Annihilation: Esperando a la gran esperanza de la Ciencia Ficción

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Spoilers solo a partir de la parte que dice: “A partir de aquí algunos spoilers».

Netflix está buscando a la nueva gran esperanza de la Ciencia Ficción mundial. Podrían haber elegido cualquier género, pero algún algoritmo les dijo que el camino era la ficción especulativa, como la llama Harlan Ellison.

En los últimos meses estrenaron Altered Carbon, serie basada en la importantísima novela de cyberpunk, de Richard Morgan; luego le produjeron a Duncan Jones la fallida Mute. Jones estaba por convertirse en referente del género, pero se fue cayendo. Empezó muy bien con Moon, y después su carrera se fue desgranando, luego de la apenas correcta 8 minutos antes de morir, probó suerte con la fantasía en Warcraft, y el resto es historia.

Hace solo un par de semanas, aprovechó una suerte de debacle en la Paramount y se apropió de The Cloverfield Paradox, y por ende de casi toda la saga producida por J. J. Abrams. No sé si fue una buena compra financieramente, pero en lo artístico es un desastre.

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Y en esta línea, la de comprar films terminados que fueron producidos para estrenar en cines pero que finalmente terminan en el streaming, es que apostó por lanzar para las pantallas de todo el mundo, exceptuando EE. UU., Annihilation, nueva película de Alex Garland, quien hace dos años dirigió la excelente Ex Machina.

Garland es novelista y guionista. Escribió La Playa (novela), Exterminio y Sunshine (guiones), todas filmadas por Danny Boyle, luego adaptó para el cine la novela Never Let Me Go, del actual Premio Nobel de Literatura, Kazuo Ishiguro, filmada por Mark Romanek. Una de sus novelas, The Tesseract, fue llevada al cine por Oxide Chun Pang, un prolífico director hongkonés.

Suponíamos que Ex Machina era su opera prima como director, pero recientemente, a raíz de declaraciones del actor Karl Urban, nos enteramos de que es su segunda película, ya que había tomado la dirección de Judge Dredd, abandonada antes de terminar por Pete Travis, su director original.

Contrariamente a los ejemplos anteriores, Garland está en pleno ascenso, filma como un director veterano y es un guionista consumado, con amplios conocimientos del género.

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El adaptador

Garland, además de ser un excelente guionista, es muy bueno adaptando. Annihilation está basada en la novela homónima de Jeff VanderMeer, primera de la trilogía de Southern Reach, que trata sobre un lugar apartado, en la costa de EE. UU. presumiblemente, declarado “Área X”, donde un objeto ha caído desde el cielo y empiezan a suceder cosas raras, como un extraño resplandor que crece minuto a minuto o la desaparición de todos aquellos que entran a investigar a la zona.

Garland se caracteriza principalmente por sus dos mejores atributos: es sobrio y solemne. Estos atributos no son pavada. Además, es un maestro en el uso del espacio. Recordemos Ex Machina y Dredd, por citar dos ejemplos.

Decía entonces, la sobriedad hace que funcione casi cualquier cosa. No se desborda nunca. A Annihilation no le sobra un momento. Es, como Ex Machina, una película “reloj”, un producto de diseño, cuidado y aceitado. Estos atributos son usualmente desdeñados; se les critica la falta de humanidad o la poca profundidad de los personajes. Para evitar eso, Garland se rodea de buenos actores y los deja jugar con el material. Natalie Portman como Lena, la bióloga, deja la piel en su conflicto entre congoja y culpa. La trama arranca contándonos que su marido, soldado, Oscar Isaac, está perdido en acción hace un año. Lena es una bióloga prestigiosa de la Universidad Johns Hopkins, con un pasado como militar (¿? Sí, tal vez el único WTF de la película). Una tarde, su marido vuelve. Sin dar detalles de donde estuvo (ya habrán adivinado), se desploma mientras tiene una hemorragia interna.

A partir de aquí algunos spoilers.

