The Black Phone: la niñez y sus terrores adultos

Un teléfono suena. Del otro lado se escuchan voces. Almas que rondan el limbo quieren contactarse con los vivos. El aislamiento y la promesa de una muerte horrible tiñen el mórbido paisaje. Salvarse es un deseo y necesidad. Escuchar a los muertos es la única forma de permanecer en este mundo.

The Black Phone (2022) es la nueva película del director estadounidense, Scott Derrickson. Reconocido por dirigir Doctor Strange (2016) y Sinister (2012), el realizador se supo mover en el género de terror, a lo largo de su carrera. Esta obra, basada en un cuento de Joe Hill (hijo de Stephen King), se sitúa en 1978 y narra la historia de Finney Shaw (Mason Thames), un joven callado y tímido, que es secuestrado por un asesino de niños que aterroriza al pueblo, “El Raptor” (Ethan Hawke). El protagonista intentará sobrevivir, ayudado por los espíritus de las víctimas anteriores del homicida, los cuales se comunican a través de un viejo y destrozado teléfono negro, que se encuentra en el sótano a prueba de sonido, donde el chico se haya cautivo. Así, Finney se mueve entre la vida y la muerte, donde cada segundo perdido puede ser fatal. Aprender a defenderse es algo vital para él y de no hacerlo, el tiempo se agotará y llevará a un terrible desenlace.

El universo en el que viven los niños en esta obra es violento. La supervivencia del más fuerte y apto se rige en todos los parámetros del día a día. Finney y su pequeña hermana, Gwen (Madeleine McGraw), se enfrentan a bullies y a su mismo padre, quien no duda ni un segundo en castigarlos ante la menor muestra de falta de respeto o alteración del orden cotidiano. No es de extrañar que la presencia de “El Raptor” sea aquel horror depurado de toda esa aglomeración de fuerzas en cortocircuito. Un ser así de abominable existe en ese mundo y es tan solo un efecto secundario de la sociedad.

¿Y quién es este asesino despiadado? En verdad, no queda claro. Su pasado es sugerido e indirecto. Las conclusiones están a merced del espectador. Hawke logra una gran interpretación como antagonista, incluso, pese a tener su rostro cubierto por distintas máscaras en casi la totalidad de la película. La voz y los movimientos son sus principales herramientas. Un monstruo que avanza como una oveja, pero por dentro esconde una fiera hambrienta de carne. Si bien la resolución y el vínculo familiar se muestran, estos flaquean bastante con la construcción del relato. Quizás otras decisiones a nivel guion hubieran salvado dicho detalle.

El factor sobrenatural es un punto más que alto. No solo por la presencia de los fantasmas de los chicos muertos, sino también por los poderes mentales de Gwen. Ella, a través de sus sueños, puede ver al asesino y sus víctimas. El lugar donde fueron raptados, y los globos negros como marca autoral. Las pistas se presentan de a poco y así la niña construye un mapa que la guía hacia donde se encuentra su hermano. En ese aspecto la obra recuerda al Stephen King más clásico, donde los niños se enfrentan a los adultos, ayudados por poderes que van más allá de la realidad.

The Black Phone es una evidente muestra de la calidad y originalidad del terror estadounidense actual. Pese a que se encuentren los típicos jumpscares, la tensión se desarrolla de manera excelente y compensa esta fórmula del susto clásico y cliché. Derrickson llevó adelante una gran obra, digna de admiración. Una adaptación que se sostiene por sí sola, si bien los nombres autorales por detrás embellecen la película.

Los jóvenes chocan con sus referentes y modelos a seguir, ese es el verdadero miedo; sentirse indefenso ante un mundo que los pasa por encima. Un llamado, pero… el teléfono está desconectado. Hay que atender y escuchar de forma precisa, puede que sea la última vez que lo hagamos.