien Años. Al llegar los reciben con un feroz ataque y Kate y Andre son apresados y llevados al castillo de Lord Oliver. Chris es confundido con un noble por Lady Claire, la hermana de Arnaud de Cervole, y por eso lo ayuda a escapar, aunque son perseguidos por un caballero medieval, que en realidad es un exempleado de ITC, que fue abandonado por la compañía tras sufrir «errores de transcripción», por culpa de los continuos viajes en el tiempo.

A través de este breve repaso por algunas de las expresiones elocuentes del subgénero, puede verificarse que existe una relación múltiple y simultánea con otros géneros, que incluso a veces puede hacer dudar si no estamos ante una película de ciencia ficción, de terror, de aventuras o de suspenso, en versión pura.
Por eso, ha sido de utilidad para el análisis detectar un autor destacado en este tipo de literatura y rastrear cuáles de sus novelas se adaptaron para el cine (o la televisión), desarrollando una estrategia provechosa, e incluso, ha permitido evocar muchos de los títulos más emblemáticos y representativos del tecno-thriller.
En cuanto a las diferencias básicas y distintivas entre este subgénero y la ciencia ficción típica, en este último género, se utiliza la ciencia para fundamentar narraciones con representaciones especulativas sobre fenómenos imaginarios, mientras que, en el primero, lo más importante es el suspenso que genera la manera de presentar una trama que, en todas las ocasiones, tiene un entorno tecnológico que la contiene.
Respecto de la distinción entre el tecno-thriller y el terror, debe mencionarse que, a diferencia de este, en el primer caso, tiene significativa influencia la premisa que sostiene que, con frecuencia, la realidad es aún más terrorífica de lo que parece y que la maldad humana es suficiente como para poner la piel de gallina, sin necesidad de amenazas venidas de ultratumba, monstruos, vampiros, hombres lobo, demonios o fantasmas asesinos.
En este subgénero, al que dedicamos esta nota, también podrán hacerle su significativo aporte: la conmoción del drama, los estremecimientos del terror y, algunas veces, las variaciones típicas del cine de acción.
A partir de este análisis, los invitamos a descubrir cuántas de las películas de acción, suspenso, terror, ciencia ficción e, incluso, de temática policial que tienen en su haber como espectadores, podrían encuadrarse en este subgénero que, como categoría específica, muchas veces ha pasado inadvertido.
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