MANUSCRITOS DE TYTHON, REFLEXIONES SOBRE STAR WARS II: Rey y la ruptura de paradigmas (1ra. parte)

A fines de la década del 70, durante una época de estancamiento para el cine de ciencia ficción, un joven realizador cinematográfico llamado George Lucas se coronaba como el nuevo demiurgo que haría resurgir el género y alimentaría el imaginario de más de una generación, trascendiendo las barreras de su país natal y abarcando, lo que se podría decir con más o menos exactitud, el resto del mundo.
Si bien es cierto que Lucas no inventó nada, supo combinar elementos preexistentes y adaptarlos a su época para revivir y adecuar a los tiempos modernos la que podría ser la primera y más antigua historia narrativa de la humanidad: el viaje del héroe. Todos los seguidores de la saga sabemos que Star Wars está basada en El héroe de las mil caras, obra de Joseph Campbell, uno de los mitólogos más influyentes del siglo XX. Si tomamos al protagonista de la trilogía original, Luke Skywalker, podemos seguir paso a paso el viaje del héroe que relata Campbell a partir de sus estudios sobre diversas mitologías y sus comparaciones, en resumidas cuentas, la revelación, el crecimiento y el triunfo del héroe, mientras que si nos concentramos en la trilogía precuelas su protagonista, Anakin Skywalker, futuro padre del anterior personaje, realiza un viaje que, en contraposición al de su hijo se invierte llegado a cierto punto, puesto que además de las dos primeras etapas, somos testigos de la caída del héroe. En ambas trilogías se aprecian aquellos elementos en común que presentan todos los relatos mitológicos a los que Campbell denomina monomito.
Además, ambos personajes cumplen con el arquetipo del protagonista masculino impuesto por el género a lo largo de años de historias: representan la abnegación, la ayuda, la búsqueda del bien y la defensa de los más débiles. La única diferencia entre padre e hijo radica en que el primero tiene un brusco giro hacia la oscuridad, mientras que su sucesor continúa el viaje hacia la luz y será el encargado de redimir a su caído progenitor.
Pero ¿qué pasa con la trilogía secuelas?, ¿cuál es el tratamiento que tiene su protagonista?
Para analizar a este nuevo personaje debemos tener en cuenta un par de factores externos a la cuestión narrativa. El primero fue la venta de Lucasfilm a The Walt Disney Company en el año 2012. George Lucas se retiraría a disfrutar de las ganancias de toda una vida y pasaría la posta de la dirección de la empresa a Kathleen Kennedy, la más exitosa productora cinematográfica contemporánea con películas como E.T. (Steven Spielberg, 1982), The Goonies (Richard Donner, 1985) y Back to the Future (Robert Zemeckis, 1985) sobre sus hombros, entre más de 100 títulos llevados a la fecha. El segundo factor es que Kennedy resulta ser una gran activista por los derechos de la mujer dentro de la industria del cine hollywoodense, por lo que no resulta extraño que, bajo su control total sobre la franquicia galáctica, la protagonista de una nueva trilogía de Star Wars fuese una mujer.

La ciencia ficción, a lo largo de su historia, dio diferentes roles a las protagonistas femeninas, pasando de ser una mera compañía, decorativa por su belleza y objetivo del héroe masculino poniéndose innecesariamente en peligro, a ser la protagonista dura y combativa que perdió su femineidad, a modo de sacrificio metafórico, para ser quien dirigiese la batuta en un género principalmente conducido por hombres; siendo Dale Arden de Flash Gordon (F. Stephany/R. Taylor, 1936) y la teniente Ripley de Alien (Ridley Scott, 1979) los mejores exponentes de cada caso.
El primer desafío de la protagonista de la trilogía secuelas de Star Wars, Rey, interpretada por la actriz Daisy Ridley, fue romper con el paradigma que el género tiene reservado al rol de la mujer. Si bien ya habíamos visto en la saga galáctica a un personaje femenino fuerte y con gran poder de decisión, como fue la princesa Leia Organa, esta no actuaba de manera independiente, formando parte activa de lo que se conoce como el “protagonista colectivo” de la saga, para terminar siendo la hermana de Luke Skywalker, claramente el más importante de este arquetipo puesto que personifica al héroe clásico, y formando pareja con Han Solo, que oficia de compañero del héroe; es decir que, aunque Leia se corría un poco del estereotipo femenino dentro de la ciencia ficción, concluía la historia bajo la tutela masculina. Para lograr la premisa de la ruptura paradigmática debieron tomarse en cuenta varios aspectos narrativos.
