Reseña: Luke Cage – 1º Temporada

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Advertimos que la reseña viene con SPOILERS, lea bajo su propio riesgo (o no).

¿Qué hace a Luke Cage un gran personaje y a «Luke Cage» una gran serie? Lo primero es más trabajoso de responder. Lo segundo recae en varios apartados, cuyo más importante sea tal vez el timing. La historia de Estados Unidos (a no joder, la de nosotros y muchos otros también) está teñida de sangre de esclavos, pobres, revolucionarios y básicamente cualquiera por fuera del estamento privilegiado de «blanco, cristiano» al cual con el avance de las sociedades se le sumó «heterosexual, de clase media/alta». No digo hombre como género porque sería plantear obviedades. Esa sangre fue disminuyendo después de la guerra civil y cien años después, con la lucha por los derechos civiles, parecía que se terminaba. Parecía porque nunca hay que subestimar el odio imbécil del iletrado. Cincuenta años después la policía del país que gobierna Obama (que por si viven bajo el mar con Bob Esponja, es negro) mata afroamericanos con saña. En ese contexto, un héroe negro pobre que defiende a los negros pobres del Harlem solo está esperando que le crezcan las alas.

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Capuchas Arriba

No voy a indicarles algo que hasta los periodistas de Clarín acertaron. Si, Luke Cage, el hombre de piel de hierro, fuerza sobrehumana y un factor de curación acelerado, nació como otro intento de la editorial de Stan Lee de capitalizar un éxito ajeno. Carl Lucas apareció de la mano de “Shaft” y el blaxploitation de los 70’s. Sin embargo, como el personaje era escrito por hombres blancos que el tipo más negro que conocían era el ascensorista del edificio del laburo, el cómic es ilegible e insoportable hoy. No teman, casi cualquier cómic de esa época es así. Por falta de palabras: «feo». Pero superemos esa etapa, no solo es feo por la forma de escribir cómics de la época. Es así porque, al ser escrito por hombres blancos, Carl Lucas tenía que tener un pasado turbio, de hampón menor, cárcel y etcétera. Nada de amistoso vecino, abogado ciego, multimillonario genio, científico astronauta. No, Luke Cage, en su concepción se sentaba atrás en el colectivo. El tiempo arregló las cuentas para el buen Cage y a través de asociaciones varias llegó a ser reconocido como uno de los mejores y más poderosos héroes de Marvel, liderando ramas de los Avengers y participando de varios supergrupos, como cuando reemplazo a La Mole en Los 4 Fantásticos. Ahora, la decisión de Netflix y Marvel de hacerlo protagonista de una de sus series es lógica (superlógica uuuh): se ocupa de una porción pequeña de espacio geográfico, su galería de villanos se compone de mafiosos y, más importante, casi no requiere de CGI. Si chequean al resto de héroes elegidos por Netflix podrán notar algún patrón similar. Era evidente que el camino a seguir para traer productos de calidad argumental, tenía que tener aparejado alguna solución a priori. Todos queremos una serie de Iron Man (es un decir) pero es simplemente muy caro (y muy caro en TV es sinónimo de imposible) hacerlo bien. La idea de concentrarse en héroes “terrenales” con villanos de la misma calaña cierra.

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Luke es la personificación de esa clase de héroe. Por lo pronto, no quiere serlo. Sus guionistas blancos no querían un negro que fuera un héroe hecho y derecho como el resto de “la casa de las ideas”, por eso lo hicieron un “Héroe por Contratación”. Luke (Mike Colter) es un héroe por encargo, cobra por sus servicios. Al menos así fue en su génesis. Esta parte de la historia no llega a contarse en la serie porque se concentra en contar el origen del personaje en unos trece capítulos divididos en dos claras partes unidas por el hilo conductor que son los personajes de Shades (Theo Rossi, Juice en “Sons of Anarchy”) y Mariah Dillard (Alfre Woodard) que forman parte de las dos organizaciones criminales que azotan las calles de Harlem que Luke promete defender tras la muerte de su mentor Pop (Frankie Faison).

El primer arco argumental de los trece capítulos nos cuenta como Luke, un empleado en la barbería de Pop y lavaplatos en el boliche local, se ve envuelto en una contienda contra el mafioso local Cornell “Cottonmouth” Stokes (Mahershala Ali, el lobbyista de “House of Cards” repitiendo trajes y sonrisas varias), luego de que uno de sus matones asesine a Pop. Stokes trabaja para el misterioso Diamondback (Erik LaRay Harvey, que estuvo en “Boardwalk Empire”) que –por alguna razón errónea- no aparece hasta que Stokes es asesinado. Digo que es erróneo porque le termina sucediendo lo mismo que a la segunda temporada de “Daredevil”. La división de arcos es muy brusca y, siguiendo el argumento, hasta forzada. Una mancha que podría haber sido evitada si el personaje de Willy “Diamondback” Stryker hubiera aparecido desde el principio aunque sea a pequeñas dosis.

