Silvia: y ahí lo supiste… yo tenía que llamarme Silvia
Silvia Ema Zabaljáuregui era una mujer con variadas inquietudes. Licenciada en Ciencias Políticas, abogada, artista plástica y pianista. Siendo adolescente tuvo un amor, pero la relación quedó trunca porque él era montonero y tuvo que irse intempestivamente al exterior. En su intento para incorporarse a la carrera diplomática, en una visita a la Cancillería, Silvia conoce a Carlos, con quien se casa no sin antes haberlo dudado mucho. El padre de Silvia había abandonado la familia. La madre sufría de constantes episodios de quebrantamiento en su salud mental, llegando incluso a poner en peligro la vida de su hija. Silvia se casó con Carlos inducida por su padre. La carrera diplomática de Carlos los llevó varios años a Guatemala, donde nacieron dos de sus hijas y a Chile. Silvia intentó entrar también en la misma carrera, pero Carlos le cerró la puerta temiendo ser desatendido.
La relación con su madre y con su padre tuvo sus vaivenes pero en general fue tumultuosa, con idas y vueltas, lejana. Su relación con Carlos fue conflictiva, violenta y sobre todo, dañosa. Pese a todo, ella nunca se fue de su lado.
Silvia fue una mujer bellísima, muy cuidada de su aspecto, de su imagen. Carlos filmó metros y metros de cintas en VHS. Silvia tenía una relación estrecha con la cámara, se la veía a sus anchas posando, pese a lo cual su postura está forzada por el resultado esperado. El tiempo, algunas arrugas y algún kilo de más le fueron quitando deseos de dialogar con la cámara.
Podríamos pensar una definición de cine como “imagen en movimiento”, para luego preguntarnos si toda imagen en movimiento es cine. Probablemente no. ¿Acaso podríamos incluir en la definición de cine a los programas de televisión, las publicidades murales o los avisos publicitarios que se proyectan en una pantalla? ¿Podríamos llamar cine al streaming o a las hoy muy populares imágenes de Zoom o WhatsApp? Parecería ser que no, que no cualquier imagen en movimiento es cine. ¿Llegaríamos a la misma conclusión con los videos familiares, de producción casera, bajo qué condiciones?
Silvia, la película que nos ocupa, está armada exclusivamente en base a videos caseros filmados a través de los años, con el aditamento de escenas prestadas de Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind, 1939), de Victor Fleming. La guionista, directora y montajista, María Silvia Esteve, es hija de Silvia y Carlos. Recurrió a los videos acumulados en su familia por muchos años para reconstruir o mejor aún, resignificar, la historia de su madre, y a partir de este recorrido, pensar su propia historia.
María Silvia es la relatora, a veces sola, a veces en diálogos con sus hermanas. Alguna vez se oye la voz del padre, a quien siempre llama siempre por su nombre: Carlos, nunca “papá”. Todas las voces están fuera de cuadro. Los personajes aparecen solo en viejos videos. Las imágenes han sido cuidadosamente editadas, con sobreimpresiones, cámara lenta, esfumados. Distintos momentos de la vida familiar dan vida a la historia: casamientos, cumpleaños, vacaciones, nacimientos. El fundido a negro está utilizado frecuentemente para separar momentos, una herramienta muy bien utilizada para hacer avanzar el relato.
La relación tóxica que pudieron vivir Silvia y Carlos, y las consecuencias que tuvieron para sus hijas, aparecen en los relatos en off y en los diálogos de la directora con sus hermanas, mientras que las imágenes continúan como si no hubiera ningún conflicto. La violencia está fuera de cuadro. Alcohol, anfetaminas, depresión y agresiones permanecen ocultos a la vista del espectador.
Así como Scarlett O’Hara no podía desligarse a la personalidad dominante de Rhett Butler, tampoco Silvia pudo sustraerse a la manipulación de Carlos, pero siempre la vemos hermosa en los videos, como se la ve a Vivien Leigh en Lo que el viento… pese al drama que vive.
La imagen y el sonido en off están acompañados en forma muy inteligente por música de Anton Bruckner, Gustav Mahler, Maurice Ravel y de la propia Silvia Zabaljáuregui.
La película ha tenido, entre otras menciones, el Premio «Artistic Vision Award» en Depth of Field Competition, DocAviv (Israel), el premio a mejor película Competencia Argentina y Premio Jurado Joven en el Buenos Aires International Documentary Festival FIDBA, la mención especial al montaje, de la Asociación Argentina de Editores Audiovisuales EDA, FIDBA.
Silvia es una interesante experiencia cinematográfica. Puede verse en estos tiempos de aislamiento social por https://play.puentesdecine.com.ar.