18º BAFICI Días 3 y 4
Día 3
Disco Limbo
En la opera prima de Fredo Landaveri y Mariano Toledo, nos encontramos con David, un joven que una noche va a una disco, donde se enamora a primera vista de Lucio, esta premisa totalmente simplista no es ningún problema porque Disco Limbo es un film claramente experimental con reminiscencias del cine europeo, donde es más que obvio que la forma de la narración es en donde decidieron explorar los realizadores. Disco Limbo es un viaje por la psiquis del protagonista, experimentamos audiovisualmente todo lo que transcurre en la cabeza de David respecto a Lucio, donde en varios momentos resulta difícil notar la diferencia entre la fantasía y la realidad, muchas veces esto no es claro y no es casualidad, parte de este viaje al interior de David es esto mismo, que resulte dificultoso saber cuándo algo es producto de la imaginación y cuándo no es parte de la experiencia que está sufriendo David al maquinarse mentalmente. Probablemente el espectador se sienta perdido con varias escenas y funciona, ya que refleja el deambular por el limbo mental del protagonista, en este punto es donde cabe destacar el buen trabajo en la dirección de arte y producción, con varias y diferentes locaciones que ayudan a las distintas facetas del relato.
Sin embargo hay ciertas cuestiones que podrían hacer ruido, como por ejemplo la línea de Maria, que si bien cumple la función de ser la confidente o voz de la razón de David, resulta difícil no pensar que está ahí por un mero complemento conveniente que tal vez para algunos pueda llegar a resultar un poco forzado o artificial. Otro aspecto que resulta algo inconexo son las secuencias con una voz en off que nos da una definición de algún elemento relacionado a lo que sucede en la historia, así como también los planos simétricos que abundan al comienzo de la película y luego parecen casi desaparecer del todo, sin llegar a crear ningún código ni marcar ninguna pauta puntual. Pero estos puntos no dejan de hacer de la película algo disfrutable e interesante de ver, sin duda Disco Limbo es una cinta pensada y repensada, una película valiente y atrevida dentro del lenguaje audiovisual como las que el cine siempre necesita para evolucionar, que logra no verse (demasiado) pretenciosa ni arrogante, algo difícil incluso para algunas películas menos arriesgadas.
Mi hist(e)ria en el cine
Harta de la energía y tiempo que consume el realizar películas María Victoria Menis decide abandonar el oficio de directora cinematográfica y comienza a filmar a su familia. Si bien al comienzo este documental puede dar la impresión de estar un poco actuado, pero luego nos percatamos de que todos los personajes que vemos en pantalla son así realmente (al menos cuando tienen una cámara filmándolos). La directora de la película se mantiene prácticamente durante todo el documental como una voz en off tras la cámara y hace un buen trabajo retratando con mucho humor las distintas personalidades de su familia, donde resaltan sus padres, Saul y Chola, quienes hacen una pareja mayor digna de un sketch cómico. Esta es sin dudas la cualidad más fuerte del documental y a la vez su mayor defecto, ya que esto termina desembocando en una estructura con una ausencia bastante grande de un hilo conductor, el documental termina y no estamos seguros de cómo englobar lo que vimos más que como un rejunte de situaciones simpáticas y no más, de hecho al comienzo de la película se plantea la duda de qué va a suceder con la vida de la realizadora, si va a abandonar el cine o no, esto se ve levemente mencionado en el desarrollo pero jamás logra siquiera a estar cerca de llegar a un puerto (sea cual sea). Sin embargo la película divierte, y mucho, es un documental con una idea simple y para entretenerse, que sin dudas logra sacar varias sonrisas que, por supuesto, siempre son bienvenidas.
El gigante de hierro
Un reestreno del 2015 que llega un poco tardío a nuestro país, el primer y mejor largometraje hasta la fecha de Brad Bird (director de Ratatouille y Los Increíbles), ambientada en plena paranoia de la Guerra Fría, narra la historia de un niño que entabla una estrecha amistad con un robot gigante caído del espacio. No tiene demasiado sentido extenderse mucho ya que la película fue estrenada originalmente en 1999 y es un clásico de culto, lo que es seguro es que vale la pena verla en el cine, no sólo por su hermosa animación, no sólo por la dirección maestra de Bird, no sólo por el guion de hierro que tiene, no sólo porque es entretenida para los chicos y esconde un simbolismo enorme para los más grandes, sino también para que los demás no te vean llorar en la oscuridad, llevar pañuelos es obligatorio.
