El hombre que no amaba a los Superhéroes: Sobre Nolan y la negación del género

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Christopher Nolan odia a los Superhéroes. Bueno, la verdad es que no lo sé. Quería vender un poco de humo y enganchar muchos lectores indignados que vengan a insultar. Sepan disculpar la humorada.

De todas formas, más allá de lo clickbaitero que pueda parecer el título y la frase inicial, creo que hay algo de cierto en todo ese amarillismo.

Nadie puede dudar que el universo cinematográfico extendido de DC, que tendrá su puntapié inicial con el estreno de BatmanVSuperman el próximo jueves, es en gran medida el resultado del éxito que ha tenido la trilogía del Caballero de la Noche llevada adelante por Christopher Nolan. Paradójicamente, el realizador, a lo largo de las diferentes entregas de la saga, ha demostrado un especial esfuerzo en negar las convenciones más tradicionales del género superheroíco, tal como se explicará a continuación:

  • Rechazo a los superpoderes

A lo largo de toda la trilogía, Nolan decidió eliminar estas características de sus personajes. Así, por ejemplo, Ra´s Al Ghul no es más un ser inmortal; sólo un eco-terrorista, sin fosa de lázaro ni ninguna de aquellas cosas. A su vez, tampoco han hecho su aparición otros personajes con características sobrehumanas; como Killer Croc, Clay-Face o Poison Ivy, todos ellos piezas fundamentales en las historias del murciélago.

Cada uno de los villanos y personajes que han hecho su presentación en los films han sido humanos carentes de propiedades extraordinarias, elemento que justamente es fundamental en el género.

Nolan quiere entonces hacernos creer que todos los individuos que despliega en pantalla tranquilamente podrían existir en nuestro mundo. Plantea entonces, una falsa realidad, un oxímoron de manual: está claro que el Bane de Dark Knight Rises no puede existir en nuestro mundo; está más claro aún que jamás podría existir un escenario como el que se nos plantea en todas las películas. Sin embargo, Nolan lucha todo el tiempo por querer demostrarnos que sí. Y a veces, seamos buenos, lo consigue.

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  • Ausencia de Sidekicks

Otro elemento clave del género son los Sidekicks; palabra que generalmente se utiliza para describir a los compañeros de los superhéroes: Robín, Batgirl, Superboy, Supergirl, Wondergirl, Aqualad, Speedy y Kid Flash son ejemplos claros de esto.

En toda la trilogía del realizador de «Memento» esto es obviado completamente. Nuestro héroe aparece en forma solitaria y despojada, como si no hubiese nadie más en el planeta que hiciese un trabajo similar. Lo que nos traslada rápidamente al siguiente punto de análisis.

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  • Negación del universo expandido

En toda la saga el único personaje que combate el crimen es el ricachón de Bruce Wayne bajo su alter ego. No hay ni un atisbo que nos indique la presencia de conexión alguna entre Batman y el resto del universo DC, siento este elemento también algo habitual y fundamental del género.

La idea de que cada ciudad posea su propio protector; o que, incluso, en un mismo espacio varios héroes convivan es central en el mundo superheroíco. En el universo creado por Christopher Nolan no hay otros héroes, ni siquiera se menciona su existencia. No hay Superman, no hay Flash, no hay JLA, no hay un Lex Luthor; nada. Gotham es prácticamente una ciudad amurallada.

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Podríamos arriesgar y decir entonces que la trilogía -muy exitosa- del londinense no es ni más ni menos que lo que suele conocerse como un Elseworld (otros mundos, para los nostálgicos de las ediciones de VID o Perfil). Es decir, una historia fuera del canon del personaje. Un mundo creado especialmente para contar esa historia, dejando de lado la noción de universo integrado y continuidad, otra pieza clave en estos relatos.

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Un extremo forzado de estas nociones se haya en el tratamiento que Nolan le dio como productor y guionista al Man of Steel de Zack Snyder. Si uno observa con detalle esta película, hay un intento gigantesco por lograr transmitir una verosimilitud y hacernos creer que todos los eventos que allí se desarrollan podrían ocurrir a la vuelta de la esquina. Tanto así, que muchas secuencias terminan siendo un poco absurdas y bastante forzadas.

Insisto sobre lo paradójico y extraño que resulta que el realizador que más hincapié ha hecho en negar el género superheroíco en sus personajes haya terminado siendo la pieza fundamental para que DC lance, de una vez por todas, su universo cinematográfico expandido.

Todo parece indicar entonces que paulatinamente la impronta Nolan será dejada de lado. DC, al parecer, encontró su gris, un mundo que pretende ser más realista, pero que no es el nuestro ni podría serlo jamás. BatmanVSuperman es el primer intento de esto, veremos como resulta.