La ley de Murphy, Sobre The Terror
Libre de o con levísimos spoilers.
The Terror es, antes que nada, una miniserie de las que ya no se hacen. Una aventura, un viaje de exploración hacia el peligro y a lo desconocido. El tema es que todo, pero absolutamente todo lo que puede salir mal, sale mal. Y ahí es donde el relato se va separando de las aventuras y se acerca más al relato de horror, muy cercano por momentos a Tiburón, y por fortuna, muy apoyado en los personajes.
La expedición Franklin, compuesta por los barcos HMS Erebus y HMS Terror y comandada por Sir John Franklin existió realmente. Desapareció buscando el paso del Noroeste en el Ártico. Hubo muchas expediciones que fueron en su búsqueda durante 150 años. Hay indicios de lo que pudo haber pasado, pero los sucesos narrados en la miniserie son fruto de la imaginación de Dan Simmons (hablaremos luego de él), que en su novela The Terror elucubra una horrorosa teoría.
Como pasa en las series bien construidas, el relato debe apoyarse en los personajes. Veamos: en ciertas películas, podemos prescindir de la carnadura en estos. A veces, es incluso preferible no apostar por la profundidad, que no será satisfecha, para concentrarse en la peripecia (Shoot ʹEm Up, Crank, John Wick). Luego, tenemos series como The Walking Dead, en la cual ponemos a los personajes en un entorno imposible, pero basamos el relato en las relaciones interpersonales. Se ha dicho que TWD es una serie “con zombis”, y no una serie “de zombis”.
The Terror pertenece notoriamente al segundo grupo. Y de hecho, en el desarrollo de sus 10 capítulos, van cambiando las relaciones de poder entre los personajes y la actitud, con lo que las sorpresas se suceden una tras otra. Al inicio, en los primeros 3 capítulos, nos encontramos con la tensión entre los oficiales a cargo de la expedición. John Franklin es interpretado por Ciáran Hinds, siempre imponente y con el porte y la gola que se requiere para un capitán del Real Marina Británica del siglo XIX. Su segundo es Francis Crozier, quien es el verdadero protagonista del relato, interpretado por Jared Harris y, por último, el tercero a cargo es James Fitzjames, a quien le pone el cuerpo el omnipresente Tobias Menzies.
En esta primera etapa, se ilustran las decisiones estratégicas y características de los mencionados, mediante una serie de flashbacks a los meses previos a la partida de la expedición mientras se planificaba en Londres. Esto se abandona o se recorta severamente en los capítulos posteriores, lo que si bien no constituye un desequilibrio, es al menos una desprolijidad.
Franklin es un noble. Tiene renombre, pero al mismo tiempo, es conocida su poca capacidad como marino. Crozier es todo lo contrario. Un plebeyo que se ha ganado su lugar en el alto mando de la expedición por su enorme capacidad, pero que no logra ascender de un punto por su baja cuna. Y finalmente, James Fitzjames, célebre por sus hazañas militares –presuntamente– pero no es adecuado para una expedición de este tipo.
“Juntos serán dinamita” diría el póster de una comedia, pero no. La relación entre ellos es tirante, a la inglesa, flemática, pero no desbordada. Esto suma un poroto a la serie. La tensión callada se va acumulando. Y nada resulta como se pensaría. Una vez más, los guionistas logran mantenernos interesados con el viejo lema “inesperado pero inevitable”.
Distinta es la aparición de uno de los eventuales villanos, a quien reconocemos desde la primera vez que lo muestran, ya que tiene cara de villano, bigote de villano, y actúa como tal: el despreciable Cornelius Hickey (Adam Nagaitis). Interesante es su construcción –escrito como Yoda–, pero no diré más para no arruinarles el disfrute.
En la primera escena, en medio del Ártico, una reunión entre oficiales de la marina británica y miembros de una tribu de esquimales, años después de los sucesos que se narrarán, se deja en claro que nadie volvió. Que poco y nada se supo del destino de los expedicionarios. Pero si esto es así, ¿quién está contando la historia?
En estos primeros capítulos es en donde se plantan los innumerables conflictos que llevarán adelante el relato. Primero y principal, los barcos quedan atrapados en el hielo. Seguido a esto, entendemos las tensiones entre los oficiales de la expedición, y luego se da paso a las tensiones entre oficiales y suboficiales. A esto debemos sumarle la teoría del envenenamiento por plomo y, finalmente, el agregado de Simmons, el componente sobrenatural. El terror, más allá del nombre del barco, que tiene que ver con creencias esquimales. Una suerte de monstruo de los hielos.
La serie tiene, a mi parecer, unos primeros 6 capítulos excelentes. Luego, los últimos 4 parecen bastante más áridos y lentos. En parte por el espacio, en parte porque se acerca un desenlace que conocemos desde el inicio y que es inexorable. El monstruo mismo es un punto bajo, mientras que su peligro latente es uno de los picos.
Notoriamente, The Terror no está filmada como un relato de terror. No hay sustos (jumpscares), pero sí un clima ominoso, pesado, que solo va en aumento hasta el final. El terror es a todo. Los barcos encallan en el hielo. El hielo mismo puede astillarlos y destruirlos. La comida es peligrosa. Los compañeros también, por propia naturaleza o por desequilibrio mental. El frío es mortal. Un monstruo acecha. Y la ayuda está a miles de kilómetros.
Dan Simmons escribió una de las novelas célebres de la ciencia ficción moderna: Hyperion, luego convertida en saga. Su estructura, que imita los cuentos de Canterbury, relata el viaje de 7 personajes, que parten en peregrinación hacia el planeta Hyperion, al encuentro del Alcaudón, una suerte de deidad, que reside allí.
La bibliografía de Simmons es profusa. Tiene otra saga de ciencia ficción célebre (Ilium, Olympos) y una veintena de otras novelas. Similar a The Terror, es The Abominable, que narra una expedición al Everest en los años 20. Podemos adivinar aquí cierto gusto por las expediciones y los encuentros con lo inimaginable.
La miniserie The Terror es producida por Ridley Scott, que no descarta hacer una antología de estas historias, y escrita por David Kajganich, que escribió el film True Story, interpretado por James Franco y Jonah Hill y A Bigger Splash, película del ahora reconocido Luca Guadagnino, con Tilda Swinton y Ralph Fiennes. Pero lo mejor está por venir, ya que Kajganich es el guionista de las remakes de Suspiria y Cementerio de animales.
The Terror es, en muchos aspectos, de lo mejor del año. Ya no queda aventura por la aventura misma y esto que antaño era la historia de todos los días es hoy una rareza. Y, sobre todo, que una historia así sea autoconclusiva se valora en estos tiempos de estiradas ad eternum. Larga vida, o no, al capitán Crozier.