Bo Burnham: Inside

“¿Debería bromear en un momento como este? ¿A quién le gustaría hacer chistes en un momento como este?”, se pregunta en una de sus primeras escenas Bo Burnham. Un hombre solo, encerrado, rodeado de equipos, actuando, cantando, haciendo chistes en este contexto cuasi distópico.

Bo Burnham comenzó su carrera casi de la misma manera. Solo, con su piano y su cámara, subiendo videos a YouTube. Rápidamente se hizo conocido. Un niño artista prodigio de la era digital. Ya se podía atisbar una muestra de talento y perspicacia en un adolescente cantando temas sobre religión, racismo, machismo. Luego vinieron sus primeros especiales de comedia donde, a diferencia de ahora, había público en vivo. What (2013) y Make Happy (2016), al igual que Inside (2021), se pueden encontrar en Netflix.

Comediante, actor, cantautor y director. Bo lo hace todo. Y lo hace con una gran virtuosidad. Etiquetar a Inside solo como un especial de comedia queda con gusto a poco. Por momentos parece un musical, por otros, un ensayo sobre el encierro en época de pandemia. Tampoco es pura y llanamente comedia. Tiene una curva dramática más que interesante. Bo desarrolla distintos recursos audiovisuales para enfatizar sus comentarios o bromas. Así, a través de la iluminación o la estética, canaliza la impronta de videoclips, videoblogs, las redes sociales y presentaciones en vivo. En lo que podría ser un gran ejercicio para estudiantes de cine, convierte una simple habitación con paredes blancas en varias locaciones diferentes.

Inside nos muestra, en un orden anacrónico, un año de la vida de Bo. Estructurado por medio de canciones, de variados ritmos y estilos, que podrían ser hitazos: una videollamada con su madre, sexting pandemial, los estereotipos del Instagram de una mujer blanca, todo lo que tiene para ofrecernos internet, se burla de sus propios privilegios de hombre blanco, realiza un debate geopolítico con una media, parodia a los streamers. Pero no solo son letras pegadizas con agudos comentarios. Cada canción tiene su propio rango emocional y subtexto. Como en White Woman’s Instagram, en que critica las estereotipias de Instagram, haciendo uso de un aspect ratio que asemeja el de esa red social. Pero cuando la canción comienza a explorar un poco de emoción genuina hablando de la perdida de una madre, la relación de aspecto se agranda, remarcando que dentro de todo el artificio puede haber legítimas manifestaciones de amor, reflexiones sobre la pérdida y los traumas. También hace lo propio cuando relata la glorificación de los billonarios como Jeff Bezos (CEO de Amazon), la banalización de las luchas sociales que hacen las empresas para vender algún producto o la irrefrenable compulsión que hay sobre comentar todos los tópicos que surgen sin realmente saber nada de ello, usualmente a través de Twitter.

Un tema siempre presente en su material es la necesidad de una audiencia. Un público para el cual actuar, que aplauda y celebre. Y la creación de nuevo contenido para satisfacer a ese público. Bo se pone en el rol de artista y de espectador. Se ve a sí mismo en el espejo, en su teléfono e incluso proyectado en la pared. Pero el más notorio es cuando realiza una parodia de un video reacción de una de sus actuaciones. Allí lo vemos en un acto de autoconciencia incómodo de ver. Su intento desesperado de ser visto como alguien inteligente, en sus propias palabras, solo nos hace empatizar más mientras entendemos su necesidad de sentirse validado.

En el crecimiento de su barba y pelo se va visualizando el tiempo que transcurre. El Bo que comenzó a grabar su especial, como nosotros, no tenía idea de qué tan duro nos iba a golpear el 2020. Se refleja en su ánimo que va cediendo e inevitablemente también lo va haciendo su salud mental. Es difícil no sentirnos reflejados en esa realidad, en ese retrato del encierro, en esa lucha por mantener la sanidad que en mayor o menor medida muchos atravesamos en el último año.

¿Es realmente verdadera la vulnerabilidad que muestra Bo o es otra performance? Una escena, que tuvo más tomas, como otras en el especial. Nunca lo sabremos y tampoco importa. La autenticidad del momento no es el punto. Si fuese un momento genuino, solo seríamos espectadores mientras vemos la fragilidad de su salud mental como una pieza más de arte, en tanto luego seguiríamos con nuestras vidas. Por eso, la cámara apunta hacia nosotros, la audiencia. Soslayadamente realiza un comentario sobre el contenido que consumimos.

Muchos querrán olvidar lo sucedido en estos últimos tiempos, o no estarán listos para hablarlo aún porque todavía lo estamos transitando. Entonces, ¿deberíamos estar haciendo chistes en un momento como este? Vos sabés que sí (diez horas de vos sabés que sí). La comedia es el resultado de la tragedia más el tiempo. Gran papel juega la risa en nuestras horas más trágicas. Tendemos a lidiar con situaciones angustiantes a través del humor. Sin ir más lejos la utilización de los memes como medio de expresión social es cada día más recurrente. Necesitamos reír.

Aunque angustie tanto como divierta, si hay una pieza audiovisual que deba llevarme de este contexto pandémico elijo Inside. Porque si vamos a hacer catarsis de todo lo que provocó el encierro, ¿qué mejor que hacerlo través del arte? Ya sea mirando o haciéndolo. Bo Burnham nos lleva en una excursión dentro de su mente, que termina convirtiéndose en un espejo que refleja nuestro propio interior.