La presentación de Rey en la primera de las secuelas, The Force Awakens (2015, J.J. Abrams), es soberbia. Los diez primeros minutos de la película están dedicados a los personajes masculinos más importantes de esta nueva trilogía; en ellos se realiza la presentación de Poe Dameron (Oscar Isaac), un piloto valiente, arrojado y un poco desfachatado; Finn (John Boyega), un atormentado stormtrooper de la Primera Orden, alter ego del antiguo Imperio, que se debate si continuar o no en las filas de ese ejército; y Kylo Ren (Adam Driver), el villano, que indefectiblemente remite a la imagen de Darth Vader, usuario del Lado Oscuro de la Fuerza, enfundado en su traje negro con máscara y un sable de luz rojo que hace acordar a las espadas de los caballeros templarios. Terminados estos minutos de intensa acción el film se detiene, la música se torna más tranquila y pasamos de un sinfín de imágenes frenéticas a un momento de extrema contemplación. Buscando chatarra dentro de los restos de lo que parece ser una inmensa nave espacial destruida, aparece un personaje enfundado en ropas que lo cubren por completo, de pies a cabeza, para que el espectador no pueda determinar su identidad; recién cuando sale de ese vehículo arrumbado, se quita las antiparras y se baja la mascarilla que cubre su rostro, pueden apreciarse los finos rasgos femeninos de Rey. La chica se toma su tiempo, se encuentra bajo el fuerte sol de un planeta desértico y debe calmar la sed bebiendo un trago de agua. Sus acciones son serenas, pausadas, y permiten al espectador asimilar que se trata de una muchacha, que vive sola en un lugar que es hostil a quienes lo habitan y que subsiste cambiando chatarra, que extrae de las ruinas de las viejas naves espaciales que cayeron sobre la superficie desértica durante la antigua guerra contra el Imperio, por alimentos, lo que parece ser la actividad principal de los habitantes del planeta Jakku. Al final de su presentación, Rey rescata al droide BB-8 de las garras de un desarmador que busca su propio beneficio a costa de la integridad de esos seres mecánicos, demostrando la generosidad, la búsqueda del bien y la ayuda de los más débiles asociada siempre al arquetipo masculino. Toda esta secuencia dura aproximadamente siete minutos, casi la misma cantidad de tiempo que se tomaron para mostrar a las tres contrapartes masculinas, un excelente ejemplo de cómo debe presentarse al personaje más importante de la película. El siguiente paso es dejar bien claro que, a pesar de protagonizar un film de un género que siempre encasilló a la mujer dentro de parámetros bastante rígidos, puede definirse como personaje fuerte sin perder la femineidad. Para esto basta con ponerla en peligro y, cuando su compañero masculino personificado por Finn, que ha desertado de la Primera Orden, la toma de la mano para salir corriendo en contra de su voluntad, ya que es muy evidente que ella se hubiera quedado a enfrentarlo, la joven deja bien claro que “ella sabe correr y no necesita ser llevada de la mano”. Con esta simple acción termina de romperse el paradigma femenino dentro de la ciencia ficción. Rey es una mujer fuerte, capaz de defenderse sola si la situación lo requiere y no necesita de la ayuda masculina, que en esta precisa secuencia viene a ser bastante poca, lo que indudablemente funciona restando solidez al personaje masculino y reforzando al femenino. Minutos más tarde será ella quien tome de la mano a su compañero en señal de protección, invirtiendo definitivamente los roles utilizados en el género a lo largo de años de historia del cine.
Pero si lo anterior fue relativamente sencillo, quebrar el paradigma del héroe no lo es tanto. En este caso se trata de una fórmula que ha funcionado a través de varias culturas y a lo largo de miles de años; no tiene nada que ver si el encargado de llevarlo adelante es un hombre o una mujer. Vencer a Homero, por citar al más grande de los aedos griegos, no está a la altura de cualquiera.
El problema que se presenta en la trilogía secuelas es que, dicho por J. J. Abrams durante una entrevista para el sitio Collider en una entrevista fechada en mayo de 2021, no había un plan claro para el desarrollo continuo de las tres películas. Lo que Disney pretendía era que los directores de las segunda y tercera entregas se basasen en lo que había propuesto su antecesor. Esta forma de trabajar, sin duda alguna, resintió el producto final; y el camino del héroe, tan claro y definido desde siempre, se vio desestructurado más por desconocimiento de los responsables de las continuaciones que por una premisa de trabajo para la escritura de los argumentos y sus personajes.

