El Camino: A Breaking Bad Movie
Me imagino la charla. Juan Ignacio Netflix, con una valija de esas de las groseramente grandes, tamaño heladera, yendo a ver a Vince Gilligan con una idea. Hacer una peli del universo de Breaking Bad, esa serie que seis años después de su fin, todavía suma seguidores en sus métricas. La ecuación es lógica, el spin off de Breaking Bad, la impresionante Better Call Saul, está llamada a ser una de las mejores de la historia. Una película que no puede fallar.
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Y a decir verdad, no, no falla. El camino es una cinta muy decente. Mi calificativo más crítico sería que es absolutamente innecesaria.
La historia retoma en dos líneas temporales que se alternan. Post final de la serie y recuerdos que alternan de meses a semanas atrás. El protagonista es por supuesto Jesse Pinkman (Aaron Paul), al cual vemos escapar del cautiverio de los nazis tras el rescate bombástico de Walter.
Jesse, desconcertado y traumado, termina en casa de Badger y Skinny, sus dos amigos más fieles que le proporcionan una forma de escape.
Las dos horas siguientes explican el destino de Jesse buscando un nuevo futuro, amparándose en su pasado para forjárselo.
Tendrá que conseguir el dinero necesario a través de uno de sus ex captores, Todd (Jesse Plemons, casi coprotagonista en la primera hora). Los flashbacks nos proveen las razones por las cuales Jesse sabe que Todd escondía una fortuna en su casa. Ese dinero es el que necesita Jesse para utilizar el plan de Walter post Ozymandias. Y todo deriva en un drama de enredos.
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Los flashbacks y el drama vivido por Jesse son un vehículo para una película de enredos muy bien filmada, que termina de manera un tanto abrupta y que da la pauta concreta de la heladera de dólares que Nacho Netflix le dejó a Gilligan en su mansión. No hay enredo final, ni plot twist ni nada. Jesse necesita algo, se mete en algunos quilombos para conseguir ese algo, y listo. En el ínterin, desfilan por la serie muchos de los personajes conocidos, incluido Walter, ya sea como recuerdos o en tiempo presente. Aparece Mike al principio, los nombrados Badger y Skinny, varios de los nazis, los padres de Jesse y hasta Jane. Se extraña la ausencia de Saul, pero es lógica por dos razones: está en una serie propia y su aparición spoilearia grandes partes de la trama (que maneja un enorme misterio sobre la actualidad de Saul y que en una frase de la peli se vislumbra algo).
Es cierto que El camino no tiene como fin mostrarnos qué pasó con el resto de los personajes, solo se enfoca en Jesse. Lo que vemos del resto es más un sneak peek que otra cosa.
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La cuota de calidad, el sello de Breaking Bad, aparte de las soberbias interpretaciones, siempre estuvo en la dirección y cinematografía. Y no se pierde en El camino (como tampoco se había perdido en BCS). Hay tomas específicas que recuerdan claramente el universo que abandonamos (tristemente) hace más de un lustro, incluida una secuencia cenital de un allanamiento de morada que apela al recuerdo de la que es una de las mejores series de la historia.
Sin embargo, nada hace que sea inevitable pensar si necesitamos esta película. Hay cierto espectador de Breaking Bad, uno muy específico, que ha llegado a sentir mucha empatía por Jesse y mucho odio por Walter. Gente que no concuerda con las palabras de Ed Gailbright (el fallecido Robert Forster), sobre aquello de que Jesse es bastante responsable de lo que le sucedió.
Ese espectador específico puede haber tenido mucho deseo de que a Jesse le haya ido bien por una vez.
Al no ser uno de ellos –y aparte, bancar el final de Los Soprano– sostengo que es una película innecesaria, que nos otorga respuestas a preguntas que no hicimos para que empaticemos con personajes con los que ya nos sentíamos obligados a empatizar.
Todo muy lindo. Pero innecesario.