Reseña: El colapso

Sé que el título es un poco catastrófico, pero no vengo aportar más caos a nuestras vidas. Solo me voy a centrar en lo positivo de la pandemia. Privado de poder ir al cine, tomé la osada decisión de pagarme una plataforma nueva ¡la mejor de ser posible! Primera cosa positiva del confinamiento, conocí Filmin y le estoy dando un uso indiscriminado. Entre las muchas cosas buenas que encontré, está esta serie con capítulos de 20 minutos, que se ven rápido y se viven intensamente. Mi recomendación es que te tomes tu tiempo para verla. La posología es de un capítulo por día después de cenar. En una semana liquidás el blíster de 8 episodios, la última dosis es doble, como buen millennial.

La serie repasa 8 historias distintas englobadas en una Francia colapsada. Todas las historias se cuentan en plano secuencia con una cámara demasiado activa para mi gusto, pero que dota de dinamismo a los relatos. Salvo el último capítulo, cada historia muestra un momento posterior en una línea de tiempo que comienza con “El colapso” (L’Effondrement). Los títulos de los capítulos te ponen rápidamente en el lugar de la escena. Bastante útil a la hora de mantener un hilo narrativo entre los saltos en el tiempo de cada capítulo: “La aldea”, el que más me gustó; «La isla», el que me pareció el más arriesgado para filmar; «La residencia», el que más me movilizó. Respecto de este último, solo critico que me pareció que los realizadores usaron una salida fácil para el protagonista, la menos polémica. Resulta que se ve forzado a hacer «algo», pero el azar se lo evita, o no, pero no lo cuentan.

Otra cosa buena de la pandemia es que trabajo en casa, almuerzo en casa, todo en casa, todo. Ahora, almuerzo al mismo tiempo que mi roomie y charlo, con el Telejornal de fondo. Entonces, se escucha que anuncian el nuevo Pacto Verde Europeo. Ella me pregunta qué conozco al respecto. Yo la aburro dando mi visión de cómo la Unión Europea intenta salir de la crisis traccionada por las grandes empresas y que el “Green Deal” es un intento de ir hacia la Economía Circular (no lineal, no usar y tirar), pero dando por sentado que se van a beneficiar los mismos de siempre. Esa misma noche, el capítulo final de esta serie le responde soberbiamente, de una manera más entretenida e ilustrativa de lo que yo pudiera ofrecerle. Mas allá del spoiler que les hice, algo que me gustó mucho de la historia es la sinceridad: siempre ganan los que siempre ganan, punto. No más optimista fue ser consciente de que empezaba a naturalizar los actos de personajes en sus contextos colapsados. La ficción es una excusa para retratar la crisis real, la de todos los días, la del sálvese quien pueda.

Una de las razones por las que me gustó ver la serie con intervalos de un día es que el debate se presta después de cada capítulo. Terminás cuestionando los límites de lo que está bien o mal, la ética profesional y la supervivencia, ¿es humano matar? También creo que uno de los puntos fuertes de la historia es que el detonante del colapso está todo el tiempo implícito, pero nunca se detalla. Incluso, me atrevo a decir que solo es importante en el capítulo final. Esta característica de la serie es elemental y lo suficientemente potente para impulsar al espectador a terminarla en un domingo cualquiera. No lo hagas, la ansiedad es parte de la lógica consumista.

Buscando un cierre con datos, te cuento que es una serie estrenada en el segundo semestre de 2019, sus realizadores se denominan como Les Parasites, Jérémy Bernard, Guillaume Desjardins y Bastien Ughetto. En alguna entrevista que pude leer, reconocen su predilección por las películas postapocalípticas, pero que aquí buscaron que el espectador sintiera a los personajes parte de una realidad cercana. En esto basan su decisión de optar por la experiencia inmersiva del plano secuencia, que sientas que es algo que podría pasar con vos allí. Sí, con vos, a vos, comprá dólares. Si quieren ver algo más de ellos, tienen un canal de YouTube con sus realizaciones.