Algo con una mujer: se necesita un hombre en la casa…

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Corre el año 1955, la oposición al gobierno peronista está muy activa, el futuro se torna incierto. Es tiempo de grandes enfrentamientos y de mucha violencia. La película nos sitúa en los momentos posteriores al bombardeo de Plaza de Mayo, en junio de 1955.

Rosa, la protagonista de esta historia, es ama de casa y modista. Pasa mucho tiempo sola, su marido es un hombre de la política, o más o menos, no sabemos cuál es exactamente su actividad. Sabemos que anda armado y que se mueve en forma sigilosa. Viven en un pequeño departamentito, lo que hoy llamaríamos un PH, en un barrio alejado del centro de la ciudad. A Rosa le gustan los radioteatros e ir al cine. Precisamente en el cine comienza Algo con una mujer, ubicando a Rosa en su butaca ante las imágenes del noticiero, las que evocan la muerte de Eva Perón, las de un Juan Perón enojado con la oposición y que exhorta a devolver la violencia con más violencia. En este pacto de lectura de la película que nos proponen sus directores, de las imágenes del cine pasamos a una oficina de la policía en la que Rosa está declarando sobre un hecho que, por supuesto, conoceremos en el final del film. Así, Rosa se convierte en nuestra narradora y protagonista principal.

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La película está construida en base a pocos personajes centrales, no más de cuatro o cinco. Política, usura, dinero, crimen y sexo son los elementos que integran el bloque de la estructura dramática. Rosa cree haber visto por casualidad, un asesinato. Lo comenta con su marido, pero él le dice que debe callarse, no meterse. Rosa, poco a poco, sin proponérselo, se irá convirtiendo en la detective de este thriller, que bien podría pensarse dentro del género del domestic noir, género en el que no hay policías o detectives a cargo del develamiento del misterio (pensemos en Carol Lipton, el personaje de Diane Keaton en Manhattan Murder Mystery, de Woody Allen) sino gente del común.

“Se necesita un hombre en la casa para hacer lo que una no puede”, dice Rosa. El film muestra una mirada interesante sobre la condición femenina en esa época. Rosa es una mujer de su casa, recatada, medida, que responde a los estereotipos de esos momentos: trabaja en su casa como modista, se ocupa de los quehaceres domésticos, atiende al marido, se mantiene “presentable” y es discreta de las actividades de él. Claro que en su interior los más apremiantes deseos se le manifiestan y ella sabe reconocerlos. Es una romántica, consumidora de fantasías y melodramas.

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En varios pasajes se hacen referencias al cine. Rosa le cuenta al marido que fue a ver Días de odio, película argentina de 1954, dirigida por Leopoldo Torre Nilsson, y producción de Armando Bo, en adaptación del cuento “Emma Zunz”, de Borges; compara a su marido con el actor Ernest Borgnine, sueña con Fred Astaire bailando.

Algo con una mujer es una adaptación de la obra “La Rosa”, de Julio César Beltzer. La estructura teatral tiene una fuerte impronta en el film, rodado casi en su totalidad en interiores o a lo sumo en locaciones inmediatas a la casa.

Buena actuación de María Soldi y del elenco que la acompaña.

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Algo con una mujer puede verse a partir el 18 de junio en la plataforma de CineAr. Es otro interesante producto del cine independiente argentino.