El estafador de Tinder: cuando sos más que una cara bonita

Una cara bonita, una vida de ensueño, las mejores marcas puestas encima y el uso de las redes sociales como canal para operar. El medio: Tinder, una red social para conocer gente y darse cita, entre otras cosas. A buen entendedor, pocas palabras.

La estafa es tema de la física. Intervienen un vivo y un desprevenido que, al cruzarse, liberan una energía que cataliza un negocio. El secreto de esa sinergia está puesto en la capacidad de generar confianza y es así como opera este estafador de guante blanco llamado: Simon Leviev.

El modus operandi es simple: primero da tilde en Tinder, después seduce, luego inventa una historia de opulencia en la que dice ser heredero de un joyero y finalmente empieza su ardid: primero, que lo persigue gente peligrosa, que no puede usar sus tarjetas para no ser rastreado y si le pueden prestar dinero, que de alguna forma lo va a devolver.

El “carilinda” logra que las mujeres, obnubiladas por su belleza externa, le presten dinero pero ese dinero nunca regresa. Los cheques vienen rechazados y sin fondos y las transferencias son truchas.

Por fin, es una de las tantas mujeres engañadas quien decide tomar la iniciativa y lleva la denuncia a los medios, porque parece ser que, para que la policía se ponga las pilas primero lo tienen que denunciar los medios de comunicación. Al final, no solo en Argentina pasan estas cosas.

Los medios empiezan a trabajar en el caso, contactan a todas las mujeres que fueron víctimas de este estafador piramidal, y deciden seguirlo por todo el globo terráqueo, desde Ámsterdam, hasta Berlín pasando por su domicilio real en Israel, donde se encuentran con la progenitora de este malandra que niega rotundamente su existencia.

Mientras la película avanza podemos ir observando que la plata que estafa es mucha y en dólares, a plata nuestra: difícil de sacar el número. Lo cierto es que la forma que tiene de actuar es sistemática. Primero seduce, después engaña, luego pide dinero, y finalmente se borra. Cuando desaparece empieza el ciclo de la estafa con otra mujer.

Lo que más irrita del estafador de Tinder es que en la actualidad el muchacho está en libertad y da asesoría comercial a través de su página web por una membrecía de 311 dólares, mientras que las mujeres que fueron estafadas aún continúan pagando los platos rotos de una relación que no salió nada bien. Y nosotros que pensábamos que la justicia argentina era malarda.

El documental ser puede ver a través de la N roja y dura un poco menos de dos horas. Por momentos resulta indignante la opulencia que aparenta, y por momentos es gracioso ver cómo le quema el dinero que le prestan las mujeres para divertirse sin ningún tipo de culpa. Otro dato para tener en cuenta es que el estafador de Tinder no quiso participar en el documental y amenazó con llevar a juicio a Netflix por la divulgación de la historia.

Hay muchas formas de conocer gente sin necesidad que jueguen con nuestro corazón, lo ideal sería estar seguro de quien es la otra persona y qué nos dice, y evitar prestar dinero en los primeros meses de relación para no caer en las garras de un ladrón de guante blanco.