Siempre Veronica, nunca inveronica
No sé cuánta gente estará feliz por este regreso. Con honestidad tampoco tengo presente si la mayoría de ustedes sabe quién o qué es Veronica Mars, o si alguna vez siquiera pudieron ver algún capítulo o fragmento de la serie. Es evidente que no estamos ante un fenómeno de masas: tres temporadas entre 2004 y 2007, el piloto de una cuarta y una película hecha por crowfounding hace algunos años. No es Breaking Bad, está claro.
Por supuesto es lamentable que esto pase. Veronica Mars probablemente sea una de las mejores series de detectives que existan desde el 2000 a esta parte. Rob Thomas y Kristen Bell, su protagonista, se adelantaron a gran parte de las discusiones sociales de la época. Quizá esté mal que lo diga yo, que soy varón, blanco, hétero-cis y la mar en coche, pero es difícil pensar en una serie adolescente que haya puesto el feminismo tan presente. Una protagonista fuerte, inteligente, independiente, no sexualizada y con conflictos que trascendían a un mero interés romántico casual. Incluso, en diversos pasajes de su argumento, el programa incursionaba en temáticas no tan problematizadas por aquel entonces como las relaciones violentas, los suicidios o los abusos sexuales y la cultura de violación.
Si bien fueron solo tres temporadas, la serie creada por Rob Thomas generó un pequeño culto de fanáticos que, sumado a la popularidad que Kristen Bell, su protagonista, fue logrando año a año, se acrecentó bastante con el paso del tiempo. Aquellos que están leyendo esta nota y han visto la serie seguro recordarán aquella desazón cuando la serie fue cancelada luego de aquel teaser de la cuarta temporada que nos mostraba a Veronica como pasante del FBI.
Ahora bien, si llegaron hasta acá y nunca vieron un capítulo de la serie, se preguntarán ¿de qué diablos habla este sujeto? Pues bien, veamos. Veronica Mars cuenta la historia de una adolescente devenida en investigadora privada (Kristen Bell). Junto con su padre, Keith (Enrico Colantoni), un ex comisario del pueblo, tienen una agencia de investigaciones, Mars Investigations, en Neptune, una pequeña ciudad costera de una California ficticia.
En sus primeras dos temporadas la serie replicaba el famoso lema de pueblo chico infierno grande. A partir de una tragedia estudiantil y la muerte de su mejor amiga, Veronica terminaba involucrada en la cara más oscura de su ciudad. La guerra entre pandillas, los abusos de los adinerados y las miserias de los poderosos estaban a la orden del día.
Luego de resolver este primer gran arco argumental, la serie nos trasladaba a la vida universitaria de la protagonista. Allí seguíamos a Veronica y sus amigos en sus diferentes andanzas. Entre los múltiples temas tratados (discriminación, abuso de poder, aceptación de las disidencias sexuales, etc.), la temporada se focalizaba en la cultura de la violación y los abusos sexuales.
La cuarta temporada tenía previsto un montón de elementos de interés. En particular, Veronica se iba como pasante al FBI y la observábamos trabajar casos más complejos y rebuscados que lo que estábamos acostumbrados. Lamentablemente la huelga de guionistas y el bajo rating hicieron que de toda esa idea solo quedara un pequeño piloto/teaser que nunca vio la luz de manera oficial.
Durante muchos años todo fue tristeza y nostalgia, Kristen Bell obtuvo cierta fama y la idea de que Veronica Mars pudiese continuar siempre estaba latente pero parecía ser más una proclama que algo que tuviese cierto potencial de concretarse. Por suerte algunas cosas se encaminaron y en 2014, luego de reunir $5,702,153 por una campaña de Kickstarter, se estrenó una película que continuaba de manera oficial la historia. El film, que también se llamaba Veronica Mars a secas, narraba la vuelta de Veronica a Neptune luego de muchos años. Allí presenciábamos el regreso de todos los personajes icónicos de la serie que se juntaban para una reunión de egresados al tiempo que nuestra protagonista investigaba el homicidio de una ex compañera del colegio y buscaba salvarle las papas a su eterno y conflictivo ex novio Logan (Jason Dohring).
El amague de la película resultó muy tentador. No pasaba año alguno en el que no se rumoreara un posible regreso de la serie. Más aún, en la época de las multiplataformas de streaming, no especular con el regreso era casi un pecado imperdonable.
Por suerte esto último sucedió. Hulu tomó la posta y produjo una miniserie de 8 episodios que sirven como una suerte de cuarta temporada. La trama de estos capítulos está centrada en una serie de ataques pseudoterroristas que se viven Neptune. Observamos a una Veronica ya bastante adulta e instalada en su ciudad natal, asumiendo junto con su padre el negocio familiar.
Como no podría ser de otra manera, la temporada incluye con mucha inteligencia y naturalidad las discusiones políticas y sociales actuales, el rol de los medios, el big data, la deep web y un sin fin de etcéteras. También, para no traicionarse, nos trae algunos momentos dramáticos sorpresivos que actúan como un golpe bastante bajo.
No escribo esta gran cantidad de palabras con la finalidad de reseñar la temporada. Si llegaron hasta allí es porque vieron las anteriores. Si lo hicieron y decidieron avanzar con esta nueva tanda de capítulos, encontrarán todo lo mejor que la dupla Rob Thomas/Kristen Bell pueden darnos. Si me tomo el trabajo de escribir esto es para decirles al resto, esas personas que no saben de qué diantres estoy hablando, que sus vidas son tristes e infelices, pero que pueden mejorar si salen corriendo despavoridos a ver Veronica Mars.
Porque sí: siempre Veronica, nunca Inveronica.