Lina de Lima: otra vida quiero darme, pero todo se me aleja
Lina es una mujer joven, madre de un adolescente. Emigró hace tiempo de su Lima natal para probar mejor suerte en Santiago. El niño quedó al cuidado de su abuela. Ella trabaja como niñera de una muchachita, hija de una familia chilena acomodada. La madre no se ocupa personalmente de la niña, y el padre vive casi siempre fuera de Chile. El contacto diario lo tiene Lina, quien además se ocupa de los detalles finales de la construcción de una lujosa casa encargada por su patrón. Como todos los años, Lina prepara su viaje a Perú para pasar las fiestas de Navidad y Año nuevo con su hijo y su familia. Parte importante de los preparativos consiste en la compra de regalos para todos, modestos, porque modesto es su presupuesto. Las circunstancias le van mostrando que su hijo ha crecido, que hace su vida, que ya no la necesita, y que su familia va evolucionando sin ella. El tiempo y la distancia la desplazaron del lugar que ocupaba en Lima. La vida le plantea nuevas elecciones.
No es sencillo encasillar Lina de Lima en un género determinado, tiene ingredientes del melodrama, de la comedia y hasta del musical, sin llegar a ser ninguno de ellos en particular. La directora María Paz González es una realizadora chilena con una importante carrera en la dirección y producción de documentales, y esta circunstancia se nota en la película, que si bien constituye un film de ficción, tiene la impronta del documental, lo que se nota claramente en la intención de poner en escena la realidad de los migrantes, sobre todo de las mujeres migrantes. Es un sacrificio cotidiano de ahorrar todo lo posible para enviar dinero a su país. Lina, como muchos de los migrantes, sostiene y provee a su familia, a veces ingrata con ella. Privaciones que implican vivir en un lugar donde solo alquila su cama y una mesa de luz, compartiendo el cuarto con otros, o comer como se pueda y donde se pueda…, “otra vida quiero darme, pero todo se me aleja”, dice la protagonista. Alejamiento y acercamiento es la dicotomía que se le va presentando a medida que pasa el tiempo desde la partida de su país y su nuevo lugar le va presentando nuevos problemas y nuevas opciones.
Pese a la vida solitaria y sacrificada, la historia de Lina no es un drama ni una tragedia, en todo caso es una vida con complicaciones diarias que deben ser resueltas y con pequeñas satisfacciones, como la vida real. Lina se angustia con la indiferencia del hijo en el teléfono pero encuentra alegrías en su vida de migrante, fantasea con ser una cantante rutilante, para los ojos argentinos, al modo de Gilda.
María Paz González nos entrega la imagen de una mujer que vive mucho más de lo que el estereotipo muestra de las migrantes peruanas, sumisas, circunscriptas al “no, señora… sí, señora”. La protagonista es una mujer que vive, desea, sueña y se expresa. Es una mujer que comienza a preguntarse por sí misma y por su lugar.
Lina está protagonizada por la actriz peruana Magaly Solier, de excelente labor. Magaly ha trabajado en una veintena de películas, en Perú, Chile, España, Colombia y Bélgica. Protagonizó La teta asustada, film que ganó el Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 2009.
Lina de Lima participó en el Festival Internacional de Toronto 2019, en el Festival Internacional de Cine de Valdivia 2019 (ganadora mejor largometraje chileno), en Palm Springs International Film Festival 2019 y el Festival Internacional de Mar del Plata.
Si se aborda sin preconceptos, Lina de Lima es un film latinoamericano que muestra de manera original una realidad que existe y muchos desean poner bajo la alfombra.
Interesante, vale la pena verla.