Bilardo: el doctor del fútbol

“Del llanto a la risa hay un solo paso” y eso nos enseñó Carlos Salvador Bilardo, no solo con su futbol, sino también con su docencia para la vida misma. Con muchos testimonios de sus allegados y conocidos, su docuserie, que puede ser vista por HBO, nos muestra la intensidad y la calidad que transmite el último director técnico campeón del mundo con la selección argentina.
Identificado con el tema de Julio Iglesias “Me olvide de vivir”, el Doctor del fútbol reconoce que vivió por y para el deporte que lo consagró. Anécdotas hay muchas, pero son los testimonios de su hija Daniela y su mujer Gloria los que más emocionan.
La promo de la serie es muy buena, genial diría. Un profe Fernando Signorini diciendo “Bilardo es un cagón” invita inevitablemente a verla. Pero no es solo eso, Simeone hablando de la ilusión que genera en cada jugador, Verón comentando de su amor por Estudiantes, o Ruggeri agradeciéndole lo que les hizo vivir… también son preseas que se ofrecen en la plataforma de la H.

Pero Bilardo no es solo fútbol, Bilardo es show, es baile, es alegría, es el método para lograr el éxito, que para él es lo único que importa, porque de los segundos no se acuerda nadie, sino ¿quién piso América después de Colón?
Dividida en 4 episodios de poco menos de sesenta minutos cada uno, la docuserie reivindica la figura del Doctor, hoy incuestionable, pero que previo al mundial del 86 contaba con toda una estructura política y mediática que ponía en tela de juicio sus capacidades para comandar el barco del seleccionado argentino.
También es interesante para las nuevas generaciones conocer que Bilardo no fue solo fútbol, Bilardo también tenía ideas revolucionarias como por ejemplo las escuelas de futbol que llevó a Japón, o ir a entrenar a la selección de Libia con Gadafi en el poder. Según Gloria, haber perdido una licitación para poner escuelas en nuestro país lo decepcionó y lo angustió mucho, por eso decidió correrse del futbol.
También el D.T se dedicó a la política, lanzando su original campaña el primero de enero del 2000, a la una de la mañana, buscando así, gracias a una idea brillante de marketing, ser el primer político del nuevo siglo. Por supuesto, no le fue muy bien, como tampoco le favoreció el éxito con un show televisivo que intentó en el canal América TV, allá por el año 2005 y que pasó sin pena ni gloria.

El doctor dejó marcas sobre todo en el fútbol, y son las anécdotas del mundial 86 las que más se disfrutan, porque en esa mística encontramos a nuestros héroes que pudieron sacarnos una sonrisa cuando todavía nos dolía -y aún nos duele- la guerra de Malvinas. La anécdota de las camisetas, la concentración en el club América y las empleadas cociendo los escudos para el partido que se jugaba contra Inglaterra en horas, todo tiene una épica que no vale la pena perderse.
El amor siempre vence al odio es su legado más importante. Aunque algunos digan que solo importa ganar, elijo quedarme con su triunfo ante toda una sociedad que lo odiaba, que no le creía y que lo señalaban como un “chanta”. ¿El método? Los pisó a todos, sin dársela a los contrarios.