32° FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA: RESEÑAS DÍAS III & IV

mdq 2017

Competencia internacional: «El Silencio del Viento» (Dir. Álvaro Aponte Centeno).

Una de las cosas más interesantes de los festivales de cine es poder acceder a cinematografías  que no son tan habituales de observar; en este caso, la costarricense.

El Silencio del Viento es una intensa ópera prima que narra con mucha rigurosidad la problemática de la inmigración ilegal que se da en aquel país, donde muchas personas provenientes de diferentes naciones caribeñas (especialmente República Dominicana), intentan llegar al enclave norteamericano en pos de un futuro mejor.

Visualmente potente, con una gran fotografía, la película sigue a Rafito (Israel Lugo), un individuo que se dedica a ingresar a esos migrantes a la isla, con la ayuda de su familia.  Es a partir de su historia que recorreremos las calles y los barrios menos glamorosos de un país del que estamos acostumbrados a recibir únicamente imágenes de los videos de reggaeton.

La narración por momentos se agota, la acción no avanza hacia lugares desencadenantes concretos y es por ello que el final puede sentirse un poco forzado y repentino; sin embargo, esto no impide ni le quita mérito a la posibilidad de conocer o redescubrir la cultura de una de las pocas colonias que aún mantiene el siglo XXI.

 

 

Competencia Argentina: «Aterrados» (Dir. Demián Rugna).

Sin temer ni dudar hay que decir que Aterrados es la película de terror que el cine nacional necesitaba y un notorio avance en nuestra ascendente cinematografía de género. Sin caer en la parodia, sin buscar chistes internos innecesarios, Rugna se toma en serio al relato y se concentra en generar y elaborar con mucha artesanía los climas y tensiones necesarios para que el género funcione.

En una suerte de reversión de poltergeist cruzada con el cine de James Wan, Aterrados le agrega una pata local al cine de terror, a partir de la cual se elaboran y sostienen los elementos comunes y clichés de este tipo de relatos. Esto no es negativo ni mucho menos, se trata únicamente de tomar cierta consciencia del género y desplegarla a favor del disfrute del espectador.

Si bien las licencias narrativas no impiden entretenerse con la película, algunas pueden generar cierto ruido; más que nada en el plantado del primer acto, donde una mayor rigurosidad en el manejo de la información hubiese reforzado más a la película.

Como decía, al margen de los detalles, definitivamente esta película es una bisagra en nuestro cine de terror local y una apuesta a la altura de la que el público masivo suele acompañar en las salas.

Hora Cero: «The Disaster Artist» (Dir. James Franco).

Cada vez más en boga, el cine sobre cine suele ser un tipo de relato más que atractivo. Tanto en el plano documental como en la ficción, nos encontramos muchas películas que dialogan con el quehacer cinematográfico. La variedad de formas y estilos de este tipo de obras pueden adoptar hace que el interés generado sea múltiple. Tanto para estudiantes de cine que buscan aprender o escuchar a sus realizadores favoritos, como para los espectadores comunes que disfrutan de conocer un poco más respecto a cómo se hace el cine y sus entretelones.

En este sentido, The Disaster Artist lo tiene todo.  No solo es una gran comedia, sino que, además, su maestría obliga necesariamente a elevar el concepto y el estatus de la película cuyo rodaje se homenajea: The Room.

Acaso la mejor peor película de la historia, The Room y su hacedor, Tommy Wisseau, se han vuelto un culto del cine independiente, al que James Franco rinde tributo con mucho amor, a través de relato en tono biopic que recorre todo el proceso de gestación de la infame película.

Divertida e inteligente, la película derrocha fidelidad y amor a todos los homenajeados. Probablemente sea este el filme que consolide a James Franco como un verdadero director todo terreno de la industria. Con la temporada de premios bastante cerca, no sería extraño que The Disaster Artist se cuele en todas las entregas y obtenga premios importantes, dado que realmente es de lo más destacado del año.

 

Competencia Argentina: «Requiem para un Film Olvidado» (Dir. Ernesto Baca).

La nueva película de Ernesto Baca, conocido ensayista visual y superochista de la escena local, se encarga de reflexionar y advertir sobre la inminente desaparición del celuloide.

En tono con el mejor cine ensayo y experimental de los 60′ y 70′ y con textos inspirados en La Sociedad del Espectáculo de Guy Debord, el realizador emprende un fantástico camino hacia la retro ciencia ficción que sirve como catalizador para pensar el cine actual, su pasado y su futuro.

Esta hermosa y visual propuesta sortea todas las dificultades que suelen tener estas obras, sosteniendo la atención del espectador mediante el uso de la acción y un dinamismo permanente en todo su metraje (esto es literal porque la obra está hecha en celuloide).

Única y excepcional, la película de Baca probablemente sea una de las mejores obras para ver dentro de la Competencia Argentina del festival.