Solo para quienes vieron la película.

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La zona

Chicaneando a otros redactores de esta revista, definí a Annihilation como “Stalker para tontos”. Me retracto; no es que sea para tontos, es que carece de sentido profundo, y no es que no la haya entendido, lo dicen en la propia trama: no se sabe que quiere el ente caído en el faro, si es que quiere algo. No es pavada esto. El “Área X” es el antagonista. Y no tiene motivación. Tenemos entonces una película de exploración, por la exploración en sí misma, y mientras más nos adentramos, más extraño es todo. Y esto, señores, es el motor de 100 capítulos de Lost. Con la diferencia que en Lost, entendimos finalmente la motivación del antagonista.

Tenemos una zona alienada, con animales feroces que pueden atacar, una presencia extraña, ondas de radio y brújulas que no andan y un supuesto punto central de la actividad. Stalker, Lost y Annihilation comparten estas características. Mientras que las dos primeras le daban un sentido místico a la cuestión, en Annihilation tenemos solo un sentido personal. Como la topóloga Cass (Tuva Novotny) advierte: están en una suerte de misión suicida, por culpa y una tendencia a la autodestrucción. Perdieron a alguien; este es su purgatorio. Pregúntenle al Dr. Shephard, a Kate Austen o a John Locke si no les pasaba lo mismo. La psicóloga y líder de la expedición, Dra. Ventress (Jennifer Jason Leigh), tiene la determinación de llegar al epicentro de la cuestión, el consabido faro: es una creyente, como el Guía (Stalker) o como John Locke (Lost).

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Si el lector prestó atención y recuerda algo de su biblioteca Minotauro, notará que ciertos nombres de los personajes fueron extraídos directamente de El mundo de cristal, novela de J. G. Ballard, en el que un grupo de personajes debe explorar una zona afectada por una enfermedad nunca vista, que cristaliza y pone en animación suspendida a los seres vivos. Las zonas con características extrañas y las nuevas reglas a las que se adaptan los personajes eran la especialidad de Ballard: nótese también El mundo sumergido y La sequía. Pero Ballard, Lost y Stalker tenían un compás centrado en un objetivo: ¿Qué significa ser humano? ¿Existe un Dios? ¿Cuál es el próximo salto evolutivo? ¿Nos estamos extinguiendo como raza? Todas preguntas y temas de la ciencia ficción clásica. La pregunta en Annihilation está oscurecida deliberadamente.

En su centro, la película tiene en foco el camino más que el destino final. Las personalidades del grupo, que se completa con la paramédica Anya Thorensen (Gina Rodríguez) y la física Josie Radek (Tessa Thompson), aflorarán, así como su psiquis, mientras avanzamos en la trama. Esto es interesante y entretenido en sí mismo, si le sumamos la peripecia, es decir, los ataques del cocodrilo mutante y el oso con voz humana, construyen un todo muy ameno pero carente de propósito, más que el de explicar la mutación del ADN. Como si el ente no supiera qué hacer con esa información y confunde todo. Adrede o sin querer, no se sabe.

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Sumémosle algo desde el punto de vista de la narratología: Lena es quien nos cuenta el relato, pero, como una suerte de Keyser Söze, nos mintió; tal vez desde el inicio. La bióloga afirma haber matado a su clon con la granada de fósforo blanco. Pero, o bien esto es mentira, o bien el resplandor, como un Usurpador de cuerpos, realizó la transformación, entonces ¿para qué era necesario el clon?

Cabe también la posibilidad, por qué no, de que se me haya escapado completamente el punto. De algo estoy seguro: Annihilation estaba destinada al cine, y allí deberíamos haberla visto.

Me gusten más o menos sus películas, Alex Garland es uno de los mejores directores hoy en día y voy a esperar sus estrenos en la plataforma que sea. Annihilation es un lujo, aún con sus sinsabores.

PD: ¿Alguien sabe por qué no se puede ir al faro en auto, moto, tanque o helicóptero?