Copia fiel, ficción y política #6: El odio, como la política por otros medios

Focalizando en el objetivo
Madalyn Murray O’Hair. La mujer atea «más odiada de los Estados Unidos»
Madalyn Mays era su nombre de soltera y nació el 13 de abril de 1919 en Pittsburgh, Pensilvania. Su padre era presbiteriano y su madre luterana. Madre abandonada, dedicó buena parte de su vida a conseguir la separación entre Estado y religión. Emprendió una lucha en tribunales para conseguir sus objetivos, aprendió a organizarse y a financiar sus campañas y a manejar el producido de las recaudaciones de su organización, poniéndolas fuera del alcance del fisco. Aprovechó las circunstancias para darle una vida económica a su familia muy superior a la que le había tocado vivir con sus padres.
«La religión es un asunto privado y solo debería ser celebrada en las casas o las iglesias». Este mantra la puso en el ojo de la tormenta de una puja de intereses del establishment conservador de una sociedad con sectores marcadamente religiosos.
Si bien el cuestionamiento era radical para la época, a tal punto que todavía no se ha resuelto del todo, las batallas dadas por el ateísmo de Madalyn hoy no se sienten tan extremistas. Lograr que no se rece en cada inicio de clase en las escuelas, y que de esa manera obligue a ejercer los ritos de culto a quienes no profesan la religión mayoritaria, parece hoy bastante lógico y razonable. Pedir respeto a las minorías no religiosas o la libertad de cultos lo establece hasta la misma constitución de los EE. UU. Pero, hacer de esto una causa y ponerse a la cabeza de una campaña pública visible y permanente en ese sentido, eso sí que era lo intolerable. Y mucho más si eras mujer, separada, y cabeza de familia sin padre.

Y Madalyn fue esto y muchas otras cosas en su época, potenciada, además, por los medios de comunicación, y tentada por la rentabilidad del negocio de la religión y la efectividad del histrionismo de algunos de los más exitosos protagonistas del bando opositor.
En EE. UU., donde más del 70% de la población se identifica como cristiana, según la encuestadora Gallup, ir en contra del cristianismo era y es enfrentarse prácticamente a un país. En este contexto adverso y conservador, Murray O’Hair litigó en cortes federales para lograr un distanciamiento entre Estado y religión. En su accionar militante:
- Mientras su hijo menor asistía a la escuela pública en Baltimore, presentó una denuncia contra el sistema de escuelas de la ciudad, por sus prácticas obligatorias de oración y lectura de la Biblia.
- Logró que la Corte Suprema dictara como inconstitucional los rezos y la lectura de la Biblia en las escuelas públicas de Maryland.
- Fundó la asociación Ateos de América (1963), una organización sin fines de lucro que ha llevado más de 20 casos a distintas cortes federales insistiendo en separación entre Iglesia y Estado.
- Aparecía con frecuencia en programas televisivos defendiendo el ateísmo, llamando a la religión: un acto de «ignorancia» y «superstición».
- Desafió los servicios religiosos semanales en la Casa Blanca.
- Desafió la inclusión de la frase In God we trust («En Dios confiamos») en los billetes estadounidenses.
- Logró que la constitución del Estado de Texas eliminara el requisito de «creer en Dios» para poder ocupar cargos de confianza pública.
- Se batió en la Corte para que la Navidad fuera prohibida en todas las instituciones financiadas con dinero de los contribuyentes, aunque sin suerte final.
- También se definió como militante feminista y luchó en la última etapa de su vida para legalizar el aborto.
Madalyn estudió Leyes, pero le fue difícil mantener un empleo fijo por sus diferencias con los empleadores y su explosivo carácter descrito como «agresivo» y «desagradable».
Durante un intercambio con el público, durante un programa de TV en los años 70, una mujer cristiana tomó el micrófono y le dijo algo que, dos décadas después, pudo interpretarse como un trágico presagio: «Si no entra en razón, su muerte será tan miserable que le demostrará, a sus seguidores, cuán equivocada está».
En agosto de 1995, Madalyn Murray O’Hair, de 76 años, desapareció junto a su hijo menor y su nieta. Con ellos se desvanecieron US$625.000 de una cuenta bancaria de la asociación en Nueva Zelanda, razón por la cual, en ese momento, se especuló con que la familia se había fugado con ese dinero.
Sin embargo, tiempo después se descubriría que los tres fueron secuestrados y asesinados, y sus restos aparecieron en un rancho de Texas, varios años después de la tragedia.
Disparando al blanco
En 1964, la revista estadounidense Time, se refirió a Madalyn Murray O’Hair, como “la mujer más odiada de todo América”. Entre otras acciones controvertidas, esta peculiar mujer presidió durante décadas (hasta mediados de los 90) la organización sin fines de lucro: Ateos de América (American Atheists), la que fundó con el objeto de defender las libertades civiles de las personas ateas, lo que en la práctica significó, fundamentalmente, abogar sin tregua por la completa separación Iglesia-Estado. Para ello, realizó charlas en instituciones educativas, universidades, clubes y medios de comunicación, publicó libros y revistas y, en particular, promovió numerosas acciones legales contra instituciones públicas que metían a la religión en sus acciones de carácter civil, tergiversando funciones destinadas a la totalidad de la población.

