Servant: durmiendo con el enemigo

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Una serie del 2019 que pasó un poco desapercibida es Servant, creada y producida por Tony Basgallop y producida por M. Night Shyamalan que, amado u odiado, siempre está en algo interesante. Quizá porque la distribución no fue hecha por el gigante Netflix sino por la plataforma más joven de Apple TV+, que está produciendo muy buen contenido. En este caso, nos trae esta serie de diez episodios (habrá más, dado su final, seguramente) de terror no tan psicológico como podría pensarse. En este punto la mano de Shyamalan se ve en el juego genérico constante: ¿es lo que pasa en la casa de la familia Turner algo sobrenatural o no?

Una noche lluviosa llega Leanne Grayson (la joven y cautivante Nell Tiger Free) a la casa de la familia Turner para trabajar allí. Sean Turner (Toby Kebbell, quien ya nos deslumbró en el capítulo de “El grano” de Black Mirror) es un famoso y reputado chef, y su mujer, Dorothy (exasperante Lauren Ambrose), una cronista televisiva. Tienen un pequeño bebé, Jericho, que será cuidado a partir de esa noche por Leanne, la nueva niñera cama adentro. La joven es misteriosa desde el principio, parece salida de alguna comunidad conservadora ya que es seria, muy religiosa y completamente desapasionada, excepto cuando se trata de cuidar a Jericho, que conquista su corazón muy rápidamente. Como deseo que esta sea una reseña libre de spoilers solo diré que ya en el primer capítulo nos damos cuenta de que el ambiente familiar no es el ideal para el bebé, y que Leanne interviene rápido para cambiar esto.

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La serie crea expectativas que luego derriba constantemente, así va construyendo la tensión, que por momentos se vuelve insoportable. Lo que pensamos de los personajes –un poco más complejo que si son buenos o malos– se altera a lo largo de los diez capítulos de manera constante a partir de sus interacciones y de que vamos conociendo el background de esa escena familiar que al comienzo parece perfecta. Como el tema que trata es muy delicado (muy) y está vinculado con lazos familiares y duelos, por momentos el terror y el horror son producidos simplemente por el dolor que sienten los personajes ante uno de los mayores miedos de todo padre o madre. El personaje del hermano de Dorothy, Julian Pearce (muy versátil Rupert Grint), que se presenta un poco avanzada la acción, funciona por momentos como alivio cómico y en otros aporta un nivel de dramatismo a la trama muy difícil de digerir, que colabora con el clima de horror.

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La serie trabaja muy bien con la idea de lo siniestro y el monstruo en el propio hogar, hay pocas locaciones en el exterior, casi todo ocurre puertas adentro y hacia el interior de los personajes. Lo “raro” comienza siendo sutil, pero escala muy rápido y tiene sus momentos de descontrol. Si una de las finalidades del terror es que tengamos miedo, Servant lo logra. Tememos por lo que podría pasarles o pudo haberles pasado a los personajes y tememos hacia afuera, abriendo escenas en la vida real: la serie da motivos suficientes para temerlas. Si una de las finalidades del thriller es generar tensión, Servant lo hace también perfectamente. Después de algunos capítulos o escenas (solo voy a decir esto: cuando llega el tío de Leanne) quedaremos, mínimo, con una linda contractura. Recomiendo para esta cuarentena verla algún día que no hayamos prendido el noticiero, por ejemplo.

El final viene con giro narrativo, la serie promete más para ser contado. Tela para cortar sobra, veremos si en una segunda temporada puede mantener el nivel de esta primera entrega, que para quienes gustamos del terror ha sido una grata y tensionante sorpresa.