First Man: primera y única vez

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Damien Chazelle es de esos directores que aparecen dando una patada voladora. Whiplash (2014) fue una carta de presentación intensa, contando una historia en apariencia sencilla con matices entre conmovedores y oscuros. Además, puso en boca de todos la excelente interpretación de J.K. Simmons. Su segunda película, La La Land (2016), confirmó a Chazelle como uno de los realizadores de Hollywood más interesantes del último lustro, y por ello ganó un Oscar como mejor director. Todos nos enamoramos de la pareja Gosling-Stone.

Entonces, al anunciarse First Man (2018), las expectativas fueron altas. El film sería una biopic de Neil Armstrong, aquel que para muchos fue dirigido por Kubrick en su viaje que lo llevó a poner un pie en la luna. Se veía venir una Gravity, una Interstellar, una historia con la épica como estandarte y las emociones a la orden del día.

Sin embargo, pasaron cosas. A saber:

– ¿Será que a Chazelle solo le interesa escribir sobre música? First Man no es un guion de su autoría. Está basado en el libro de James R. Hansen y tiene la firma de Josh Singer (The Fifth Estate, Spotlight, The Post)[1]. El currículum de este último se compone por un cine de oficinas y despachos, de suspenso y drama en el marco de fuertes situaciones políticas, y el cambio de género no parece haberle sentado bien. Hay un dejo de solemnidad que no termina de acoplarse con la historia.

Film Title: First Man

– No se llega a apreciar una amalgama completa entre la historia personal y la profesional. Las acciones en la vida privada del protagonista no parecen influir directamente en su trabajo. Neil Armstrong no es el kiosquero que te trata mal porque durmió poco. Su disposición ante la NASA es siempre igual: tan férrea, recta y aburrida como el primer día. Y el calificativo aburrido no es casualidad, teniendo en cuenta que gracias a la tranquilidad de Gosling, Armstrong es el tipo más parco y monótono sobre la faz de la Tierra. Hay un intento de empatía, composición de humanización y tragedia, al narrar la muerte de su hija a la temprana edad de 2 años. Sin embargo, por más que el hecho flota en el ámbito familiar durante algunas escenas, no llega a calar y termina pareciendo un suceso de contexto más que dramático.

– No se siente como una obra de Chazelle. Los dos tercios iniciales resultan genéricos, simples. No está la cámara activa a la que nos tenía acostumbrados en sus dos anteriores películas. Tal vez el viaje espacial llega a compensar la apatía de lo que se venía contando, porque ahí sí aparece la puesta en escena fuerte y el impulso que el film necesitaba. Sin embargo, ya sea por una elección consciente del director o el guionista, eso llega en el final, y para algunos puede resultar un poco tarde.

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– Dura poco menos de dos horas y media. Por lo general, las biopics tienden a ser largas, pero en este caso la historia de Armstrong empieza en su vida adulta. Por momentos hay un exceso de información, un esfuerzo en agregar mientras que algunos pedimos la hora.

Si he de escribir una conclusión, diré que la película es interesante pero no trascendental. Whiplash o La La Land pueden estar en el panteón de algunos fanáticos del cine, pero sería extraño que alguien recuerde First Man con fervor. Es una película que merece ser vista, pero no repetida. Casi como ir a la luna.

[1] Cabe aclarar que también participó del guion Nicole Perlman (Guardians of the Galaxy, Captain Marvel), aunque no aparece en los créditos finales.