Listado: razones por las cuales Harry Potter debería ser la próxima gran serie de fantasía
Faltan menos de dos horas, un capítulo nomás para que la épica de fantasía más grande e importante del universo televisivo de todos los tiempos se termine. Hablo por supuesto de “Falling Skies». No, mentira, hablo de “Game of Thrones». El corpus literario de Martin llega a su fin en su adaptación a la pantalla (no tan) chica después de ocho temporadas, casi ochenta episodios y una miríada de horas de leyenda. Y obviamente va a dejar un vacío imposible de llenar. O casi. Porque hay una saga de fantasía igual de enorme y finalizada que puede llenar perfectamente ese hueco de forma más que honrosa. Sanderson, Rothfuss y cientos de escritores del género fantástico tienen más que ganado el espacio también, pero sus éxitos están a años luz de Harry Potter (O “El Señor de los Anillos» como bien detallan director y editor en el último podcast). Y esa es la primera razón:
- El éxito: una serie de Harry Potter no tiene nada que perder a nivel audiencia. Toda su fanbase está creada desde hace más de una década y las ventas de sus libros y la reproducción periódica de su saga fílmica (TNT y la Navidad) solo suman más y más fanáticos hora por hora. Una serie, como lo hizo “Game of Thrones” con ASOIAF, sumaría toda una nueva legión de enfermos fanáticos dispuestos a consumir todo lo nuevo que se produzca a base de esta iteración.
- El lore: las novelas, las precuelas fílmicas de “Animales Fantásticos…”, la polemiquísima cuenta de Twitter de J.K. Rowling, y hasta la web oficial; todos son lugares donde el universo novelístico de Harry Potter se han expandido a niveles gigantescos, generando nuevas teorías, descubrimientos y posibilidades de búsqueda que en una película de dos horas y media no se pueden explorar de ninguna manera pero que en una serie tienen el espacio exacto para florecer incluso por sobre lo que ya hay escrito.
- La longitud: porque justamente, supongamos que una serie de Harry Potter recibe el mismo trato que GoT. Ocho temporadas de más o menos diez capítulos. Estamos hablando de ochenta horas de ficción cuando las películas no arañan las veinte. La cantidad de cosas a las que los fanáticos de la saga podríamos acceder argumentalmente y que por cuestiones de edición nos fueron negadas en las pelis como por ejemplo, los torneos de quidditch, reducidos o desaparecidos por completo. Las clases, tan importantes en los foreshadowings de los misterios por resolver. Las relaciones románticas de los personajes, incluso alguna que no surgió en los libros sino por el lore. Tanto material disponible.
- Lo que promete: por cierto, tanto material disponible promete no solo un continente, sino la creación de otros. El lore de “Game of Thrones” es tan vasto que ha permitido la producción de series basadas en eso. Podría haber diez series distintas si HBO quisiera. Y lo mismo sucede con Harry Potter. Exceptuando “Animales Fantásticos”, hay mínimo tres historias más para contar en otras series si quisieran que se expanda el universo del mago que sobrevivió, a saber: la historia de los padres de Harry en Hogwarts y la primera Orden del Fénix. No hay un solo fanático que no quiera saber sobre James y Sirius, Lily, Lupin y, por supuesto, Snape. Es más, si somos ambiciosos, son dos series distintas. Otra serie es la adolescencia de Dumbledore y su relación con Grindelwald. Los prolegómenos de las Reliquias de la Muerte. Y por supuesto, ¿quién no vería una serie de la creación de Hogwarts con los cuatro fundadores como protagonistas?
Las chances son infinitas.
- Las correcciones: Harry Potter no es una maravilla literaria hablando exclusivamente de su calidad. Lo es en otros campos. En principio, el emocional. Sin embargo, la creación de un nuevo vehículo para su reproducción da lugar (estirando el concepto de adaptación) a que muchas cosas se corrijan y mejoren. Y no me refiero a eso que graciosamente conocemos como “plot holes» y de los cuales hay algunos importantes, sino a esas adiciones posteriores a la culminación de la obra principal. La obra de teatro “Harry Potter and the Cursed Child» propone una actriz negra para Hermione (incluso con la gaffe de que Rowling especifica que es blanca y etcétera). Maravilloso. Que vaya para adelante. ¿Dumbledore es gay? Exploremos eso mientras a la vez una serie de experimentados guionistas se hacen cargo de resolver los plantados que hace Rowling libro a libro, que generan una serie interminable de plot holes.
- Respuesta necesaria: Netflix agarró “The Witcher», que no dudo que puede estar buenísima pero cuyo poder de fuego no es a priori alto y recae en el fandom del videojuego y el de Henry Cavill, y mucho menos en su primera temporada porque el espectador de a pie ni sabe de dónde proviene. Amazon tiene la serie basada en “El Señor de los Anillos», que probablemente rompa todo pero cuya mayor reproducción a nivel mundial sea de forma pirata porque no es un servicio de streaming tan popular. HBO, que sigue siendo un canal de cable, tiene las series ambientadas en ASOIAF, que siendo concretos, tienen a su espectador principal en los fanáticos de las novelas. Eso no indica que no vayan a ser exitosas pero ni de cerca al nivel que puede serlo Harry Potter desde el minuto cero. El impacto inmediato que podría tener algo así en esta era informática es brutal y sin precedentes. De «Dark Materials» sabemos que tiene un fandom grande y que el cast es muy sólido. Aún así, ninguna de esas series le hace ni sombra a una potencial serie de Harry Potter.
Copate HBO. Salí a ganar.