Día 4
Je me tue à le dire
Este film francés explora la compleja relación entre una madre y su hijo hipocondríaco, que se preocupa cada vez más por su salud. Cuando a ella le diagnostican cáncer, la hipocondría del hijo no hace más que dispararse. Vamos a ser breves, es una tragicomedia negra, por algunos momentos bastante negra y por otros momentos no tanto, que con su premisa se dedica básicamente a presentar todos los gags posibles que puede desarrollar a partir de ella. Si bien el personaje principal (el hijo) es hipocondriaco le hizo falta acentuar más esta característica, ya que lo que se ve parece más propio de una persona simplemente (muy) preocupada por heredar el cáncer de su madre más que actitudes típicas de un hipocondriaco, las cuales podrían haber sido más explotadas. Sin embargo la película logra varios momentos de risas genuinas, principalmente gracias a una buena dirección tragicómica de parte de Xavier Seron, una buena interpretación de Jean-Jacques Rausin, respaldadas por momentos con un buen armado sonoro y una toma final que trae sensaciones mixtas, donde cuesta dilucidar si lo que vemos es un simbolismo que pretende ser serio, un chiste que simplemente pretende ser ridículo o ambas cosas a la vez.
Pero no sólo vimos peliculas, tambien asistimos a charlas, a varias de hecho:
Masterclass por Yue Song – Cómo hacer una película de acción
Yue Song es un prometedor director del cine de acción chino que llega al BAFICI con el motivo del estreno de su película The Bodyguard, cinta que además de dirigir protagoniza, a raíz de esto estuvo comentando (entre otras cosas) que al ser actor y director, sabe qué exigirse exactamente y qué es lo que se pretende en cada escena, le resulta ventajoso ya que evita que haya un falta de entendimiento o comunicación entre director y actor (ya que en este caso ambos son las misma persona). También comentó que en la película buscó mantener un ritmo constante, incluso hasta en las secuencias de drama y, en su vorágine, fue filmada en 2 meses cuando en realidad estaba pensada para que fueran 4, lo cual, sumado a las extensas jornadas y el uso de golpes reales en las filmaciones, trajo descuidos en el sector de seguridad y algunos de los extras resultaron heridos.
El protagonista y director de The Bodyguard hizo mucho énfasis en que deseaba que su película fuera distinta y destacase, para esto decidió juntar una compilación con material de varias películas de Kung Fu, este rejunte terminó durando 5 horas y una vez hecho decidió usarlo como parámetro para ver qué NO hacer en su película e ir para el lado opuesto y lograr un material original. Así como también procura no utilizar técnicas de Kung Fu tradicional para no volver las peleas predecibles incluso para quienes saben de esta arte marcial, si logró o no algo de todo esto lo dejamos a juicio de ustedes.
El cine según Peter Bogdanovich
Peter Bogdanovich, la estrella de esta edición del BAFICI, se mostró muy relajado y nos contó con mucho humor anécdotas con Boris Karloff, sobre la sordera de John Ford, la broma que Hitchcock solía gastar usualmente en el ascensor, el humor que caracterizaba a Orson Welles y hasta se animó a contestar cómo llegar (tierna y delicadamente) al corazón de una mujer. La charla duró unos 90 minutos así que vamos a tratar de sintetizar sus ideas, remarcó su rechazo por el cine americano, lleno de explosiones y muertes, donde se lleva al público hacia la insensibilidad a causa de una extrema y constante exposición a la violencia, lo cual es contraproducente para el cine, una sobreexplotación del recurso. En parte todas estas película típicas del cine estadounidense las ve como innecesarias, algo a que él mismo se pregunta y a la vez invita a preguntarse a todos los realizadores cinematográficos a la hora de hacer una película es si dicha película es necesaria.
Habló sobre su método de trabajo en la dirección de actores, donde aconseja intimar con ellos, observar para rescatar e incorporar actitudes naturales que los intérpretes tienen por fuera del papel y recalca la importancia de la primera toma, la cual siempre es la más fresca y donde hay que poner toda la carne al asador. Rememoró la época de Los Soprano, a partir de la cual comenta que hubo un antes y un después en la series ya que la calidad empezó a incrementar, mencionó a Robert Graves como su autor favorito y se despidió con un último pensamiento que le surgió a partir de que un hombre le recordara una pequeña secuencia que éste había visto muchos años atrás y casi olvidada para Peter: “Con las películas les damos (a los espectadores) pequeños pedazos de tiempo que no pueden olvidar.”