Mi obra maestra
Mi obra maestra es una película argentina de 2018, escrita por Andrés Duprat y dirigida por Gastón Duprat. Protagonizada por Guillermo Francella, Luis Brandoni y Raúl Arévalo, entre otros. Fue seleccionada para participar en la 75° edición del Festival de Venecia en la sección oficial.
Arturo Silva (Guillermo Francella) y Renzo Nervi (Luis Brandoini) están unidos por una vieja amistad que a pesar de todo siempre se mantuvo en pie. Arturo es un galerista respetado, carismático y comprador que tiene su propia galería en el centro de Buenos Aires. Es un enamorado de Buenos Aires y siempre apuesta por su gran amigo.
Renzo es un artista que roza la decadencia, amargado, irrespetuoso e irresponsable, un viejo verde. No le gusta el contacto social y vive prácticamente en la indigencia, por decisión propia, porque ofertas de trabajo tiene, gracias a Arturo. Se opone completamente a ser un esclavo del sistema capitalista por lo que no trabaja por encargo aunque esté a punto de ser echado de su departamento por deber meses de alquiler.
Es así que Arturo y Renzo comparten más diferencias que similitudes, muchas discusiones, malos tragos y situaciones bastante dramáticas. Mientras Renzo pudo haber sacado provecho de un trabajo por encargo echándolo a perder, Arturo decide cortar su relación y es allí cuando la trama toma un giro inesperado.
Con la participación de Andrea Frigerio y el español Raúl Arévalo en papeles pequeños pero importantes, la película se construye en base a los personajes principales, tanto Francella, que por suerte vuelve a la comedia luego de varios dramas, como Brandoni son los eslabones que componen la dinámica principal.
La fotografía estuvo a cargo de Rodrigo Pulpeiro y el diseño de arte, en manos de Cristina Nigro, un gran acierto para la realización. En cuanto al guion a cargo de Andrés Duprat desarma y arma con meticulosidad a personajes bastante complejos e incluye diálogos hilarantes más que acertados, quizás el hecho de que Andrés, aparte de ser hermano de Gastón, sea también director del Museo de Bellas Artes es lo que ayudó a que la mayoría de las escenas encuentren un contexto adecuado a la narración.
Quizás la pequeña falla está en el relato de amistad de ambos, que si bien se insinúa hasta cierto punto, no queda del todo claro hasta la segunda mitad de la película.
¿Por qué un cuadro vale más si el artista muere? ¿Qué se debe tener en cuenta para el precio de un cuadro? Son preguntas que reflotan durante el film gracias a la mano de Andrés Duprat, y llevan al espectador a interesarse un poco más en el mundo del arte.
Es una comedia brillante que explora el mundo del artista desde un punto de vista que no recuerdo haber visto en otro lado, las decisiones arriesgadas para el beneficio propio, la importancia de los amigos y un giro de 180° hacía el final de la trama. Brandoni y Francella no defraudaron en pantalla chica y no iban a hacerlo en pantalla grande.