The English Game: ¡que viva el fútbol!

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El fútbol es el deporte rey, el más popular, y eso está fuera de discusión. En sus inicios no contaba con las reglas que hoy en día conocemos (se podía taclear entre otras cosas), en 1863 las escuelas más importantes de Inglaterra sentaron las bases fundando la Football Association que dictaminaría las 13 reglas primordiales como las medidas del campo, situaciones tras el gol, saques de banda, de meta y varias acciones que lo diferenciarían definitivamente del rugby. A partir de 1871, con la creación de la FA Cup (que sigue en juego hoy en día siendo la copa más longeva del mundo) el fútbol siguió siendo un juego de caballeros y aficionados, nada profesional, nada de sueldos, nada que el dinero manche pero, habiendo competición oficial, había que cobrar entrada a los espectadores…

Hasta que en 1879, James Walsh (Craig Parkinson) contrata en secreto para que jueguen en su Darwen FC a dos albañiles escoceses llamados a cambiar el modo de jugar: Fergus “The Shooter” Suter (Kevin Guthrie) y Jimmy Love (James Harkness). Claro que esto enfadará a los nobles caballeros, ya que jugadores que se desempeñan por dinero va en contra de las reglas de mantener el fútbol para aficionados, y la voz cantante la llevará Arthur Kinnaird (Edward Holcroft), capitán de los Old Ethonians, miembro de la dirigencia de la FA y una de las primeras estrellas del fútbol. El conflicto es claro, dos mundos se enfrentan, con Suter y Kinnaird a la cabeza.

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Pero el fútbol no es todo en la vida, aunque sí repercute como el cheddar derretido en las papas fritas. La serie de seis capítulos abarca una época especial, no sólo para el deporte, sino para la sociedad inglesa en particular. Los años 1879 hasta 1883 dan pie al creador Julian Fellowes (Downton Abbey) para hablar del choque de clases y los movimientos sociales del período debido a las reducciones salariales a los obreros a pesar de las extensas horas de trabajo a las que eran sometidos, la brecha cada vez más grande entre ricos y pobres, las indignidades a las que eran sometidas las mujeres en años victorianos. Si los hombres la tenían complicada, imagínense las mujeres que vivían con el dedo (a)moral sobre ellas juzgando cada acción.

Y es en este contexto donde más rico se vuelve el fútbol y la serie. James Walsh, es dueño de la fábrica algodonera del pueblito de Darwen. Pueblo del norte, pobre y olvidado, cuya existencia depende de la fábrica, y cuya moral depende del equipo que los representa, integrado por todos los trabajadores textiles. Fábrica-Taberna-Club es la Santa Trinidad del fútbol, y que nadie me lo discuta. Por esta razón contrata en secreto a Suter y Love, pagados por jugar al fútbol, pero con un lugar como obreros para poder ser parte de las reglas de la FA. El anhelo radica en que nunca un equipo de clase obrera pasó a cuartos de final. La razón se encuentra en que los dueños de la pelota, al no permitir ningún tipo de pago por jugar y no depender de un sueldo, pueden entrenar varios días por semana, mientras que los obreros, al tener la obligación de laburar para parar la olla, ¿en qué momento pueden entrenar? Con Suter a la cabeza, e imponiendo un estilo de juego basado en pases (antes corrían y pegaban como burros), Darwen llega a cuartos, pero no pueden pasar más por empatar el game. Las reglas de la FA y Old Ethonians no permiten un alargue, una injusticia para los obreros, pero ¿qué pasaba cuando el cheto del barrio se llevaba la pelota cuando no estaba segura su victoria? Se acababa el partido.

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Es interesante la evolución del personaje de Kinnaird. Cómo desde su posición acomodada, hijo de un banquero y lord inglés, poco a poco entiende la popularidad del fútbol y cómo afecta la vida de la gente común, de la plebe. Incluso al punto de llegar a enfrentar a sus amigos y compañeros. En este personaje notamos cómo el deporte es arrebatado de la clase alta para que las masas se adueñen de él. El fútbol como oportunidad de cambio, de salida, de distracción para los que sufren en la cotidianidad. El mismo Fergus Suter encuentra en el fútbol la manera para escapar de un alcohólico y violento padre. Su meta es juntar el dinero para salvar a su madre y sus hermanas de su progenitor. La pelota y su habilidad le permiten jugar por más dinero aún en el Blackburn, y pasa a la historia como el primer futbolista profesional y, aunque no esté escrito, la primera transferencia cuando John Cartwright (Ben Batt) paga una compensación a Walsh por haberle quitado a Suter al Darwen.

Es una serie especial para futbolerxs pero que alguien ajenx podría disfrutar por las relaciones que se dan fuera de la cancha y el contexto social. No creo que haya segunda temporada, pero de haberla sería interesante ver cómo Kinnaird termina enfrentando directamente a sus compañeros al crear la Football League (hoy Premier League) y los primeros pasos de la profesionalización del fútbol tal como la conocemos hoy, con lo malo, lo muy malo, lo desastroso, asqueroso, corrupto, inmoral, pero cuando la pelota empieza a correr por la cancha, nos olvidamos, aunque sea un ratito, y ¡que viva el futbol!