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Héroe Particular

La mancha no hiere a la serie, pero la estira de mas, golpe que también acusan la segunda temporada de Daredevil y mucho mas evidentemente “Jessica Jones” que ni siquiera tiene dos arcos argumentales. Trece capítulos están probando ser demasiados. El formato de ocho a diez le cabería mucho mas a estas series. Tanto a “Luke Cage” como a “Jessica Jones” le sobran unos cuatro capítulos que encima son fáciles de identificar. Se repiten escenas para alargar una trama innecesariamente. Se entiende que hay alguna clase de contrato pero esta situación está afectando a las series de superhéroes que son de lo mejorcito que da la televisión, y en particular, de lo mejor del catálogo original de Netflix.

También se siente forzada la inclusión de Claire Temple (Rosario Dawson) en el mini universo dentro del MCU. Sin embargo, se nota que su creador Cheo Hodari Coker (escritor y productor en “Southland”, “Ray Donovan” y otras) notó ese predicamento y levantó la vieja historia de relación romántica que remite a los primeros cómics de “Luke Cage: Hero for Hire”. Es una interesante vuelta de tuerca, porque Luke se involucra románticamente con la agente Misty Knight (Simone Missick) en el primer capítulo y la tensión queda en el aire hasta el final.

Eso por el lado de las fallas.

¿Por el lado de las virtudes?

Tantísimas. En principio, el timing de “Luke Cage” no podía ser más acertado. Un héroe negro que hace sus buenas acciones con la capucha arriba (#HoodsUpForLukeCage) desafiando a la policía represora y a todos los preconceptos y prejuicios. Un héroe que, gracias a que todo el equipo técnico y guionistas es afroamericano, es contado con conocimiento de causa. Quizás tenga algo de intelectualidad negra muy exacerbada pero no es descolgada, y en diálogos similares a los intercambios pop a los que nos acostumbró Tarantino en su momento, funcionan.

Esta filmada con pericia y sin grandilocuencias. A diferencia de otras series de superhéroes, mucho de lo que sucede en “Luke Cage” pasa de día en el Harlem, que cumple un papel protagónico como Luke que, como la ciudad de día no es un héroe oscuro. Nada en su rol sugiere eso más que un pasado como convicto mal acusado. La fotografía de Manuel Billeter (mismo rol en “Jessica Jones”, “Person of Interest” y la próxima “Iron Fist”) se compone de ligeros contrastes. Luke Cage no quiere resaltar. No así los mafiosos que desean ponerlo bajo tierra y que visten trajes impactantes.

La banda sonora es otra gran pegada. Por momentos remite al cine de los 70’s al que homenajea, pero mezclado con grandes momentos musicales afroamericanos modernos. Rap (de la mano de Method Man incluso, que le dedica un rap a Luke apareciendo en el doceavo episodio), hip hop, jazz. El boliche “Harlem Paradise” regenteado por Stokes sirve como vidriera para muchos de estos artistas verdaderos que se suben al escenario.

El mensaje político que nos entrega “Luke Cage” no es muy profundo ni muy abstracto. Los afroamericanos son asesinados todos los días en Estados Unidos. Y a veces por otros afroamericanos. Pero allí no hay odio racial. Hay día a día. Es el otro el que termina siendo relevante.

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Conclusión

Como “Daredevil”, como “Jessica Jones” y como esperamos que sean “Iron Fist” y “The Punisher”, la serie de “Luke Cage” fue producida con cuidado, mente a futuro, y dedicación por un objetivo final e integral que pertenece al MCU al cual jamás se van a acercar (para crítica mía y de todo fan), aunque pertenezcan.

Lo más curioso de “Luke Cage” es que todos pensábamos que iba a ser la serie más violenta de las producidas hasta la fecha. Le erramos por un montón. Los guionistas tomaron el camino correcto al mostrarnos a un héroe que ni por asomo quiere ser violento. No se está vengando de nadie, ni tiene un gran trauma que lo lleve a ser como (no) es. Es un tipo normal que, por culpa de un experimento científico (Stan Lee ya lo patentó) hecho en la cárcel contra su voluntad, terminó obteniendo unos poderes que tampoco quiere. Y por eso casi ni los usa más que para protegerse. No hay escenas de acción largas ni momentos de violencia desmedida más que los que comenten sus enemigos. Hay pasado, hay contexto, hay vida diaria.

Luke Cage quiere ser normal. Por suerte sabemos que no va a pasar.