El acoso: algo más que un trabajo
Se estrenó en Buenos Aires otra producción del cine israelí, alguna de ellas de muy buena calidad. En general las películas israelíes ponen el acento en la cuestión de la política del país, en especial la conflictiva relación con la población árabe, cuestión que si no constituye el tema central de las películas siempre está presente de una u otra forma. No es el caso que nos ocupa en esta oportunidad. En El acoso (Working Woman es su título internacional) el conflicto árabe-israelí está ausente. La película presenta una historia ambientada en el marco de una sociedad de clase media que bien podría situarse en cualquiera de Europa.
Orna es una mujer joven, madre de tres hijos que logra obtener un empleo como asistente de un importante agente inmobiliario. Tiene buenas ideas y se compromete con su trabajo, lo que le permite acceder al puesto de gerenta de ventas (una digresión: el procesador de textos de la computadora observa como error la palabra “gerenta”, requiere que se consigne “gerente”; cuestión de género). Benny es el jefe, un hombre maduro, empresario muy conocido y poderoso en el ambiente inmobiliario. Aprecia el trabajo de Orna y los logros de ventas que ella obtuvo, pero quiere algo más: la quiere a Orna. El sentimiento no es romántico; simplemente la quiere poseer, como un objeto más de los tantos que atesora. En su afán por obtener lo que busca llegará incluso a la violencia física de ser necesario, pero no es esta su arma principal sino el dinero. Lisa y llanamente, Orna es objeto de acoso sexual y laboral.
El acoso es hostigamiento, la promesa de un mal que sucederá si no se accede a los requerimientos del acosador. En el caso del film que nos ocupa, Benny presiona con el poder económico: si Orna no accede a sus deseos, perderá su trabajo y sus comisiones. Además Benny tiene una fuerza física superior a la de su asistente y la hace valer cuando es necesario. No acepta el “No” de ella, debe doblegarla.
Como generalmente sucede, la protagonista se torna sospechosa de “provocación o incitación” al acosador, su conducta y su decencia es puesta en duda. No sólo debe defender su trabajo y su integridad, sino también su autoestima.
En el tránsito de esta relación laboral entre ambos personajes, la directora Michal Aviad construye una trama interesante, despojada de obviedades y lugares comunes, en la que el desenlace final es sorprendente e inesperado.
Liron Ben-Shlush (Orna) y Menashe Noy (Benny) cumplen con el requerimiento de una actuación medida, respetando la sutileza que corresponde a la situación.
Michal Aviad es una realizadora cuya ópera prima fue Invisible (Lo Roim Alaich), de 2011, película que trató directamente el tema del trauma de la violación. En cambio en El acoso aborda la cuestión desde una perspectiva más difusa, haciendo foco en la violencia psicológica y en el poder del dinero como arma de dominación. La película prácticamente no tiene música extradiegética, lo que contribuye notoriamente al tratamiento que la directora intenta imponer. El manejo de cámara en mano acentúa la idea de realidad que Aviad pretende transmitir.
El film logró el premio a la mejor actriz por parte de la Academia Israelí de Cine, además de varias nominaciones.
El acoso es un digno tratamiento de un tema escabroso.