How to Sell Drugs Online (Fast)

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Semanas antes del estreno de Dark, llegó a las pantallas de Netflix otra serie alemana. Lamentablemente, su inicio no fue ni cerca de lo auspicioso que fue la serie de ciencia ficción. No voy a decir que es bastante mala. Pero voy a explicar por qué no es buena.

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Moritz Zimmermann (el excelente Maximilian Mundt) es un joven nerd de secundaria que al principio nomás de la serie va a ser dejado por su novia de varios años Lisa (Anna Lena Klenke). El rechazo amoroso y un trauma pasado con el abandono de su madre hacen que Moritz se vuelque de lleno en un proyecto de internet con su amigo de toda la vida, Lenny (el también muy sólido Danilo Kamperidis), que a la postre sufre una enfermedad terminal que lo obliga a una vida de silla de ruedas y pronósticos fatalistas que lo encierran en una vida de gaming y decisiones polémicas. No tantas como las de Moritz, que decide que el proyecto sea vender drogas a través de internet (rápido).

Por supuesto que lo hace porque cree que eso le devolverá el amor de su ex, ahora algo enganchada con el tipo popular de la escuela Dan (muy querible Damian Hardung en el papel), que se dedica al menudeo de drogas de diseño.

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En resumen, joven nerd con amigo nerd se meten con todo en un proyecto de internet tras el rechazo amoroso del protagonista. El proyecto tiene aristas peligrosas y se meten en problemas con la ley.

Hasta ahí les narré el argumento de La red social. No es coincidencia. “How to Sell…” intenta, casi una década después apuntar a los mismos sitios aunque con resultado dispar. Es cierto algo, ni Zuckerberg ni Zimmermann (que curiosa esta cercanía de apellidos) son personajes a los cuales uno llegue a tenerles afecto. Son dos idiotas insufribles que viven metiendo los dos pies en el lodo aprovechándose de su inteligencia. Lo cual los lleva a pelearse con sus amigos más cercanos (otra coincidencia), ahuyentar a sus ex aún más, ponerles freno a otras relaciones posibles y meterse en problemas con consecuencias graves.

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Pero en La red social la personalidad horrenda de Zuckerberg, muy bien interpretada por Jesse Eisenberg, queda bastante maquillada no solo por su inteligencia, sino también porque el resto –exceptuando a Eduardo Saverin– es espantoso. Los hermanos Winklevoss, el amigo indio, Sean Parker. Todos seres nefastos.

En How to Sell Drugs el único verdaderamente insufrible es el protagonista. Moritz, con toda su inteligencia, es una mala persona que no puede justificar de ninguna manera nada de lo que hace.

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La serie no es floja solo por eso. Hemos visto cientos de series buenas con ese concepto. Pero “How to Sell…” equivoca caminos en varios lados. No hay un enfoque intenso en el proyecto de vender drogas. No hay una explicación clara de qué hacen Lenny y Moritz. Solo se muestra el resultado de lo que fueron seguramente jornadas y jornadas de programación. Hubiera sido interesante como mínimo que se animaran a reflejar desde el guion el nerdismo de nuestros protagonistas. De hecho lo hacen de forma decente en otros aspectos, como cuando nos muestran eventos muy comunes de la interacción por redes sociales, o cuando Lenny aparece jugando videojuegos.

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A la vez, el director decide que esta serie necesita momentos de estilo falso documental, en los que Moritz aparece contándonos directamente hechos que sucedieron, o cuando a la “Adam McKay», ponen a Jonathan Frakes (el de Star Trek) a explicar una secuencia. Fuera de tono, innecesario. No es indispensable ser novedoso siempre, y cuando sale mal, queda muy pobre.

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Lo mejor de la serie es que es corta y sus capítulos son de media hora. El guion nos muestra al dúo principal batallando entre sí durante buena parte del metraje, pero cuando se llevan bien se sacan chispas y ofrecen momentos realmente muy graciosos que hacen a una serie en verdad trunca, bastante más amena.