Reseña The Haunting of Hill House: aquella casita en la colina

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Una buena forma de justificar para qué sirve una reseña es mi caso particular con esta serie. Jamás de los jamases hubiera visto de The Haunting of Hill House (THHH) si no fuera porque venía tan bien reseñada. Si fuera solo por el tráiler, no me hubiera acercado a ella ni con un palo de escoba.

Los recursos del terror funcionan conmigo. Me sobresalto con cada jump scare, temo a cada puerta cerrada, me ponen los pelos de punta los paneos lentos al off, me aterran las subjetivas desde debajo de la cama. Los diez capítulos de THHH hacen esto, en la superficie. En el fondo, hacen un montón de otras cosas.

La historia está contada en dos líneas temporales, separadas por 26 años. Una es el presente de la familia Crain, compuesta por cinco hermanos, Steven, Shirley, Theo, Luke, Nell y su padre Hugh, interpretados respectivamente por Michael Huisman, Elizabeth Reaser, Kate Siegel, Oliver Jackson Cohen, Victoria Pedretti y el gran Timothy Hutton. La segunda línea tiene lugar a principios de los años 90, cuando la familia Crain se mudó a una casa que compraron para remodelar. Una mansión muy particular, emplazada en un lugar sin definir, cercano a la ciudad de Boston. El matrimonio Crain, compuesto por Hugh y Olivia, está interpretado en esa línea por Henry Thomas (¡el pibe de ET¡) y Carla Gugino. Sus cinco hijos, en el mismo orden, y vale la pena mencionarlos aunque no los conozcamos, son Paxton Singleton, Lulu Wilson, Mckenna Grace, Julian Hilliard y Violet McGraw. No me es grato mencionar elencos. Ustedes podrían buscarlos en IMDB, como hice yo. Pero estos actores, son el corazón de la serie. THHH no es una historia de terror. Es Six Feet Under con sustos. Es un drama familiar terrible, que esconde un misterio, y esconde un corazón, que no es delator.

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La estructura, cuando no, es lostiana, entendiendo como esto a que está plagada de flashbacks cruzados, que se explican unos a otros y a su vez sirven para pintar a los personajes en el presente. Y eso es otro tema: el concepto temporal y el presente.

Hace un tiempo esbocé una teoría que decía, pomposamente, que toda la ciencia ficción moderna es hija de los 50 años que lleva en el aire Doctor Who. La concepción del tiempo como no lineal y el loop infinito de causa efecto son los ingredientes base de la gran serie inglesa. Una de las primeras sorpresas que brinda THHH es como utiliza esto a su favor, y de manera autoconsciente, tal como ocurre con Castle Rock, otra serie que reseñé recientemente.

Ni THHH ni Castle Rock son ciencia ficción, lo que solo sirve para decir que la influencia desbordó el género.

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La casa, por supuesto, es un personaje más. THHH está basada en una novela del mismo nombre, escrita en el año 1959 por Shirley Jackson. No sé por qué se molestaron en comprar los derechos. No podría tener menos que ver la novela con la miniserie. Por ende, la comparación es fútil. Las casas embrujadas abundan en la literatura, y THHH es tan original como puede serlo cualquier relato en este tópico.

La señorial residencia Hill recibe a la familia Crain, allá a principios de los 90. Por las noches, los otros habitantes de la casa rondan a los niños dormidos. Está “la mujer del cuello”, “el hombre del bombín”, “la anciana”, etc. Algunos de estos fantasmas son espeluznantes, otros, meras apariciones en el rabillo del ojo. Se destaca la mencionada “mujer del cuello”, una aparición semiputrefacta que ronda con el cuello roto y atormenta a Nell, la más pequeña de la familia. Esta historia es uno de los centros de la serie. Con la compra de la casa, los Crain contrataron a sus históricos caseros, el matrimonio Dudley, que actúa de manera correcta aunque algo distante. La pareja evita a toda costa quedarse en la casa cuando anochece.

Ese verano en la Casa Hill dejó secuelas en la familia. Se entiende pronto que algo le ocurrió a Olivia, la madre de los chicos, luego de un verano en el que estuvo mentalmente inestable. Este hecho, que Hugh mantiene en reserva, es uno de los misterios que moviliza la línea del presente. Algo pasó en el Cuarto Rojo, una habitación a la que nadie pudo acceder en todo el verano, hasta la fatídica última noche.

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Cada uno de los hijos salió de la casa con secuelas. Cada uno hizo algo con su vida que fue motivado por el verano en la casa. Steven se convirtió en novelista. Su mayor éxito es la novela sobre ese verano en la casa, lo que provocó su distanciamiento de Shirley, que a su vez es dueña de una funeraria y tanatóloga. Theo es psicoterapeuta y se especializa en niños con traumas. Nell tiene trastornos de sueño y abrazó cada terapia new age posible. Luke es adicto a la heroína y pasa sus días entre la recaída y la recuperación. Hugh, el padre, viven en Florida, algo distante de todos ellos.

Ante el llamado de Nell, quien manifiesta estar siendo acechada nuevamente por “la mujer del cuello”, la familia se moviliza. Como en muchos relatos de terror, uno de los temas principales de THHH es la memoria. Los hechos que ocurrieron hace 26 años son recordados de manera diferente por los miembros de la familia. Tanto las apariciones como la aflicción de Olivia son recordadas con matices por los hermanos. Para algunos la presencia de los fantasmas es clarísima, para otros es fruto de una histeria colectiva familiar. Las visiones posteriores al verano aquel son directamente negadas por Steven y Shirley.

Cuando se habla de terror psicológico, en realidad se hace referencia a películas que no sean especialmente efectistas. En los últimos años, en esta categoría se puso a It Follows (2014), The Witch (2015) y Hereditary (2018). Ahora bien, THHH es efectista. Usa todo el arsenal de recursos del cine de terror clásico. Los fantasmas aparecen por sorpresa, desde las sombras, o desde el off, se acercan a la cara, tienen rostros horribles. Es tan efectista todo que, más allá de la casa embrujada, parte de la acción ocurre en una funeraria. Y se corta la luz. Y sin embargo, estos saltos, que son las delicias del terror pochoclero, aquí, en medio de un relato que sobrepasa las 10 horas, son meros ingredientes. Todo material es noble, cuando está bien usado.

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El corazón de la serie es su sexto capítulo. Se llama “Two Storms” y es, junto al séptimo capítulo de Castle Rock, de lo mejor que se verá en el año. Mientras que el caso de Castle Rock es el de un prodigio del guion, el de THHH es una fascinante puesta en escena, compuesta por 5 planos secuencia. Este capítulo solo podría ser, tranquilamente, el mejor largometraje presentado en cualquier festival de cine. Así, sin contexto inclusive.

El responsable de la serie es Mike Flanagan. Dirigió, entre otras, Oculus (2013), Hush (2016), Ouija (2016) y Netflix le encargó la adaptación de una de las novelas más raras de Stephen King: Gerald´s Game (2017). Terminada THHH, está filmando la continuación de la célebre The Shining, llamada Doctor Sleep, también escrita por el rey Stephen.

No puedo decirles a quienes no sean amantes del terror que vayan a poder tolerar sin problemas esta serie. Pero si hay una por la que vale la pena asustarse, es justamente esta, que será considerada con justicia una de las mejores series de 2018.