Legend: un mal Ridley es un buen cualquiera

Corría el año 1985 y Ridley Scott ya había dirigido dos de sus más grandes películas: Alien (1979) y Blade Runner (1982). Si bien la segunda no fue un éxito de taquilla, el paso del tiempo le daría el merecido reconocimiento, poniéndola como una referente en el género de ciencia ficción gracias a su sorprendente estilo visual y al tono con significativos planteos filosóficos.

Sin embargo, estas dos películas, con atmósfera de terror en el caso de Alien, y con un marcado acento sombrío en el caso de Blade Runner, llevaron a Scott a planear un film orientado a otro tipo de público. Inspirado en leyendas de fantasía, en la eterna lucha del bien y el mal, de la luz y la oscuridad, se vuelca hacia un proyecto personal que daría como resultado Legend.

La historia nos presenta a Lili (Mia Sara), una princesa que es feliz paseando en el bosque y visitando a los vasallos del reino con total soltura. Sus encuentros incluyen a Jack (un jovencísimo Tom Cruise, que ya había protagonizado Risky Business), un adolescente que la instruye en el arte de conectarse con la naturaleza y hablar con los animales. Pero el idilio se complica cuando Darkness (un maravilloso Tim Curry) encomienda a sus súbditos que atrapen y maten a los últimos dos unicornios del mundo. De esta manera, la oscuridad cubrirá la Tierra y él podrá subir a la superficie sin tener que ponerse protector solar factor 80.

El guion, a cargo de William Hjortsberg, contaba con todos los elementos clásicos que una historia de aventuras podría tener. Duendes, goblins, unicornios, brujas y princesas, a Legend no le faltaba nada dentro de un género que en los 80 estaba en espléndido aumento: Excalibur (1981), Dragonslayer (1981), The NeverEnding Story (1984), Ladyhawke (1985), Labyrinth (1986), The Princess Bride (1987) o Willow (1988) fueron algunos de los grandes referentes de la aventura y la fantasía durante la década.

Sin embargo, debemos destacar diversos hechos que acompañaron el fracaso comercial de Legend. Desde el inicio ciertos problemas afectaron al normal desarrollo del proyecto. Con un presupuesto estimado en 30 millones de dólares, el rodaje se extendió por 3 años, desde 1982 hasta su estreno en 1985. Hubo que construir y reconstruir improvisadas escenografías debido a un incendio en los estudios Pinewood, lugar donde se rodaba el film. La duración inicial era de 150 minutos, pero la productora le pidió a Ridley Scott que recortara ese tiempo para hacer algo más rentable las proyecciones. Otro hecho no menor fue el cambio en la banda sonora, la cual pasó de ser ejecutada por Jerry Goldsmith a un score electrónico de la mano de Tangerine Dream.

Con todo esto, la película de Scott no supo (o no pudo) encontrar su público. Y es que la estética oscila entre un ameno y sublime paisaje inicial con un bosque que nada tiene que envidiarle al amoroso Disney, pero que contrasta con el oscuro y tenebroso mundo subterráneo liderado por Darkness. Esto podría ser digerible y aceptable para el niño de los 80, si no fuera por las monstruosas creaciones de Rob Bottin: por un lado, la bruja del pantano a la cual se enfrenta Jack y, por otro, el preciso trabajo de caracterización de Tim Curry. Esto último dio como resultado un diablo rojo de enormes cuernos mezcla de Satán, mezcla de sátiro, que hoy se mantiene como uno de los más impresionantes alguna vez visto en la pantalla grande (1).

Todos estos tropiezos, cambios y decisiones imprimieron en Legend un resultado final con un apartado visual impresionante, pero con un argumento impreciso y un montaje que no logró consagrar el ritmo adecuado. Sin embargo, es imposible negar la perfección plástica que logra, y después de 36 años, la fuerza de sus imágenes sigue intacta.

Igualmente, si bien puede parecer que los diálogos y las acciones de los personajes son convencionales o triviales, la realidad es que cada momento está atravesado por subtextos e intenciones que van más allá de la simple proclamación dramática. Un ejemplo representativo se da al inicio, cuando Lili se acerca a los unicornios. En un acto de audacia, arrogancia e imprudencia, toca a uno de ellos. Jack le dice que tal acción está prohibida, pero el pecado ha sido cometido. Tocar a tales criaturas mágicas conlleva una terrible consecuencia, al igual que Eva cuando toma el fruto prohibido del árbol del conocimiento del bien y el mal. Toda la película está atravesada por situaciones de ese tipo, con fuertes componentes que son más permeables en adultos que en niños, por eso la imprecisión a la hora de definir el público.

Legend fue recibida con poco entusiasmo tanto por la crítica como por el público en general, y de hecho no llegó a recuperar la inversión. Hoy en día se puede acceder a una versión nueva, diferente a la estrenada en cines. El corte del director salió a la venta en el año 2002 y cuenta con la banda de sonido original, aquella compuesta por Jerry Goldsmith, la cual revitaliza todo el relato fantástico que la de 1985 dejó a mitad de camino. El agregado de minutos ayuda a que la historia sea más entendible, y el cambio en la presentación de Darkness le da un componente interesante al inicio. Particularmente creo que es la más recomendable para dedicarle un visionado, salvo que uno sea demasiado curioso y crea necesario comparar ambas versiones.Sea como sea, Legend aportó a la consolidación de Ridley Scott como uno de los mejores directores de su época y, en tiempos de pantalla verde, vale la pena observar el tratamiento superlativo que este film hace de la imagen y el espacio. Podrá ser de sus películas más flojas, tal vez de las más olvidables, pero es seguro que cualquier director del montón quisiera tener un Ridley malo entre su filmografía.

Esta y más notas en el Nro. 36 de la Revista 24 Cuadros


Notas:

(1) Una referencia directa se puede apreciar en el Satan de Dave Grohl para el film Tenacious D in The Pick of Destiny (2006).