Reseña: Jessica Jones

El viernes, les recordamos la maravilla que fue Daredevil con un largo análisis de Marcelo Acevedo sobre ese gran héroe que será nombrado varias veces en esta nota. Hoy, después del bingeo que significó ver Jessica Jones en dos días, voy a relatarles todo lo bien que está haciendo las cosas Marvel con su universo de celuloide y un par de críticas.

Empecemos entonces, con la Yesi de la Cocina.

 

SERIE: Jessica Jones

PRODUCTOR: Marvel / ABC

AÑO: 2015

 

Jesi from the block

Empecemos de a poco. Jessica Jones no es uno de los personajes más viejos o populares de Marvel. Su historia es muy reciente. Nació en las páginas del cómic «Alias» en noviembre del 2001 justo antes de que acá se vaya todo al carajo por mano del genio Brian Michael Bendis (que escribió seis millones de cosas) y –tal cual la serie- toda su historia empieza ahí, obviando todo lo que le pasó hasta llegar a ser simplemente Jessica.

En la serie, mediante flashbacks bien utilizados y escasos -y también alguna voz en off- se nos muestra cómo es que una adolescente noventera normal recibió sus poderes. Yo supongo que si se me cayeran líquidos radioactivos en la cabeza me moriría de un cáncer fulminante en quince días. Dios bendiga al Universo Marvel. Porque así fue. En un accidente de tráfico donde toda su familia muere, Jessica recibe los poderes de superfuerza y superagilidad y los va descubriendo básicamente de la misma manera que Peter Parker (Spiderman). Fallando. Intuyendo.

Cuando empieza la serie –y el comic- Jessica Jones (Krysten Ritter, la heroinómana de ‘Breaking Bad’, y la corta y cancelada ‘That b*tch on apartment 23’) es la solitaria y alcohólica detective de su oficina «Alias Investigations». Trabaja sola y con encargos de la abogada sinuosa Jeri Hogarth (Carrie Anne-Moss).

Muy pronto, a Jessica le llega un trabajo. Dos padres buscan a su hija Hope, que ha abandonado los estudios y ha desaparecido. La detective descubre que Hope dejó todo –estudios, amigos, familia- por un novio. Y los flashes de memoria empiezan a asestarle golpes. A ella le sucedió lo mismo hace no tanto. Apenas un año y medio la separan de su crisis.

El «Purple-Man» Kilgrave (David Tennant, AKA Doctor Who) está de regreso.

Los poderes de Kilgrave que es otro «dotado» y también se nos relatara como consiguió sus habilidades, se reducen al control mental. Al hombre de púrpura le basta emitir un comando oral para que su oyente le obedezca incluso contra su voluntad. Este británico villano no tiene planes grandilocuentes. No quiere conquistar al mundo. No quiere asesinar a la raza humana. Acá está el primer subtexto. Ese que Marvel ha usado tan bien en los 60’s y 70’s con X-Men, Iron Man y Hulk. Kilgrave representa al marido abusivo (en algunos aspectos se puede inferir que también representa al pedófilo de manual aunque en la serie no haya nada por el estilo). El personaje tan bien representado por el actorazo que es Tennant, está obsesionado con (la atención femenina) Jessica. Solo quiere que Jessica lo ame, y durante un largo trecho la obliga a ello. Es tarde que se da cuenta que eso no es amor, y desea que ella lo ame de motu propio.

Durante los capítulos veremos el ida y vuelta –algo alargado, a mi gusto le sobran tres capítulos a la serie- entre Jessica y Kilgrave que se escapa una y otra vez. Ella conocerá a Luke Cage (Mike Colter) que será su amor eterno, revivirá su relación con Trish ‘Patsy’ Walker (Rachel Taylor) AKA Hellcat en los cómics, que fue una estrella juvenil extremadamente similar a Miley Cyrus, y ahora es una personalidad radial y fue su hermana adoptiva una vez que Jessica se quedó huérfana. También desarrollara la relación con sus vecinos, el drogón Malcolm, y la pareja de gemelos bizarros Ruben y Robyn.

Todos estos tejes y manejes son propicios a la historia y necesarios, pero por momentos, la serie cae en una dinámica «The Following» (cancelada gracias al cielo) donde uno ya asimila que en un momento dado alguien va a fallar.

El «malo de la temporada» es un acierto en tanto el argumento no se debilita nunca si la serie es corta, no obstante a Jessica se le echa en falta subplots que no se conecten con la trama principal como para aliviar un poco al tensión palpable general de pensar que todo está conectado con Kilgrave, evento que también se daba en Daredevil pero al estar algo escondido y aparecer mas tarde el personaje de Kingpin (y ser mucho mas querible también), se hacía mas llevadero. Podrían haber ahondado en el origen de Jessica, la vida de Trish (¿la veremos como Hellcat?), la relación con Luke –que tiene su propia serie por salir- e incluso, jugar mucho más con la idea de «otros héroes», sobre todo con el «hombre sin miedo». Sin duda dejan esos matices para subsecuentes temporadas.