El tratamiento que recibe el paradigma del héroe en The Force Awakens es el que mejor se ha abordado dentro de la nueva trilogía. Pero hay que tener en cuenta un factor muy importante, cuando el guionista Michael Arndt abandonó el proyecto, Lawrence Kasdan fue convocado expresamente para quedar a cargo de la corrección y la reescritura; no podemos olvidar que ya había sido responsable de llevar adelante las tramas de The Empire Strikes Back (1980, Irvin Kershner), al fallecer Leigh Brackett, la guionista original, y Return of the Jedi (1983, Richard Marquand), siendo el libretista que mejor entiende el universo de Star Wars y el mito del héroe junto con George Lucas.
Al igual que en las dos primeras películas de las trilogías anteriores, los hitos más importantes del mito del héroe tratados en este primer film son: el llamado a la aventura, los guardianes del umbral, el mentor sabio y el talismán mágico, el primer umbral, los compañeros del héroe, la dimensión mística y el laberinto y rescate. Aunque no necesariamente en el orden expuesto, estos estadios siempre tienen que ver con el objetivo por conquistar que se propone al comienzo de la historia. En A New Hope (1977, G. Lucas) Luke Skywalker debe unirse a la Rebelión para ayudar a destruir la Estrella de la Muerte y todos sus esfuerzos, con más o menos derroteros, están destinados a ello. En The Phantom Menace (1999, G. Lucas) el problema principal pasa por terminar con el bloqueo comercial que ha sido impuesto por la Federación de Comercio al planeta Naboo, y Anakin Skywalker, a pesar de ser un niño, se ve envuelto en medio de esa peripecia. Lawrence Kasdan sabe que los principales consumidores de esta nueva película tienen una idea bastante clara de cómo funciona el mito del héroe; no debe haber casi ningún seguidor de Star Wars que no haya leído, ni siquiera un resumen o una aproximación, de la obra de Campbell. Por eso decide tomar estos puntos detallados anteriormente y utilizarlos para engañar a un espectador versado en la narrativa heroica. Debido a esto, las cuatro primeras etapas del monomito en The Force Awakens se presentan de manera falsa, ya que no tienen que ver con el objetivo que se propone al comienzo del film. El conflicto principal pasa por encontrar el paradero de Luke Skywalker, que se ha ido al exilio luego de fracasar como maestro Jedi; pero el llamado que recibe Rey es simplemente restituir al droide BB-8 a la Resistencia, apenas un primer objetivo dentro de la trama complicada que supone la película, y quien lo efectúa es Finn, que se hace pasar por soldado en lugar de revelar su verdadera identidad de desertor de la Primera Orden, por lo que los estadios sucesivos que atraviesa el personaje femenino, hasta que Kasdan decide imprimirle la verdadera dirección, también serán falsos, puesto que parten de una premisa que no es del todo verdadera. Los guardianes del umbral no son los stormtroopers que los persiguen en Jakku, ni el Halcón Milenario, nave mítica si las hay en el universo de Star Wars, oficia de talismán mágico; simplemente son meros útiles puestos en la narración argumental para alimentar la trama y hacerla más atractiva, funcionando como oponentes y ayudantes para lograr ese primer objetivo. El último punto falso es del mentor sabio, en esta instancia hace su aparición un anciano Han Solo que establecerá una relación paternalista con la muchacha, pero que en lugar de instruirla como debería hacer un maestro, le propone abandonar el camino del héroe para acompañarlos a él y al wookie Chewbacca, su fiel compañero, en sus viajes a través del universo. A estas alturas de la historia, Han Solo se encuentra separado de su esposa, Leia Organa, debido a que su hijo, Ben Solo, no es otro que Kylo Ren, el villano principal del film caído en el Lado Oscuro de la Fuerza y destructor de todo aquello por lo que sus padres lucharon cuando eran jóvenes. De manera inconsciente, Han Solo quiere huir de su responsabilidad para con sus congéneres y arrastrar a Rey por esos tortuosos caminos, algo que nunca haría un verdadero mentor. Pero el sentido de la responsabilidad de la joven la lleva a negar el ofrecimiento y querer restituir BB-8 a sus dueños, por lo que el contrabandista la lleva al planeta Takodama, donde podrá obtener la ayuda necesaria para contactar con la Resistencia. Es este lugar donde comienza el verdadero camino heroico para Rey; Takodama es el verdadero primer umbral que debe atravesar para sufrir la iniciación