Manuscritos de Tython, reflexiones sobre Star Wars VII: encontrando el camino

La serie The Book of Boba Fett ha llegado a su parte media y su tercer y cuarto capítulos conforman la segunda unidad temática y son los encargados de dar una dirección definida al personaje principal. Debido a esta función narrativa es lógico que la tensión dramática descienda con respecto a los dos primeros episodios, siendo la puesta en escena y la presentación de situaciones que se resolverán hacia el final de la serie lo primordial frente a las secuencias de acción.
En el tercer capítulo, titulado “The Streets of Mos Espa” (2022, Robert Rodriguez), Boba Fett empieza a conocer la disposición de los diferentes sindicatos criminales en los que se divide la ciudad de Mos Espa y sobre los que debería tener cierto poder. Está claro que se encuentra fuera de su elemento, siempre fue el principal esbirro de los capos y ahora está intentando ocupar el lugar del más importante de ellos, por eso es imperioso que se labre una nueva reputación. Para empezar a demostrar de qué está hecho, ingresa Lortha Peel, un vendedor de agua que comercia el preciado elemento en el barrio obrero de la ciudad, que le solicita que castigue a una banda de forajidos que le están robando el dicho líquido; lo que deja en claro que Fett debe ganarse el respeto de todos por igual, ya que casi nadie lo toma en serio. El momento del encuentro con los pandilleros genera una sorpresa, son jóvenes que poseen partes de su cuerpo modificadas, al mejor estilo del género cyberpunk, y conducen unos speeders bikes cromados y de brillantes colores similares a las clásicas motos Vespa. Lejos de haber una resolución violenta, Boba Fett demuestra ser una persona reflexiva y comprensiva de la situación injusta a la que están sometidos estos personajes, el vendedor de agua se abusa de los precios, y termina haciendo lo que no se esperaba de él, contrata a los jóvenes como sus guardaespaldas y castiga a Lortha Peel. Lo más interesante de toda esta secuencia es el meta mensaje, es decir, lo no verbal, lo que se encuentra más allá de lo dicho y que le da el verdadero significado a la escena. Los jóvenes no cuadran estéticamente con el planeta Tatooine, representan una nota de color en un microuniverso monocromático, representan a las nuevas generaciones que rompen con todo lo establecido y aceptado por una sociedad arcaica que lentamente está desapareciendo, personificada por Lortha Peel. La actitud comprensiva de Boba Fett y la posterior incorporación de la banda a sus filas simbolizan la aceptación de esta nueva generación que se afianza cada vez más y reemplazará a la anterior.

Lo más interesante del episodio ocurre durante el flashback, que ya se ha establecido como leitmotiv de la serie que narra el pasado del personaje. Fett ya ha sido aceptado como parte de la tribu, por primera vez siente que se encuentra en una familia, está listo para abandonar todo lo que ha sido y comenzar una nueva vida. Como medio de ayudar a la tribu se dirige a Mos Eisley para realizar un trato económico con los Pyke. Mientras esta reunión ocurre, por medio del recurso narrativo conocido como elipsis, la tribu tusken es masacrada, situación que Boba Fett descubrirá al regresar, y luego de hallar el símbolo que los Caminantes de Kintan pintan a modo de marca de territorio ocupado, realiza el ritual de la quema de cadáveres, despidiéndose de esta forma de sus congéneres. Toda esta secuencia propone un punto de giro necesario, la tribu del desierto debe desaparecer de la ecuación para que el cazador de recompensas tome una nueva dirección en sus acciones, su destino no es el de terminar sus días como morador de las arenas.
Los jóvenes de Tatooine demostrarán su valía en dos oportunidades, la primera, salvando la vida de Boba Fett cuando es brutalmente atacado por el wookie Black Krrsantan, enviado por los hutts para asesinarlo; y la segunda, persiguiendo y deteniendo al mayordomo del alcalde Mok Shaiz, quien finalmente revela que los verdaderos responsables de querer ocupar todo el territorio de Mos Espa son los Pyke. En medio de ambas secuencias Fett recibirá un presente de los sobrinos del fallecido Jabba, quienes declaran reconocer que fueron manipulados por el alcalde, bajo instancia de los Pyke, que ya comienzan a erigirse como los antagonistas principales de la serie, y en signo de paz le regalan un Rancor, bestia salvaje del planeta Dathomir, para ocupar el pozo vacío que dejara Luke Skywalker en Return of the Jedi (1983, Richard Marquand).
Tras liberar a Krrsantan, demostrando nobleza y grandeza, y sembrando una futura relación entre Fett y el wookie en próximos capítulos, el ahora excazador de recompensas y su mano derecha, Fennec Shand, anuncian que se prepararán para dar guerra al sindicato Pyke.
El cuarto episodio, “The Gathering Storm” (2022, Kevin Tancharoen), termina de establecer la dirección que parecía perdida en los episodios anteriores. Se trata de un racconto en casi toda su extensión, durante el cual Boba Fett intenta recuperar lo que queda de su identidad anterior; para poder tener éxito en su camino el personaje debe hacer una comunión entre lo que fue y lo que es. También se une de manera tangencial con la línea narrativa de la serie The Mandalorian, de la que es un spin off, mostrando en el horizonte las bengalas que utilizaron el Mando y su ayudante de turno Toro Calican para atrapar a la asesina Fennec Shand durante el transcurso del quinto capítulo, “The Gunslinger” (2019, Dave Filoni). La referencia a esta secuencia es la que pone a Fett en marcha para alcanzar su destino, consiguiendo a quien tendrá la función de ser su mano derecha en el futuro. Shand será rescatada a punto de morir y reconstruida como cyborg por quien es el responsable de aquellos jóvenes modificados que aparecieran en el capítulo anterior; los mods se conforman definitivamente como una subcultura de Tatooine; el Universo de Star Wars está cambiando y las nuevas generaciones se consolidan a cada momento.

