Game of Thrones S08 E01: Winterfell

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Spoilers

Hace 18 meses escribí esto:

“George R. R. Martin debe ser conocedor del boom latinoamericano y especialmente de Cien años de soledad, ya que se encuentran presentes en Juego de Tronos las mismas claves. Sagas familiares e historias metafóricas. Muertes, incestos, presagios y maldiciones, riñas por el honor. Los Buendía podrían ser los Stark. Al mismo tiempo, muchas elementos del fenómeno por fuera de las novelas y la serie, la relación de los fans con el escritor y los guionistas y la polémica por el fanservice, parece salido de “La tía Julia y el escribidor”, novela de Vargas Llosa, en la cual uno de sus protagonistas, Pedro Camacho, escribe radioteatros y se va volviendo loco, mientras sus relatos se van fundiendo y retroalimentando con la reacción de sus oyentes”

Y agrego: la fantasía en Game of Thrones es cortazariana, en cuanto a que es una inquietud, una sensación que irrumpe, más no invade completamente. Obvio que no estoy hablando de los dragones, esos sí que irrumpen.

Sostengo que Canción de Hielo y Fuego es una de las obras más importantes de las últimas décadas, que George R. R. Martin es un genio, que los 5 (hasta ahora libros) y 67 horas de TV (unos 33 largometrajes, que carajos), son una de una calidad superlativa, y atraviesan todos los estratos de la sociedad, es decir, son populares, sin comprometer jamás la calidad.

Doy gracias por vivir estos tiempos, en que familias enteras o un grupo de amigos se juntan un domingo a la noche a disfrutar una saga de fantasía épica. Los 18 meses que falten para ver el final serán terribles, pero una vez que termine, estos años serán recordados como la década que vivimos en Westeros.”

Si tenía este nivel de ansiedad hace un año y medio, calculen que lo de ayer no la mitigó.

Todos los caminos

Todos los inicios de temporada de Game of Thrones son un cantaclaro. Siempre. Nunca hubo uno más efectivo que el de su última temporada. Todas las líneas de tiempos fueron niveladas. Estamos todos en el mismo espacio tiempo. El invierno llegó. El 90% de los personajes están en Winterfell. Todos se van conociendo o reencontrando.

Game of Thrones siempre fue una serie en la que la mayoría de las situaciones eran diálogos en habitaciones o grandes salones. Se basa en la pericia de los guionistas y en los actores para hacerlos funcionar. La peripecia se ve en las grandes escalas, y casi todas sus líneas principales son más bien estáticas. El tema es cómo se llega a esas charlas.

En el piloto de Game of Thrones, Winterfell recibe la visita del Rey Robert. Ahora podemos ver la llegada de la Reina Daenerys (La reina blanca). Se nota el cambio de status de la serie. De apuesta media de HBO, a la serie más grande que se ha filmado. La llegada del Ejercito de Inmaculados y Dothrakis al Norte es imponente, como lo es la presencia de los dragones.

En el centro, gravitando entre ambas, Arya, que se mezcla entre la multitud. Antes una conducta reprobable, hoy un rasgo personal irrenunciable. Sonríe Arya al ver a un niño replicando lo que ella hacía años atrás, mezclado con lo que hacía Bran, ante la llegada del Rey. Sonríe el guión en realidad: ese es el tema de la serie. La reiteración del pasado.

Lo sabemos, a los norteños no le gustan los forasteros, el plano entre Missandei y los vecinos winterfellianos es malicioso. Y menos les gusta que su recién nombrado Rey haya hincado la rodilla (y algo más) ante una Targaryen.

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Encuentros y reencuentros

La tensión es todo lo que se esperaba. Sansa odia a Daenerys y no está dispuesta a responder nunca más ante nadie. Lo dije una y mil veces acá: todos los Stark fueron transformados de manera dramática. Ninguno más brutal que Sansa, que ha sido despojada de su dignidad, ha tenido que soportar la ejecución de su loba, presenciar la de su padre, soportar ser negociada como ganado por los Tyrrell, ser casada con Tyrion, ser atrapada por Meñique, ser violada por Ramsay. Todo esto antes de cumplir los 20 años.

Quien no entiende a Sansa, no entendió Game of Thrones. ¿Cómo este personaje va a confiar en alguien? Y es más: ¿Es Daenerys confiable?

El plenario de la CGT del Norte con la presencia de Daenerys transcurre por los caminos obvios: no les gusta una goma esto de tener Reina. Lyanna Mormont, quien dio uno de los discursos más épicos de toda le serie en el décimo capítulo de la sexta temporada, plantea la situación de manera implacable. La respuesta de Jon es la de siempre: el FMI, perdón los White Walkers, no perdonan. Unión o muerte.

El doble propósito de la escena es plantar que el joven Lord Umber necesita carretas y caballos para traer a su gente a Winterfell. El asunto menor, utilitario a la puesta en escena, será lo mayor.

El corazón del capítulo es otro, el de siempre: ¿Quién manda acá?. Analicemos, sin orden en particular, algunas escenas antes.

Tyrion y Sansa dialogan. Sansa le hace ver a Tyrion su error estratégico: confiar en Cersei. Por alguna razón se han empeñado, hace ya un par de temporadas, en hacer de Tyrion un personaje falible in extremis. Sansa disfruta este error. Ahora maneja el Juego de Tronos, con más habilidad que los otrora maestros.

