Wonder Woman 1984: cuidado con lo que deseas

La secuela de Wonder Woman (2017), también dirigida por Patty Jenkins, quizá sea más recordada por ser el primer gran monstruo cinematográfico que no se estrenó en los cines (¿gracias, 2020?) y no tanto por lo que aporta al universo de DC, para quien escribe, cada vez más aburrido.
Porque WW1984 tiene todos los elementos para hacer una película fresca, entretenida, una historia de disfrute que podemos ver desde la comodidad de nuestros sillones: un personaje icónico, el explosivo colorido de los ochenta, dos coprotagonistas que lo dan todo (Pedro Pascal y Kristen Wiig), pero no. WW1984 es más un bodrio de mensaje pretencioso que una película divertida y emocionante.
Vamos primero al tema del guion, lleno de baches y contradicciones, que también tiene que ver con la duración de más extensa del film. Si bien la primera secuencia de Diana niña (Lilly Aspell) es muy entretenida y al final “tiene que ver” con la resolución del conflicto, es un inicio tan descolgado como la dinámica de la Piedra de los sueños, los postulados sobre los deseos que va afirmando la película o los “chistes” sobre la vestimenta de Steve (Chris Pine). Sí, porque el piloto más insulso del cine ha vuelto y no es ninguna sorpresa ya que nos cansamos de verlo en los avances y fotografías de promoción del cast (bastante más divertidos que la película). Cómo vuelve es la pregunta que se relaciona con el conflicto principal; resulta que hay una piedra que cumple deseos. Convenientemente, Diana (Gal Gadot), justo en 1984 cuando la piedra llega al museo del Instituto Smithsoniano, estaba trabajando allí. Y, convenientemente, justo conoce a su compañera de trabajo Barbara Minerva (una brillante pese a todo Kristen Wiig), una tímida científica que gracias a un evento sobrenatural irá perdiendo la bondad y candidez que la caracterizaban y la hacían sufrir para convertirse en una villana de hecho.

El personaje mejor logrado, la actuación más disfrutable (¡hay que actuar algunas escenas de WW1984!) es la de Pedro Pascal en la piel de Maxwell Lord, un villano que se presenta a lo Saul Goodman con unas publicidades muy berretas, que después terminan develando su costado “chanta”. Pero Lord no es malo, es solo un emprendedor que quiere hacer sentir orgulloso a su hijo. La procedencia latina del personaje y el papel de padre luchón aportan algo de novedad a la película, digamos, junto a algunos guiños acerca del acoso como violencia de género que también serían muy buenos si no fuera porque el hartazgo que provoca Hollywood apropiándose de luchas sociales nos deja sospechando de la sinceridad de cualquier gesto de ese tipo. En fin, el “arco” del personaje de Lord es el más interesante, porque no es malo, dijimos, pero desea cosas y, lo más interesante, consigue convertirse en un cumplidor de deseos. No voy a profundizar por si no la vieron, solo voy a decir que la tensión de los deseos es poco interesante y la resolución que le da la película es tan cursi y fácil que me dio vergüenza ajena, además de significar el peor momento actoral de la hermosa Gal Gadot.
Pero lo más importante, ¿por qué 1984? Toda la sobreinformación estética del (segundo) comienzo de la película, con el shopping correspondiente copiado a Stranger Things, los chistes sobre riñoneras y peinados ridículos que venimos viendo hace años, desaparece tan rápida y calladamente como el conflicto principal de la película que se resuelve sin dejar ningún tipo de consecuencia en el mundo ficcional ni, casi, en los personajes. Aunque es verdad que los nuevos juguetes que va adquiriendo Diana como guiños de origen son bastante simpáticos, pese a que sospecho que un poco arbitrarios al nivel del canon. Como el cameo final, que también es muy lindo pero está ahí puesto como está todo en WW1984, porque sí, quizá porque así lo “desearon”.

Es mucho más divertido el video de Wiig y Gadot en el set que la película entera. La verdad, DC sigue sin encontrar el tono, y los guiones siguen siendo de una desprolijidad y vagancia que a semejante mega producción ya no deberíamos perdonarle. Hay buenas peleas, buenas secuencias de acción, están, como dije, Wiig y Pascal, pero no alcanza para hacer de WW1984 una buena película o ni siquiera una película entretenida, “deseable”.