Reseña: Borat, siguiente película documental

El personaje más incorrecto del cine volvió en 2020, en plena pandemia y tiempos de Donald Trump. Solo Borat (Sacha Baron Cohen) podría haberlo hecho y salirse con la suya dos veces.

En esta oportunidad, el protagonista termina su sentencia de prisión y trabajo forzoso justo a tiempo para que el gobierno de su país lo envíe a EE. UU. (o “the US and A”) para congraciarse con su presidente, a través de la entrega de un regalo muy especial.

El McGuffin importa poco, ya que en los primeros minutos el regalo es reemplazado por la propia hija de Borat, Tutar (Maria Bakalova), quien se roba la película de ahí en adelante.

Para cumplir su misión, Borat y Tutar viajan por las zonas conservadoras de EE. UU., dejando en exposición a quienes defienden las ideas más recalcitrantes y que seguramente han votado a Trump hace algunos años. Borat y su hija meten el dedo en la llaga de amantes de las armas, de quienes fomentan y enseñan la misoginia y quienes son capaces de defender un abuso e incesto antes que permitir un aborto. Todo con el toque Borat.

Si bien el recorte de Sacha Baron Cohen como escritor y de Jason Woliner como director es similar al anterior en tanto eligen filmar la mayor parte de la película en Texas, uno de los estados más conservadores del país, la elección es comprensible en un contexto único como el actual, en el cual podemos atrevernos a estirar el límite de lo correcto, incluso en cuanto a guion se refiere.

En tiempos de inmediatez, Tik Tok y humor de memes, Borat se toma un poco más de tiempo para dar su mensaje, con la sátira desopilante de la película anterior y sin perder la mordacidad que se merece una sociedad atravesada por una pandemia y un gobierno conservador e igual de ridículo como el de Donald Trump.

Mi falta de conocimiento por el humor brasileño me impide imaginar si pudiera existir un personaje similar para retar los tiempos bolsonaristas. Quizás sea suficiente con un Borat en el mundo.

En esta segunda oportunidad, el personaje sigue retratando a una parte de la sociedad norteamericana, pero no se queda solo con lxs ciudadanxs medixs, sino que se juega por los niveles más altos, dando el toque final con Rudolph Giuliani. Otro acierto es su aggiornamento con la agenda feminista en una mano y la polarización frente a la pandemia por COVID-19 en la otra.

De esta manera, la película puede darse el lujo de mofarse de la decisión del gobierno de enjaular a niñxs migrantes, así como el atraso de ciertos sectores de la sociedad en relación con el lugar de la mujer, e incluso develar la falta de límites del poder frente a una posible periodista menor de edad; todo sin perder nuestra atención, aunque imaginemos hacia dónde van a ir sus disparos.

Ya conocemos a este personaje. Incluso quienes no hayan visto su película anterior saben de qué trata el humor políticamente incorrecto al extremo. No hay excusas para espantarte si no te gusta este estilo. Si ves el póster de un hombre adulto vestido con un barbijo como traje de baño y no te interpela el chiste, no la mires.

Lo bueno de Borat es que no se queda solo en una exposición del absurdo de la realidad ni en la crítica, sino que apuesta a algo más. Siendo que la película claramente está dirigida a quienes están en la otra vereda que lxs votantes promedios de Trump, quizás sea positivo que el dedo en la llaga sea un llamamiento a que participen a través del voto, en un país en el que este no es obligatorio. Tal vez sea fácil decirlo con el diario del lunes, con Biden a la cabeza; sin embargo, sería ingenuo pensar que Joe va a salvar a la sociedad norteamericana de la misoginia, xenofobia, intolerancia y amor por la justicia por mano propia.

Mi parte menos idealista o romántica tira abajo la esperanza de que un mensaje así pueda cambiar algo, siendo que estamos en tiempos de un dinamismo vertiginoso que no permite que casi nada perdure. Las historias duran 24 horas y el meme, lo que tarda en pasar de una red a otra. En momentos así, no hay declaración que pueda perdurar ni echar raíces. En ese caso, solo podemos esperar que esta película pueda generar otras producciones variadas, que ayuden a que el mensaje se replique.