En el reencuentro, emotivo por cierto, entre Arya y Jon, Arya manifiesta que Sansa es la persona más inteligente que conoce. Dato al margen: se plantaron montones de diálogos en el último capítulo de la temporada 7 y en este, en el que diversos personajes dan cuenta de que Arya es mortífera. ¿Quién no sabe nada de esto? Por supuesto, Jon Snow.

Tyrion, Varys y el Caballero de la Cebolla, los tres mejores ministros de todos los gabinetes, buscan una solución al problema, que es obvia: si se casan el Rey en el Norte y la Reina Targaryen, habría menos quilombos.

Pero… siempre hay un pero, Bran y Sam saben que Jon no es Snow, sino que es Aegon Targaryen, hijo de Raehgar Targaryen y Lyanna Stark, por ende heredero del trono, y Sam es el encargado de decírselo. La escena es impecable. Se da luego de una no tan buena, en la que Daenerys y Ser Jorah Mormont concurren a la biblioteca de Winterfell con toda la intención de agradecerle a Samwell por curarle la psoriagris. Pero… Samwell es Tarly. Y Daenerys le informa que ejecutó a su hermano y a su padre. Sinceramente no pensé que iba a tener una reacción emotiva a esto. Pero la tiene. Es, junto con el Caballero de la Cebolla, uno de los compases morales del relato y por ende es lógico que se vea afectado y aún más lógico que utilice la ejecución de prisioneros como parte de su alegato ante Jon para que reclame el trono.

Siempre el juego de pares. Siempre el equilibrio. Por un lado el eunuco, el enano y el mutilado. Por el otro, el chico mago con capacidades diferentes y el gordo cobarde. Dos posiciones contrapuestas.

En medio de todo eso la pregunta del millón, y para la que vienen preparando el terreno hace temporadas, con el famoso Hubris de Daenerys: Jon hincó la rodilla para salvar el reino ¿Daenerys hará lo mismo? Y agrego: luego de que el dragón invitará a Jon a volar, y después de esa mirada de Drogon que no se sabe si es sonrisa o celos ¿No se dio cuenta Daenerys que es algo raro? Se dice hasta el hartazgo en las primeras temporadas, que existe una conexión entre la sangre Targaryen y los Dragones. Esa conexión será clave para Daenerys. Si los dragones responden a Jon, Daenerys deberá hincar la rodilla.

Aquí tenemos el conflicto planteado entonces. En Winterfell hay tres posiciones. O bajo el mando de Daenerys, o bajo el mando de Jon o bajo el mando de Sansa.

Al variopinto elenco presente en Winterfell, conformado por un muerto revivido, una chica que no se quema, dos dragones, un lobo huargo, un enano bebedor, un eunuco con espias, un mutilado con sentido común, un chico mago con capacidades diferentes, un gordito cobarde pero ilustrado, un inmaculado, una asesina sin rostro, una ajedrecista con resentimiento, un desterrado enamorado y un quemado gigantesco, se les suma, como postre, el manco incestuoso y en breve llegara un castrado con problemas de identidad. Nada bueno puede pasar aquí

Villanos de Disney

A muchos kilómetros de allí, Euron quiere acostarse con la Reina. Le trajo a la Compañía Dorada, un Ejército de Mercenarios que en los libros tienen una importancia que es imposible que se repliquen en los 5 capítulos que le quedan a la serie, y por ende no profundizaré.

Cersei

Cersei está en modo Cruella de Vil. Es la Reina Negra. Su villanía no tiene retorno. Se acuesta con Euron, pero sigue preocupada porque no le trajo elefantes con la Compañía Dorada (guiño meme a Kent Brockman). Mientras tanto, en una escena bastante trucha en planteo y ejecución, Theon salva a Yara, su hermana. Cuando ya están a salvo, se reitera un dato que, tengo el pálpito, no es certero: los caminantes blancos no son anfibios. Dos veces se dijo esto. Plantado y replantado.

La hermandad sin banderas

Lejos, muy al Norte, Ser Beric Dondarrion y Tormund, su nuevo compañero (reemplaza al fallecido Thoros de Myr), ingresan a una fortaleza oscura, en la que ocurrió una matanza. Allí se topan con lo poco que queda de la Guardia de la Noche -incluido Ed el penas- que abandonó los castillos –razonablemente- por orden de Jon Snow.

Al ingresar todos al gran Hall del castillo, se encuentran con una escena dantesca. Miembros desmembrados y colgados, y en su centro, el joven Lord Umber, clavado a la pared por la cintura, y convertido en un caminante blanco.

Los hombres, horrorizados, tienen una certeza: el Ejercito de la Noche está pronto a llegar a Winterfell.

Los espectadores tenemos una pregunta: ¿Por qué los miembros desgarrados y clavados a la pared, con un niño en el centro, se parecen tanto al estandarte de los Targaryen?

Y, es más: ¿No fue esto siempre así? ¿Desde la primera escena del primer capítulo? ¿Esa espiral que está siempre marcando el paso del Rey de la Noche?

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Los mejores misterios nunca retacearon datos. ¿Será este uno de ellos?