El Mundo de Jones

Lo mejor que ha hecho Marvel, en oposición a DC, fue mantener a todos los personajes que tienen en su nómina fílmica bajo un mismo universo. Tachando «Fantastic Four», «X-Men» y un número de personajes menores, el resto conviven en el mismo sitio y es por eso que su universo fílmico del cine –el MCU- y el de las series (donde conviven «Agents of SHIELD», «Daredevil», «Jessica Jones» y las próximas «Luke Cage», «Iron Fist» y «Defenders») es exactamente el mismo. Eso es hermoso y a la vez un arma de doble filo porque implica que en el barrio de Jessica –que es a pasitos donde Iron Man tiene sus oficinas, y el Capitan América entrena a los New Avengers- mataron a un montón de gente que podría haber sobrevivido. La explicación es simple: es el mismo universo pero funciona como en los cómics. Cada héroe tienen su galería de enemigos y cada uno de ellos debe encargarse. Solo que ni en los cómics es así. Son poquísimos los cómics donde cuando a un héroe lo supera la situación no aparece otro a dar una mano. Marvel escapa hacia adelante y ya junta a dos de sus héroes en la misma serie: Jessica y Luke. Sin embargo, era una unión lógica desde que estos dos son pareja conocida. También se entiende desde el marketing.

A lo que voy: en algún punto, Marvel va a tener que ir aún más adelante y realmente conectar su universo de cine con el de las series más allá de las menciones a los eventos sucedidos. En algún punto deberían –mínimamente- intentar que algunos de los personajes secundarios de las películas hagan alguna participación en las series. Falcon, War Machine, Vision, incluso Scarlet Witch. ¿Saben lo bien que le habría venido a Jessica Jones tener a Scarlet Witch?

Sobre todo porque los comiqueros sabemos que Kilgrave no es uno de los grandes nombres de villanos. Ni siquiera tiene un poder muy difícil de evadir. Solo basta evitar oírlo para suspender el control. Kingpin, por otro lado, es uno de los grandes némesis de Marvel, y enemigo personal de Daredevil, pero el «Purple-Man» que también nació en las páginas del cómic del abogado Matt Murdock (el número 4 concretamente), no lo es, y al lado de los enemigos que estamos viendo en general en el universo cinemático, en palabras directas: es un medio pelo. Cierto es que el arco argumental de los cómics donde Kilgrave controla a Jessica trata temas muy adultos y serios, cosa que la serie traslada excelentemente y hace del villano alguien muy respetable aunque su trasfondo sea bastante menor.

Esto lo estamos viendo también en las series de DC (reseñadas por Alejandro Fili y Emanuel Mastropaolo en nuestra web) donde los villanos de Arrow son en general unos crotos que a Flash –y mucho menos a la recién llegada Supergirl- no le aguantan un round ni de casualidad, pero justo esto, DC y Berlanti lo hacen bien. Se piden ayuda cuando saben que están al horno. Se visitan mutuamente porque son amigos. Hay que ver como soluciona esto Marvel el año que viene con la llegada de Defenders donde es probable que luchen contra una suma de todos sus particulares males. Hoy por hoy, es la crítica mas grande que les hago.

 

Conclusión

Como en Daredevil, pero en otro tono, Netflix y ABC no se guardaron nada para su nueva serie. Está dirigida con maestría y calidad cinematográfica. El tono es distinto porque Daredevil es mas evidentemente una serie de superhéroes mientras Jessica Jones es una serie de detectives donde la protagonista es (o fue) un superhéroe. Las escenas de acción son mínimas y no tan bien hechas como en su antecesor. Tampoco son tan importantes en los trece capítulos donde la batalla es mas mental que otra cosa, pero se extraña la dinámica. Kilgrave es un cobarde esmirriado que usa su poder para controlar las mentes, no quiere violencia física y jamás la ejecuta él mismo sino que obliga a sus víctimas a infligirla. Es por eso que hay más interacciones físicas de corte sexual que de corte violento. Y es un acierto.

Jessica Jones es excelente en cualquier otro sentido salvo el de la interacción con el universo Marvel, reducida a un par de frases y a un evento de un capítulo en particular donde un personaje la quiere matar por ser «una de ellos». Aparte de eso, se deja bastante más de lado que en Daredevil y no parece justo, ni lógico, que un universo compartido tenga tanto de universo y tan poco de compartido. Al menos no son como DC que teniendo un Flash super popular en la televisión inventan uno nuevo para las películas.

Pongan Netflix y háganse una maratón de Jessica. No se van a arrepentir.