Una vez repuesta, la asesina ayudará a Fett a infiltrarse en el antiguo palacio de Jabba para recuperar su icónica nave, la Slave 1, que ahora se llama Firespray, debido a las políticas de Disney de no utilizar términos ofensivos en sus producciones; de esta manera utilizan como nombre el modelo de nave construida por los Astilleros de Propulsores Kuat. Una vez a bordo de su vehículo, buscará a los Caminantes de Kintan y los destruirá sin miramientos, lavando así su falla con quienes lo acogieran como familia, pero a sabiendas de que solo son la mano ejecutora y los verdaderos responsables no son otros que los Pyke, a quienes deberá enfrentarse hacia la conclusión de la serie. Finalmente, intentará recuperar su armadura de las fauces del Sarlaac, sin recordar que los Jawas fueron quienes la habían robado. Hasta tanto no pueda concretar esta acción, que se verá en la serie The Mandalorian, su identidad permanecerá incompleta.
El racconto termina con las reflexiones de Boba Fett que manifiesta querer empezar una Casa Criminal para evitar que más de aquellos que ejercen su antigua profesión mueran a causa de la estupidez y el egoísmo de unos jefes a los que solo les interesa su propio beneficio; ofreciendo lealtad absoluta a su nueva compañera y reconociendo que haber formado parte de la tribu tusken, aceptando los lazos que lo unían a los demás, lo hizo más fuerte.

Para finalizar el episodio, de vuelta en el tiempo presente, Boba Fett se dirige a Mos Espa a buscar a Krrsantan para contratarlo. El wookie se encuentra en medio de una pelea con un grupo de trandoshanos, lagartos humanoides enemigos naturales de los wookies, que estaban pasando un buen rato en el Santuario, la cantina de Mos Espa regenteada por la twi’lek Garsa Fwip. La mujer intenta frenar los impulsos del alienígena en una secuencia cuyo mayor interés también es el meta mensaje: el wookie fue una leyenda, tuvo su gloria, pero esos tiempos ya pasaron, ya no tiene que demostrar nada. Si hilamos fino los realizadores se están dirigiendo a las viejas generaciones de seguidores de la saga, quienes se sienten desplazados por algunos contenidos que, según ellos, se alejan del espíritu propuesto por Star Wars en sus comienzos, me incluyo. Somos quienes sabemos casi todo y no debemos demostrar nada. La secuencia termina con Krrsantan que arranca el brazo del trandoshano, actitud muy común entre los wookies hacia sus enemigos; representando a los antiguos seguidores que todavía tenemos mucho por caminar. De todos modos, es sabido que la especie trandoshana tiene la habilidad genética de regenerar partes de su cuerpo perdidas, es decir, a pesar de seguir en carrera, no podemos parar el tiempo ni cambiar aquello que no nos guste aunque decidamos ignorarlo.
La última acción de Fett ocurre durante una cena con los otros líderes de las antiguas familias subordinadas a Jabba el Hutt, que no quieren enfrentarse al sindicato Pyke pero que prometen mantenerse neutrales luego de una demostración de fuerza por parte del Rancor.
Estos dos episodios no han sido de los más celebrados por aquellos que siguen a la saga galáctica y, sobre todo, al personaje de Boba Fett, pero son necesarios porque narrativamente establecen la dirección por seguir y prometen un final de temporada bien alto.
👍🏽
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