Tóxico: “…la naturaleza se cansó, no es joda!”

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¿Farsa, parodia, ciencia ficción, surrealismo, fantástico o el más crudo realismo? ¿Una distopía? Probablemente un poco de cada cosa. Cuando Ariel Martínez Herrera comenzó a escribir el guion de Tóxico en 2008, y empezó a rodar en 2017, difícilmente haya podido imaginar que las paralelas del mundo de ficción y la de la realidad pudieran encontrarse en el punto del año nuevo de 2020, pero, increíblemente (o no tanto) ese encuentro entre lo fantástico y lo actual y tangible sucedió.

Tóxico es la historia de una pareja que se escapa de Buenos Aires hacia una casa en el campo porque se ha desatado una epidemia, y creen que si se van de la ciudad podrán evitar el contagio, aunque él ya comienza a sufrir el contagio. Un virus desconocido provoca el insomnio y la muerte, el suicidio aguarda en cada esquina. No hay información, la gente no sabe qué pasa. No conocen siquiera la casa donde van, pero es su única opción. Una casa rodante vieja, pero que funciona, y un montón de pastillas para dormir y ansiolíticos son sus tesoros.

A propósito de la coincidencia del tema con la actualidad, Ariel Martínez Herrera, su director, dice: “En el guion la epidemia no tenía forma de nada, era sencillamente un suceso externo; pero en las sucesivas revisiones la epidemia empezó a jugar de contrapeso a la relación de la pareja protagónica… En ese acercamiento de las imágenes a la realidad, ni en mi más loca predicción se me hubiera ocurrido que esto podía pasar”.

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La película es una road movie en la que la ciudad se va perdiendo rápidamente y el campo se va despoblando a medida que el camino avanza. El silencio va creciendo y el entorno se percibe hostil. Poco a poco van perdiendo la señal de navegador, internet y teléfono. Pese a un comienzo poco auspicioso, un tempo de thriller se va imponiendo y cierto suspenso va acercando el final, en un relato que no es lineal y continuo.

La película pareciera plantear una dicotomía entre la ciudad y el campo, entre la civilización moderna y el retorno a lo natural, en definitiva, entre la sociedad y lo individual o familiar primario. Los personajes buscan como única solución posible la salida personal. Son ellos dos frente al apocalipsis. En este sentido, las paralelas de la imaginación y las de la realidad siguen cada una su trayecto, sin tocarse. En el film la pareja protagónica intenta salvarse sola, en la realidad de Covid-19 la única posibilidad de salvación es social.

“…la naturaleza se cansó, no es joda!”, dice el personaje y en este punto el film vuelve sobre sus pasos de lo fantástico para incursionar en la actualidad, dando paso a una crítica a la sociedad capitalista y depredadora donde la explotación irracional y descuidada de los recursos naturales abre la puerta a las grandes catástrofes.

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Muy buena actuación de Jazmín Stuart y de Agustín Rittano. Con una historia que podrá llevar al desmadre, componen dos personajes que miden prudentemente el miedo y la paranoia que incorporan a la actuación. Acertada la dirección de fotografía en la elección de los encuadres que acentúan la soledad y de la iluminación que hace foco en los grises nublados. Gran acierto de la música de Lucas Fridman, con tensos momentos de un quinteto de cuerda y final a todo soprano.

Ariel Martínez Herrera es productor, director, guionista, animador y director de fotografía. En 2014 estrenó su largometraje independiente Alas. Dirigió cortos y series.

Tóxico se estrenó por Cine.Ar TV. Es una película interesante, por lo menos por lo premonitorio y por la actualidad del tema.

Quizás no sea apta en estos momentos de pandemia para todos.