A partir de sus gestiones y de su controversial personalidad, Murray logró llamar la atención de la comunidad, y ahora, después de tantos años de su agitación y sus batallas civiles, Netflix ha producido un largometraje biográfico sobre su vida, que está disponible en la plataforma. La película es dirigida por Tommy O’Haver (An American Crime, 2007), y protagonizada por Melissa Leo (The Fighter, 2010).
Sinopsis oficial: Madalyn Murray O’Hair fue líder del movimiento ateo en los Estados Unidos, país en el que fundó la organización ‘Ateos de América’ y donde se mantuvo como presidenta durante años. Esta joven madre consiguió que se suprimiera la oración diaria de los colegios públicos, pero ésta y otras iniciativas en defensa de la libertad religiosa la llevaron a convertirse en «la mujer más odiada de América» hasta el punto de ser secuestrada junto a uno de sus hijos y su nieta.
Ajusticiando el hecho
Según Netflix, La mujer más odiada de Estados Unidos recorre tanto la ascensión como el derrumbe de Madalyn Murray O’Hair, un personaje enmarañado que, con seguridad, hasta hoy divide las aguas, entre quienes, con cierta perspectiva, puedan considerarla, a la distancia, como una mujer audaz, capaz de ir contra el sistema y de sostener sus más íntimas convicciones hasta las últimas consecuencias, y quienes despreciativamente, la ven como una desquiciada antisociable, capaz de llevar adelante, de cualquier manera, su conducta disruptiva, con su proceder temerario y su ateísmo fundamentalista.

La trama se desarrolla alternando un presente en el que, con un recorrido sobre sus espaldas y ya como una señora mayor, Murray O’Hair, es secuestrada junto a uno de sus hijos y su nieta (hija del otro hijo), con distintos momentos de su pasado, en los que dio sus primeros pasos militando y tuvo sus luchas y peleas cívicas. El relato nos habla también acerca del multitudinario movimiento ateo que, a partir de la década del 60, se movilizó con la consigna de la separación de Iglesia y Estado, y que tuvo en Madalyn una referente destacada.
Cuenta que una vez dijo públicamente: “Sólo quiero tres palabras en mi lápida, si es que llego a tener una. Una es mujer, me siento muy cómoda en ese papel. Me ha encantado ser una mujer, me ha encantado ser una madre y una abuela. Pero quiero estas tres palabras: Mujer, atea y anarquista. Así soy yo”.
La prensa estaba fascinada ante su afilada lengua, que no parecía estar dispuesta a silenciarse ante nadie: “La religión ha causado más miseria a la humanidad en toda su historia que cualquier otra idea”, solía expresar. En la película, se la ve y escucha injuriar a la Inmaculada Concepción, en un programa de radio, toda una blasfemia, además, de sostener que mantuvo su activismo, animada por cheques y donaciones que llegaban a su casa para apoyarla, compensando, en parte, las múltiples amenazas que recibía de grupos ultra católicos. Nos detenemos un segundo en este punto del financiamiento, porque en la trama de la película dejan en claro que la anti religión o la no creencia puede ser un negocio tan rentable como el que sostiene a las iglesias, independientemente del credo. Nos preguntamos ¿capitalismo mata fe (o no fe)? Momento para destacar en el film, cuando luego de un debate televisivo entre Madalyn y un pastor evangelista, este último le propone hacer más dinero con la controversia, y “salen de gira”, llenando lugares.

Si bien nosotros no conocíamos la trayectoria de esta controvertida activista política y social, nos resultó interesante el enfoque de un guion que, encaminado a contar los vaivenes de su historia, presenta un corredor poblado por variados y extraños personajes que, al estilo de los Cohen, se mueven por situaciones grotescas que confrontan con una línea principal que sigue los pasos de una Madalyn inconformista, políticamente incorrecta y con sus luces y sus sombras.
También nos lleva a repensar parte de las contradicciones de la sociedad norteamericana en el clivaje Estado-Iglesia, presente en esta película en la disyuntiva libertad versus religión. A lo largo de los años, Estados Unidos ha publicitado una imagen de defensores de la libertad ante todo, tal como reza la Primera Enmienda[1] de su Constitución, pero nunca han podido resolver situaciones vinculadas a la libertad de culto, principalmente.
Testimonio final
Nuestra participación en esta columna de la R24C nos ha permitido tomar contacto con personajes, hechos y acontecimientos que pensamos que vale la pena conocer. Repasar la historia social y política contemporánea no solo nos enseña sobre cosas que han existido o sucedido, sino que nos permite vincularnos con el pasado con un carácter prospectivo, esto es, con una mirada que permite su proyección al presente y, sobre todo, hacia el futuro. Y hacerlo a través del cine (con su sistema de estímulos y su rico lenguaje audiovisual), lo hace mucho más atractivo, incentivando la curiosidad y ayudando a entender mejor los procesos sociales.
En términos conclusivos, La mujer más odiada de Estados Unidos nos ha dejado conformes, a pesar de ciertos rastros de “formato de telefilm”. En especial, rescatamos la buena interpretación de un protagónico lleno de matices, con un personaje caracterizado por una personalidad poliédrica, a cargo de la premiada Melissa Leo, que es justo destacar.
[1] Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América: “El Congreso no podrá hacer ninguna ley con respecto al establecimiento de la religión, ni prohibiendo la libre práctica de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al gobierno una compensación de agravios”.