que la llevará de ser una simple recogedora de chatarra a una heroína destinada a salvar el universo. La guardiana del umbral resulta ser otro personaje femenino, una alienígena de más de mil años llamada Maz Kanata, que regentea un sitio donde se juntan diversas razas de todo el universo para hacer sus negocios. Kanata, conocedora de la Fuerza, bucea en el interior de los ojos de Rey y le marca el camino a seguir efectuando el verdadero llamado y dándole el verdadero talismán mágico, el antiguo sable de luz que fuera de Luke y mucho antes de su padre, Anakin. La muchacha, como suele ser usual en este tipo de historias, como casi todo personaje heroico realiza un acto de negación, abrumada por la responsabilidad que le espera y de la que no se siente capaz de afrontar, reniega de este llamado y escapa del lugar. Es en ese momento cuando la Primera Orden ataca y la muchacha es capturada y llevada a la Base Starkiller, instante que da pie a la aparición de las etapas restantes. Finn deja de lado todos sus temores y asume su rol de compañero de la heroína, y decide ir al complejo tecnológico enemigo para rescatarla y de paso ayudar a Han Solo, que también asumió su responsabilidad en la historia, a desconectar los escudos de la base a fin de lograr las condiciones necesarias para el ataque que está organizando la Resistencia, dando inicio al hito llamado el laberinto y rescate. Por su parte, la protagonista femenina tiene su acercamiento a la dimensión mística, los esfuerzos de Kylo Ren por quebrantar la mente de Rey por medio de La Fuerza son los que activan esa capacidad latente en la joven, mientras que en las películas anteriores Luke y Anakin necesitaron que un maestro los instruyese para lograr adentrarse en esa dimensión. Rey lo hace de manera intuitiva como si fuese consecuencia de un efecto del principio de acción y reacción propuesto por el físico Isaac Newton, “a toda acción le corresponde una reacción de igual magnitud, pero de sentido contrario”; un excelente giro narrativo efectuado por Kasdan para continuar rompiendo con la estructura heroica conocida. Un poco más adelante el guionista invierte la situación del rescate, Finn se ve imposibilitado de llevar a cabo su objetivo y debe ser Rey la que salva su vida y lo deposita en un lugar seguro, rompiendo definitivamente con el arquetipo femenino dentro del género, pero sin que el personaje pierda en ningún momento su condición de mujer en pos de la imagen masculina. Para terminar con el arco heroico solo falta que se cumpla el objetivo principal del film, a Rey se le revela el camino hacia Luke Skywalker y finaliza la película en un instante que promete continuar con el estadio del mentor sabio.

Hemos concluido la primera parte de la nota, espero que haya sido un viaje agradable. En la próxima entrega intentaré desgranar cómo funcionan y se combinan los elementos restantes del camino del héroe en las dos últimas películas de la saga.
Me parece un interesante análisis, pero disiento de algunos puntos.
Si bien está claro que se buscó establecer un personaje femenino y fuerte como protagonista, no creo que esto sea a estas alturas una novedad, sobre todo en el cine. Ciertamente no excluiría a la Tte. Ripley de esta categoría, pero supongo que esto es más subjetivo jajaja.
Por otro lado, eso que considerás un excelente giro narrativo (la capacidad latente de Rey para usar la Fuerza), que quizá sea el aspecto central de la película (no por nada le da su título), es a mi entender un hecho revelador de lo vacío del personaje de Rey. Sencillamente creo que ni Rey ni el resto de los personajes fueron bien desarrollados. Con la excepción, quizá, de Kylo Ren, no les encuentro objetivos a los personajes, ni motivaciones, ni una historia construida a su alrededor que los desarrolle. En todo caso, pareciera que no hacen más que reaccionar a lo que sucede inmediatamente a su alrededor durante toda la trilogía.
Lo más cercano que se estuvo a darle oportunidad a Rey de construir su brillo y una historia en la cual desarrollarse quizá haya sido en The Last Jedi; que, con todo lo que se le pueda criticar, es a mi juicio una de los episodios más innovadores, quizá el más atrevido de todos.
Todo borrado con el codo por Disney, en su desesperación, en el siguiente olvidable episodio final.
Dicho todo eso, me gustó el análisis. Gracias por dar el espacio a los lectores para dejar comentarios. Saludos!
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