Narcos México: temporada final

Las series de Narcos llega a su final, y esta vez no solo es geográfico (recordemos que hubo tres temporadas en Colombia para pasar a la actual en México) sino el fin definitivo.
Para saber dónde estamos parados en esta temporada, recordemos que la anterior se trata del fin del imperio de Miguel Félix Gallardo (Diego Luna), y ahora el poder es disputado por Benjamín Arellano Félix (Alfonso Dosal) junto a su hermana Enedina (Mayra Hermosillo) a la cabeza del Cártel de Tijuana, el punto estratégico para traficar a EE. UU., en franca guerra contra el Cártel de Sinaloa del Chapo Guzmán (Alejandro Edda), Güero Palma y Mayo Zambada. En silencio y en las sombras y muy inteligente, liderando el Cártel de Juárez se encuentra Amado Carrillo Fuentes (José María Yazpik). En medio del conflicto narco, tenemos al agente de la DEA Walt Breslin (Scoot McNairy) que intenta combatir el narcotráfico, la periodista Andrea Núñez (Luisa Rubino), que antepone la verdad y la justicia, sobre todo, aunque su vida corra peligro, y, por último, Víctor Tapia (Luis Méndez), un policía que dirime entre el crimen para llegar a fin de mes y el despertar de su conciencia al investigar femicidios que asolaron en la frontera mexicana en los 90.

Muchas líneas narrativas, varias caras para recordar, por eso hay que tener paciencia en los primeros capítulos porque van creando el clima y la solidez argumental que atrapa hasta el final.
Algo para destacar es cómo en esta temporada final, la voz en off es tomada por la periodista Andrea –como recordarán siempre esa guía narrativa fue para un agente de la DEA, en la primera Kiki Camarena (Michael Peña) y en la segunda Walt Breslin–. No es antojadizo, sino que, creo, lo hacen porque ante el fracaso yanqui en su supuesta guerra contra el narcotráfico, quienes cargan con el peso de luchar a través de la palabra, la denuncia y la verdad son lxs periodistas mexicanos (miles fueron asesinadxs en los últimos 20 años por eso). La trama de Andrea y el periódico La Voz como bastión de lucha está muy bien retratado, cómo poco a poco relacionan a los narcotraficantes con las más altas esferas del poder. Nombre clave: Hank Gonzalez, político y empresario, el poder tras el poder. No voy a spoilear, lo prometo.
Otra trama muy interesante es la Víctor Tapia. De policía corrupto para llegar a fin de mes, sin problemas de matar para el capo narco que lo contrata, el pedido de una vecina para encontrar a su hija desparecida poco a poco despierta en él la conciencia de hacer el bien. Y ante la impotencia de un Estado que mira hacia otro lado y no da importancia a un número significativo de mujeres pobres asesinadas, hará lo posible por descubrir al asesino en serie, aunque deba recurrir a favores que pongan su vida en juego. Vieron, sin spoiler.
Creo que estas dos historias toman mucha fuerza como consecuencia del narco-estado que vimos crecer a lo largo de estas tres temporadas. Entre los líderes de los tres carteles, cada personaje tiene un crecimiento y un final que lo para de cara a la historia actual. Vemos la revolución que hizo Amado Carrillo para el negocio, el llamado Señor de los Cielos, pero que, ante el poder absoluto, su melancolía busca una salida por amor y vivir en paz. Como dice al “Mayo” en un diálogo, “en este negocio solo nos jodemos”. Pero este personaje es el que mejor nos hace entender en qué nivel el Estado es cómplice y socio del narcotráfico.

Spoiler alert.
Si nombro poco a Breslin y la DEA, es porque el peso que tuvieron fue el de una pluma sobre un elefante. Si el ingreso de Breslin a la serie fue a todo trapo prometiendo guerra y el final de los carteles por la muerte de Camarena, tras unos años estamos ante un Breslin hecho pedazos. Y el final es acorde a la historia real, una DEA que pierde la batalla. Estamos entre mediados y finales de los 90, y ver que México dejó de ser el país intermediario para ser el país productor, del ascenso y caída de los grandes nombres del narcotráfico, da el mejor aliciente para cerrar con el crecimiento del subestimado Chapo Guzmán. Los creadores de la serie dan el final en la historia actual, en el inicio de la actual generación de delincuentes. Ya no habrá Narcos, pero prometen la serie de The Godmother para Netflix con Sofía Vergara (Modern Family) como Griselda Blanco, quien dominó el tráfico en Miami en los 80.
En conclusión, esta tercera temporada da un cierre honesto y coherente a la serie.